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El Real Madrid ya está en octavos de final de la Champions League en
lo que fue seguramente la mejor noticia para los merengues en el Etihad
Stadium. Que no la mejor enseñanza. Pues el Real Madrid desperdició una
oportunidad inmejorable para dar un golpe en la mesa y enviar un aviso a
toda Europa, todo por no aprovechar lo suficiente unos primeros veinte
minutos donde tuvo a los citizens a su merced. Benzema marcó un gol
entonces, pero pudieron ser muchos más. Y a partir de ahí, en cuanto
Mancini cambió de dibujo táctico, el Real Madrid se dejó llevar hasta el
punto de que pudo pagarlo más caro aún de lo que lo hizo.
Agüero marcó el empate a falta de veinte minutos en un penalti de
Arbeloa que le costó la expulsión cuando no parecía merecer ninguna de
las dos sanciones. Algo que irritó sobremanera a un Mourinho que seguro
que obviará después que su equipo estuvo deambulando sobre el césped
durante los tres cuartos de hora anteriores al empate. Lo que terminó de
dejar un muy buen resultado a la postre para los blancos, gracias entre
otras cosas a alguna acción milagrosa de Casillas, pero una mala imagen
para lo bien que pintaba el partido para el Real Madrid.
Y es
que el partido no pudo empezar mejor para los soldados merengues en el
Etihad Stadium. Roberto Mancini apostó de inicio por un dibujo al que
parecieron no acomodarse sus propios jugadores, con una defensa de tres
con dos carrileros. Y es que en los primeros 25 minutos de partido el
Manchester City estuvo completamente desaparecido ante un Madrid
arrollador que, si no metió cinco goles en el primer cuarto de encuentro
fue sólo porque el dios del fútbol no lo quiso. Porque desde luego que
merecerlo, lo mereció. Y ocasiones no le faltaron tampoco.
No
obstante, Karim Benzema aprovechó una de las primeras oportunidades en
el minuto nueve para adelantar al Real Madrid en el electrónico. El
francés le ganó la espalda a un Maicon que parecía que no iba con él la
cosa y remató a gol desde al área pequeña un centro lateral de Di María
en lo que fue la mejor muestra del desconcierto que reinaba en el cuadro
citizen. Aunque no la única. Y es que después del gol, Sami Khedira
tuvo dos remates que se marcharon fuera por poco, y luego un mano a mano
donde se le apagaron las luces ante Hart.
Muchos pensaban
entonces que si le hubieran caído esos balones a otro jugador
madridista, la historia hubiera sido distinta. Pero poco después,
Ronaldo también falló su correspondiente mano a mano ante Hart. Intentó
una vaselina que se quedó corta, y al rechace del defensa bajo el
larguero tampoco supo ni acertar con el tiro a puerta, ni con la posible
asistencia a un Benzema que estaba solo. La portería del Manchester
City se le había hecho al Real Madrid tan pequeña como ellos mismos
hacían parecer a los jugadores citizen. Y lo lamentarían.
Y
es que mediada la primera parte, Roberto Mancini decidió cambiar de
nuevo a una defensa de cuatro, y el Manchester City recuperó esa solidez
que se le presuponía y que estaba diluida hasta ese momento. Y el caso
es que, desde entonces, el Real Madrid no volvió a encarar ya casi más
al cancerbero inglés. No le preocupó ceder la posesión al cuadro local
en un intento de aprovechar los contraataques, como había hecho el mismo
City en el Santiago Bernabéu, sin embargo no acertó a encontrar
ninguno. Y al contrario, con el control del balón, el Manchester City
poco a poco se fue creciendo, se lo fue creyendo. Máxime cuando, tras el
descanso, Javi García reforzó la medular del cuadro inglés,
desconectando los hilos merengues en ataque.
Hasta el punto de
que Casillas tuvo que esforzarse al máximo para contrarrestar las
acometidas del City en la segunda parte. Primero, abortando un mano a
mano tras un mal control de Agüero nada más regresar del descanso. Pero
sobre todo a la hora de partido, despejando con el pecho y sobre la
línea de gol un remate del Kun a bocajarro a centro-chut de Maicon.
Arbeloa perdió su marca, pero el ‘Santo’ no perdió sus reflejos. Aunque
eso sí, diez minutos después, Casillas ya no pudo hacer nada ante el Kun
cuando dispuso de un lanzamiento de penalti. Pena máxima que concedió
el trencilla italiano en una acción del propio Agüero con Arbeloa que no
parecía punible para nada, sino más bien un tropiezo mutuo.
Sea
como fuere, acción que le costó un gol y la expulsión del salmantino a
un Real Madrid que llevaba demasiados minutos a la espera de un destello
individual como para plantarle cara colectivamente al cuadro inglés en
el último cuarto de hora de partido. De ahí que el partido muriera con
el equipo blanco metido en su propio campo, con Albiol, Pepe, Ramos,
Varane y Coentrao sobre el césped incluso. Todo ello cuando podía haber
salido del Etihad Stadium con una goleada histórica en casa de uno de
sus más fuertes rivales europeos a corto o medio plazo. Lo desaprovechó,
y lo acabó acusando, dejando en la retina un empate con tintes
raquíticos. Y gracias.
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