La reunión de ayer entre su agente y representantes del club terminó sin acuerdo por culpa de los variables.
De las 10.00 y hasta las 13.30 horas, durante tres horas largas, el vicepresidente Josep Maria Bartomeu, el director deportivo Andoni Zubizarreta y el director de fútbol Raúl Sanllehí trataron de encauzar las conversaciones con Orobitg pero todos los esfuerzos fueron en vano. La renovación está cerca, pero los flecos que permitirían cerrar un acuerdo definitivo no terminan de concretarse. El Barça, ya por la tarde, remitió al despacho del representante una nueva propuesta formal. Las dos partes, de todas formas, mantienen el optimismo y se han citado para más adelante seguros de que la entente terminará por llegar.
El problema no es la duración del contrato. Tiene 22 años, termina en 2013 y el Barça pretende alargarlo hasta 2015 cuando cumpla los 27. Al canterano también le parece un buen momento para hablar de nuevo. Todos, por supuesto, están por la labor de un aumento salarial. En el Camp Nou entienden que su nómina, como campeón del mundo y por el protagonismo adquirido desde su debut en 2008, ha quedado desfasada y más desde la llegada de Mascherano, cuyos emolumentos están por encima de los cuatro millones. Le propusieron, como a todos, un fijo más variable en función de los partidos disputados y los títulos conquistados. El fijo no es tan elevado y el capítulo de variables está, obviamente, sujeto a una titularidad. Quién le garantiza, reflexiona Sergio, que mantendrá la misma regularidad en el once como hasta ahora. La cláusula, cifrada en 80 millones en la última revisión efectuada por Laporta, no será obstáculo. Tras la reunión, Orobitg se desplazó a la Ciutat Esportiva para informar a 'Busi'.