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Highbury está inmerso en la reaparición del triunfo y el desembolso veraniego de casi 50 millones de euros, la excelsa actuación de un joven galés estrellado por las lesiones y un curso que ha adoptado figura de líder, antojan delicado que el wengerismo acepte el cese de los galones que porta el Arsenal a día de hoy.
En la plantilla del Arsenal al comienzo de la Premier League no se atisbaba ningún estigma de esperanza; si los títulos llegaban a Londres no sería al Emirates. Los ojos del fútbol europeo compadecían una previsible gris temporada que la llegada de Mesut Özil y Mathieu Flamini y la evolución potencial de Giroud y Ramsey han tornado en admiración. Es difícil quitarle a un niño un caramelo de la boca.
En las apuestas la cota del Arsenal rozaba lo criminal a principio del campeonato liguero, y a un cuesta digerir que el conjunto de Arsène Wenger alce el título al concluir la temporada. El curso es largo; los futbolistas necesitan descanso y las vacas flacas llegarán tarde o temprano. Las plantillas de Chelsea, Manchester United, Manchester City o Tottenham son más profundas y completas que el grupo gunner. Más de media temporada –competiciones coperas, Champions League y Premier League- motivan la necesidad de realizar incorporaciones al equipo en el cercano mercado invernal.
Sergio Agüero, Álvaro Negro y Edin Dzeko; Robin Van Persie, Wayne Rooney y Javier Hernández ‘Chicharito’; Samuel Eto’o, Fernando Torres y Demba Ba; Olivier Giroud y Nicklas Bendtner. Evidentes carencias en la delantera. El delantero galo está conformando una excelente temporada; cada partido es un clinic de juego de espaldas, asociación y posibilidades extras al resto de compañeros. Además, ha mejorado su puntería de cara a puerta con respecto a la temporada pasada. Sin embargo, Giroud no tiene recambio. Bendtner no es una alternativa real; está más fuera del equipo que inmerso en él. El danés copa noticias más sus escándalos públicos que por sus apariciones en el terreno de juego.
El Arsenal necesita un delantero. Un delantero y, casi con total seguridad, un refuerzo para la línea defensiva. Pero, sobre todo, un delantero. El dispendio del verano a favor de la contratación de Özil fue en contra de la adquisión de un ‘9’ que, ahora que el barco navega bien, se antoja aún más necesario y debe ser, por ende, más asequible. En esto han llegado a Londres los nombres de Álvaro Morata y Alexandre Pato; Wenger he negado esbozando una sonrisa.
El joven delantero del Real Madrid aguarda ante Karim Benzema la posibilidad de disputar minutos con la elástica blanca. Cuando ha tenido la oportunidad, ha dado la talla. El brasileño, intenta relanzar una carrera plagada de problemas físicos en su país natal; el Corinthians abonó 15 millones al AC Milan para hacerse con los servicios de Pato.
Cualquiera confortará un plus para la plantilla de Wenger. De hecho, si el español o brasileño no vuelan hasta Londres, el Arsenal deberá hacerse con los derechos de algún otro; ciertamente es sencillo mejorar el nivel actual de la delantera del Arsenal. El Arsenal necesita un ‘9’. Lo necesita para que el curso no quede en un extraordinario comienzo. Lo necesita para que no sean 9 los años en que no llega un título a Highbury.
Fuente goal.com
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En la plantilla del Arsenal al comienzo de la Premier League no se atisbaba ningún estigma de esperanza; si los títulos llegaban a Londres no sería al Emirates. Los ojos del fútbol europeo compadecían una previsible gris temporada que la llegada de Mesut Özil y Mathieu Flamini y la evolución potencial de Giroud y Ramsey han tornado en admiración. Es difícil quitarle a un niño un caramelo de la boca.
En las apuestas la cota del Arsenal rozaba lo criminal a principio del campeonato liguero, y a un cuesta digerir que el conjunto de Arsène Wenger alce el título al concluir la temporada. El curso es largo; los futbolistas necesitan descanso y las vacas flacas llegarán tarde o temprano. Las plantillas de Chelsea, Manchester United, Manchester City o Tottenham son más profundas y completas que el grupo gunner. Más de media temporada –competiciones coperas, Champions League y Premier League- motivan la necesidad de realizar incorporaciones al equipo en el cercano mercado invernal.
Sergio Agüero, Álvaro Negro y Edin Dzeko; Robin Van Persie, Wayne Rooney y Javier Hernández ‘Chicharito’; Samuel Eto’o, Fernando Torres y Demba Ba; Olivier Giroud y Nicklas Bendtner. Evidentes carencias en la delantera. El delantero galo está conformando una excelente temporada; cada partido es un clinic de juego de espaldas, asociación y posibilidades extras al resto de compañeros. Además, ha mejorado su puntería de cara a puerta con respecto a la temporada pasada. Sin embargo, Giroud no tiene recambio. Bendtner no es una alternativa real; está más fuera del equipo que inmerso en él. El danés copa noticias más sus escándalos públicos que por sus apariciones en el terreno de juego.
El Arsenal necesita un delantero. Un delantero y, casi con total seguridad, un refuerzo para la línea defensiva. Pero, sobre todo, un delantero. El dispendio del verano a favor de la contratación de Özil fue en contra de la adquisión de un ‘9’ que, ahora que el barco navega bien, se antoja aún más necesario y debe ser, por ende, más asequible. En esto han llegado a Londres los nombres de Álvaro Morata y Alexandre Pato; Wenger he negado esbozando una sonrisa.
El joven delantero del Real Madrid aguarda ante Karim Benzema la posibilidad de disputar minutos con la elástica blanca. Cuando ha tenido la oportunidad, ha dado la talla. El brasileño, intenta relanzar una carrera plagada de problemas físicos en su país natal; el Corinthians abonó 15 millones al AC Milan para hacerse con los servicios de Pato.
Cualquiera confortará un plus para la plantilla de Wenger. De hecho, si el español o brasileño no vuelan hasta Londres, el Arsenal deberá hacerse con los derechos de algún otro; ciertamente es sencillo mejorar el nivel actual de la delantera del Arsenal. El Arsenal necesita un ‘9’. Lo necesita para que el curso no quede en un extraordinario comienzo. Lo necesita para que no sean 9 los años en que no llega un título a Highbury.
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