En la nueva batalla de la Guerra del Fútbol que tiene lugar este verano, el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, es el abanderado de los nueve equipos que han cedido sus derechos a Sogecable (Grupo PRISA). Estos se quejan de que Jaume Roures, presidente de Mediapro, el otro frente y quien tiene la sartén por el mango, les ha castigado por pasarse al otro bando poniéndoles los peores horarios de las tres primeras jornadas de la Liga que debiera comenzar en diez días. Pero lo más curioso del asunto es que este nuevo frente se comenzó a formar el pasado mes de mayo, cuando el hasta entonces poseedor de los derechos del club rojiblanco, Telemadrid, se vio abocado a tener que romper ipso facto un contrato que finalizaba en 2015.
A finales de ese mes, acabada ya la pasada Liga, los dirigentes del ente público madrileño, a instancias de la jefa Esperanza Aguirre, comunicaron al Atlético que la situación era insostenible y que se cerraba el grifo. En una reunión se firmaron los documentos, tan secretos como los anteriores y como el propio encuentro, al que asistieron además de representantes de la Comunidad de Madrid y de Telemadrid, el propio Cerezo con Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético, y Roures, cuya presencia respondía al acuerdo a tres bandas con Mediapro que se había mantenido desde que en 2007 entrara en vigor este extraño contrato.
¿Por qué extraño? Pues por varias razones, tal y como explicaron a El Confidencial fuentes cercanas al pacto. Primero, porque los 20 millones por temporada que en teoría pagaba Telemadrid al Atlético no podían estar saliendo de las arcas de una empresa pública que sufría para saldar sus cuentas más importantes, como proveedores, nóminas, etc., lo que le ha llevado a estar a punto de ser privatizada.
Segundo, y que explica lo primero, porque lo que desembocó en la firma (rubricada antes de explotar la actual crisis mundial) fueron negociaciones donde Cerezo, Ignacio González (mano derecha de Aguirre y con gran relación con el presidente rojiblanco) y representantes de Caja Madrid, ahora Bankia, se pusieron de acuerdo para que Telemadrid asumiera esa cantidad pactada de 20 millones de euros anuales. Entonces, la oposición socialista y los sindicatos votaron en contra y ya alertaron de lo turbio de un acuerdo que tildaron de “ruinoso”.
Y tercero, porque el desarrollo del acuerdo, que, como su final, sólo fue lo mínimamente transparente que manda la corrección política, fue tan poco productivo para la televisión de todos los madrileños que carecía de toda lógica. De hecho, Telemadrid pactó con Roures para canjear estos derechos (más los del Getafe, por los que pagaba ocho millones) con los de otros clubes de Mediapro y retransmitir así el partido en abierto del sábado, pero lo sorprendente es que también pagaba un importante suplemento por esto. Por otro lado, llama la atención que fuera la productora de Cerezo la que gestionara la publicidad y demás aspectos de dichas retransmisiones.
Mutismo dentro de Telemadrid
Desde dentro de Telemadrid, mientras veían llegar los recortes y la convulsión interna crecía semana tras semana, ni siquiera los altos cargos se atrevieron nunca a preguntar por este desorbitado acuerdo. Aunque en secreto siempre osaron a tacharlo de una ayuda directa al club rojiblanco, con dinero público y con la excusa de la compra de derechos, eso sí, a través de un complejo acuerdo es de suponer que dentro de la legalidad pero del que nunca se ha conocido todo su fondo. Vamos, que dieron por hecho que Telemadrid no podía estar pagando ese dinero y punto.
A estos rumores ayudan todos los acuerdos que el Atlético ha venido firmando con Comunidad y Ayuntamiento para la venta de los terrenos del Vicente Calderón, el traslado a La Peineta o la cesión del que sería el Estadio Olímpico de Madrid. Esos 20 millones serían, presuntamente, una partida más de compensación que las autoridades madrileñas aportarían al que pasa por ser el club más endeudado con la Hacienda española.
Gil Marín y Cerezo, ¿juntos?
Difícilmente se sabrá alguna vez a ciencia cierta cómo fue esta operación y su brusco y precipitado final. De hecho, no se ha publicado una línea hasta ahora sobre esto último, y eso que tras la citada reunión Atlético-Telemadrid-Roures, que tuvo lugar en la sede de la televisión en la Ciudad de la Imagen, Gil Marín y Cerezo fueron directamente al tanatorio donde Florentino Pérez incineraba a su mujer Pitina. Evidentemente, que aparecieran a la vez y juntos los dos dirigentes rojiblancos, algo muy poco usual, no destacó en un acto de esta naturaleza, pero sin embargo tenía bastante de significativo. A partir de ese día, el Atlético empezó a negociar con Sogecable que acabó por comprar sus derechos.
La reivindicativa plataforma de empleados de Telemadrid acusa a Cerezo de haber ganado de este medio público, por medio de sus empresas y gracias a las buenas relaciones que mantiene con la Comunidad, 300 millones de euros, una cantidad superior a la deuda del ente. No en vano, el dirigente atlético pasa por ser uno de los mejores posicionados para hacerse con la televisión madrileña si acaba finalmente por privatizarse.
El Confidencial.com
Normal que en España no haya dinero con estos golfos