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Después de conseguir la clasificación para los cuartos de final de
la Copa del Rey, el Real Madrid retoma el pulso a la Liga con un partido
espinoso donde los haya: ante Osasuna en el Reyno de Navarra. Y es que
es sabido por todos el ambiente tan caliente que se dibuja en el feudo
rojillo cada vez que acude el equipo merengue, que paradójicamente
guarda buenos recuerdos del alirón cantado allí en su penúltimo título
liguero.
Sea como fuere, este partido viene enmarcado en unas circunstancias
que lo hacen especial per sé, más allá de la tradición histórica entre
ambas entidades. Y es que el Osasuna llega muy necesitado de puntos,
ocupando el farolillo rojo de la clasificación con apenas 14 puntos en
las 18 jornadas disputadas, y con cada vez más dudas sobre la viabilidad
en Primera del proyecto comandado por José Luis Mendilibar.
Y
mientras tanto, el Real Madrid llega en uno de sus mejores momentos de
las últimas semanas, tras haber sumado dos victorias consecutivas ante
Real Sociedad y Celta de Vigo, algo que no sucedía desde hacía un mes.
Poco para todo un Real Madrid, pero al menos es bastante más de lo que
mostraba este equipo antes de las vacaciones navideñas. Máxime teniendo
en cuenta las constantes polémicas deportivas y extradeportivas en las
que se ve envuelto día sí y día también. Muchas de ellas con su técnico
José Mourinho en el ojo del huracán.

a decir verdad, nada ha tenido que ver el de Setúbal en la última de
todas: los cinco partidos de sanción a Sergio Ramos por su expulsión
ante el Celta de Vigo, habiendo llamado “sinvergüenza” al colegiado Ayza
Gámez. Ya había precedentes similares en la presente campaña, pero
media España anda levantada en armas contra el Comité de Competición, en
una decisión que sin duda ha marcado el choque en el Reyno de Navarra.
Y
es que el equipo blanco puede llegar a Pamplona sin su columna
vertebral. Antonio Adán, Cristiano Ronaldo y el propio Sergio Ramos
están sancionados, con Pepe lesionado, y la duda más que razonable de
Xabi Alonso, que tuvo que retirarse del partido ante el Celta por una
contractura cervical y el jueves no entrenó junto a sus compañeros. Y a
ello hay que unir las también dudas de Coentrao y Marcelo, con lo que el
Real Madrid prácticamente llega en cuadro. Más que por la cantidad de
bajas, por la importancia de las mismas.
Sea como fuere, nada
tiene en juego el Real Madrid en este partido más allá del honor, de la
posibilidad de lavar su imagen, y de tomar carrerilla de cara a los
cuartos de final de Copa del Rey ante el Valencia. La Liga no está al
alcance de los blancos. Y el Osasuna, que lo sabe, recibirá a los
pupilos de Mourinho con todavía más ganas de las que le suele echar
habitualmente. Y ya son. Promete la batalla por el Reyno de Navarra.


