Como si de un anuncio de grandes almacenes se tratara, acabamos de asistir a las 48 horas de oro en la Caja Mágica. Menos de dos días que pueden marcar tendencia, porque al Madrid ya no le aprieta la corbata, se la ha quitado. De golpe y porrazo vuelve a la Final Four década y media después y bate al Barça en la ACB por primera vez en tres años.
Le había superado en la Euroliga, pero también hacía ya su tiempo (doce meses y medio). Fin a una racha de 0-6 contra el ogro azulgrana y de 1-13 si nos remontamos hasta febrero de 2009. No estaba Navarro, por supuesto; pero Molin tampoco contó con Sergio Rodríguez y perdió a Llull por lesión en el tercer cuarto (rotura de fibras).
El Regal Barça anda de bajón. De nada le sirvió haber preparado el clásico durante una semana; volvió a caer. Cuarta derrota seguida y la sensación de que algo ha hecho clac dentro del vestuario. Pascual no irradia el mismo control de antaño, lógico. Cuando el temporal arrecia hasta el más pintado se despeina. Su equipo mantiene el despliegue físico, pese a los años, y conserva el talento, sin embargo queda menos de ese bloque coral que maravilló durante tantos meses, que arrasó al Madrid como un ciclón allá por septiembre. Y el ejemplo más significativo es Ricky Rubio: lo tiene todo, pero ha perdido la brújula. Se le ve sufrir. Ayer -4 de valoración, cinco tiros fallados y algo más importante, no transmite.
Pero recuerden, faltaba Navarro y eso siempre es demasiado. En su ausencia Grimau tiró del carro y lo hizo con inteligencia, sacando faltas por doquier, ante rivales más altos. Aplausos para él, gran actuación, pero con eso no le dio al Barça. Porque, entre otras cosas, Ingles fue incapaz de buscar una sola ventaja cerca del aro cuando le defendía Prigioni (17 centímetros de diferencia). Tuvo que salir Lakovic a enmendarle la plana.
Por entonces el Madrid acababa de firmar su máxima ventaja (15-4) y, pese a perderla, mantuvo las riendas con firmeza hasta el último cuarto (50-43). Primero con Llull imitando a La Bomba y más tarde con Suárez, modelo de gallardía para sus compañeros. Restaba la pegada postrera azulgrana y llegó en medio de un nefasto arbitraje: 56-57, 62-64... El Madrid andaba exhausto, aunque aún le quedaban Prigioni y Tomic. Su conexión forzó la prórroga y selló el triunfo, el de la voluntad más allá de la resistencia. Rugía la Caja Mágica: "¡Nos vamos a Barcelona!". Ya saben, a la Final Four.
gran victoria y semana perfecta , ganando al barça en ACB y con el billete a la final Four de Barcelona
Le había superado en la Euroliga, pero también hacía ya su tiempo (doce meses y medio). Fin a una racha de 0-6 contra el ogro azulgrana y de 1-13 si nos remontamos hasta febrero de 2009. No estaba Navarro, por supuesto; pero Molin tampoco contó con Sergio Rodríguez y perdió a Llull por lesión en el tercer cuarto (rotura de fibras).
El Regal Barça anda de bajón. De nada le sirvió haber preparado el clásico durante una semana; volvió a caer. Cuarta derrota seguida y la sensación de que algo ha hecho clac dentro del vestuario. Pascual no irradia el mismo control de antaño, lógico. Cuando el temporal arrecia hasta el más pintado se despeina. Su equipo mantiene el despliegue físico, pese a los años, y conserva el talento, sin embargo queda menos de ese bloque coral que maravilló durante tantos meses, que arrasó al Madrid como un ciclón allá por septiembre. Y el ejemplo más significativo es Ricky Rubio: lo tiene todo, pero ha perdido la brújula. Se le ve sufrir. Ayer -4 de valoración, cinco tiros fallados y algo más importante, no transmite.
Pero recuerden, faltaba Navarro y eso siempre es demasiado. En su ausencia Grimau tiró del carro y lo hizo con inteligencia, sacando faltas por doquier, ante rivales más altos. Aplausos para él, gran actuación, pero con eso no le dio al Barça. Porque, entre otras cosas, Ingles fue incapaz de buscar una sola ventaja cerca del aro cuando le defendía Prigioni (17 centímetros de diferencia). Tuvo que salir Lakovic a enmendarle la plana.
Por entonces el Madrid acababa de firmar su máxima ventaja (15-4) y, pese a perderla, mantuvo las riendas con firmeza hasta el último cuarto (50-43). Primero con Llull imitando a La Bomba y más tarde con Suárez, modelo de gallardía para sus compañeros. Restaba la pegada postrera azulgrana y llegó en medio de un nefasto arbitraje: 56-57, 62-64... El Madrid andaba exhausto, aunque aún le quedaban Prigioni y Tomic. Su conexión forzó la prórroga y selló el triunfo, el de la voluntad más allá de la resistencia. Rugía la Caja Mágica: "¡Nos vamos a Barcelona!". Ya saben, a la Final Four.
gran victoria y semana perfecta , ganando al barça en ACB y con el billete a la final Four de Barcelona