Andreu está centrado sólo en el filial, pero ya ha debutado en Copa, Liga y Champions, con dos goles incluidos
Andreu Fontàs es un producto de la ‘terra’ que ha madurado en el Barça con la misma naturalidad con la que asume la popularidad en su pueblo natal, Banyoles. Creció junto a un lago y pendiente de unos colores, los del Barça. Lo bueno que tienen los canteranos llegados de la geografía catalana es que se sienten culés mucho antes dae vestir la camiseta blaugrana.
“¿Fichar por el Barça? ¡Pero si yo pagaría por jugar allí!”, exclamó a los 17 años, cuando supo que dejaría el juvenil del Girona por el del Barça. De aquello hace cuatro años –cumplió 21 el 14 de noviembre– y desde entonces su progresión ha sido constante. Su padre, Jordi Fontàs, lo resume así: “No tenemos perspectiva porque todo ha ido pasando de forma normal. Primero el juvenil, luego el B, el ascenso y luego poder debutar con el primer equipo”. Fontàs es un hombre tranquilo que transpira calma, la misma en el campo que fuera, lo que no significa falta de carácter. Ha debutado en Copa, Liga y Champions y hoy también lo hará con la selecció catalana ante Honduras. Pep Guardiola prefiere que sea indiscutible en el Barça B antes que privarle de minutos en el primer equipo, pero todo llegará. El pasado verano rechazó una oferta millonaria del West Ham que hubiera hecho dudar a cualquiera. No a él. En el Barça se siente como en casa y, aunque es un profesional, hay cosas que están por encima del dinero. Una de ellas es el Barça; la otra, ser feliz.
Aquí mantiene sus amistades de siempre, los mismos con los que dejó Banyoles para marcharse a estudiar a Barcelona –cursa la carrera de Magisterio– y jugar a fútbol. Regresa a casa siempre que puede para estar con su familia, sus padres, Jordi y Carme, y su hermana Jordina. En el Barça ha sumado nuevos compañeros de viaje, como Oier, Masip y Miño, los tres porteros del Barça B, inseparables de Fontàs, al que llaman el cuarto portero. Tanto es así que Ricard Segarra, el técnico de guardametas del filial, lo convoca a menudo a las reuniones junto al resto de arqueros. De hecho, Andreu y Oier comparten piso en Barcelona.
Su abuelo Miquel Fontàs y su padre –ambos jugaron en el Banyoles y el último es ahora uno de sus directivos– inculcaron su amor por el fútbol a Andreu, que acude a ver a los blanquiazules con la bufanda cuando le es posible. Andreu ha subido varios escalones más que ellos, pero le falta el más difícil, situarse al nivel de sus referentes, Puyol y Piqué. De momento, ya es todo un personaje en Banyoles, donde firma los mismos autógrafos y se hace las mismas fotos que ellos.