El Málaga quiere seguir en Primera y Julio Baptista se ha empeñado en que así sea. El equipo de Pellegrini, o mejor dicho, el de la «Bestia» brasileña, consiguió ayer una victoria importantísima por la salvación. Logró un triunfo que le lleva hasta los 39 puntos y que dejan la permanencia virtual a tiro de una victoria. Además, asestó un golpe mortal a uno de sus rivales directos en un encuentro más parecido a una montaña rusa que a un partido de fútbol.
No se sorprendan si la crónica del choque de ayer en Martiricos no recoge mucho fútbol y sí grandes dosis de alegría, sensaciones, pura matemática y héroes con nombres propios.
El primero, sin lugar a dudas, es Julio Baptista. El artista de Sao Paulo sigue en estado de gracia. Ayer volvió a marcar dos goles y manifestó, de nuevo, todos los calificativos recogidos en las últimas tres semanas. La «Bestia» es un hombre bestial, dentro y fuera del campo, y no nos equivocaríamos al afirmar que es el mejor jugador que ha vestido la camiseta del Málaga CF en la época moderna. Es de esas personas que tienen estrella y el equipo lo está agradeciendo. Es difícil de explicar cómo en un deporte de equipo, un solo hombre puede cambiar tanto a un grupo. Pero si alguien tiene la respuesta, ése es el ´6´ blanquiazul.
La remontada
El brasileño marcó el primer tanto de la tarde para iniciar la remontada y para invalidar el tempranero guantazo de los alicantinos a la ilusión malaguista. Pero repitió hazaña 70 minutos después al cerrar un resultado para la tranquilidad con un magnífico testarazo.
Es evidente que si el Málaga quiere seguir vivo se tiene que agarrar a Baptista. Y también es evidente que con el brasileño sobre el verde, las opciones de permanencia se disparan. Con sus goles, suma siete en ocho jornadas y cinco en los últimos tres partidos, el astro malaguista ha llevado la tranquilidad a Martiricos. Ahora el Málaga cuenta con 39 puntos. Está a tres de los teóricos 42 que suelen otorgar la salvación virtual. Y deja a un rival directo por la permanencia a seis puntos cuando sólo restan 12 por jugarse. La Liga, para el Málaga, se pone de dulce máxime cuando aún tienen que venir a La Rosaleda un Sporting salvado y un teórico Barcelona campeón.
Sin embargo, es prematuro lanzar las campanas al vuelo. Los rivales no levantan el pie del acelerador y aunque el Málaga haya tomado aire, el fútbol es caprichoso hasta que las matemáticas mandan.
Se afirmaba en la previa que el partido con el Hércules sería a vida o muerte. Que sólo podría quedar uno y que el choque era de los que valen seis puntos. No faltó razón. La tensión del encuentro se hizo notar en ambos conjuntos, pero por fortuna fue un partido abierto y lleno de alternativas.
El Hércules, pese a la derrota, fue un rival muy digno. Sobó el balón con cariño y sólo la expulsión de Fritzler o el poderío de Baptista frenaron que se llevara algo positivo de Málaga. Parece evidente que están casi condenados, pero su apuesta fue aplaudida ayer en Málaga.
El partido en sí mismo es difícil de explicar. Hubo varios arreones que precipitaron los acontecimientos una y otra vez. El primero de ellos llegó casi desde la caseta. Valdez, en la primera aproximación, paró los ilusionados corazones malagueños con un testarazo inapelable (4´). Era algo más que un aviso. Era toda una declaración de intenciones.
Pero con Baptista no se juega y por eso, el brasileño, a centro de Duda, colocó de nuevo el empate en el luminoso (5´). Acudió la estrella rauda y veloz para poner las cosas en su sitio.
A partir de entonces, el partido bajó en intensidad. El Málaga no se lanzó a la desesperada. Contó hasta diez y calculó el tiempo que restaba hasta la meta. Hizo bien. Administró sus fuerzas y se calculó superior. Pero el paso de los minutos no dejaba ver esa lógica. Y el Hércules se mostraba suelto y con peligro. Así fue en una ocasión de Kiko (29´) o un disparo peligroso de Valdez (33´). Eso sí, Rondón, antes del descanso, elevó al máximo su mala fortuna al fallar un gol cantado (43´).
En la reanudación, el partido siguió mostrando las mismas constantes vitales. Pero en el minuto 66´, el choque dio otro arreón. Rondón comenzó a desprenderse de su pesada carga de actor secundario tras la llegada de Baptista para asumir responsabilidades. En una jugada personal suya provocó la segunda amarilla de Fritzler y un penalti que, tras visionar la repetición, no era porque la falta es fuera del área.
Apoño cogió el balón para ser el héroe –hasta el momento era uno de ellos–, pero el lanzamiento de la pena máxima se marchó a la madera. Ahí parecía que el castillo de naipes se venía abajo. Que otra vez tocaría morir en la orilla. Y que el Málaga no encontraría el camino contra diez como sucedió contra el Dépor. El mazazo psicológico apuntaba a ser demasiado duro. Pero no lo fue. El Málaga apretó los dientes y juró al cielo que este partido no se le escapaba. Y fue Rondón, el hombre gol del Málaga este año, el que acabó con su sequía y el que retomó el papel de protagonista (74´). Baptista, dos minutos después, sentenciaba el choque con otro testarazo inapelable. A partir de entonces, La Rosaleda ya no volvió a sufrir más. Y el Málaga acaricia, no sin sufrimiento, la salvación final.
Otro pasito para la salvacion
P.D. Animo a mi amigo FONSI y suerte para los proximos partidos.SALUDOS COMPAÑERO
No se sorprendan si la crónica del choque de ayer en Martiricos no recoge mucho fútbol y sí grandes dosis de alegría, sensaciones, pura matemática y héroes con nombres propios.
El primero, sin lugar a dudas, es Julio Baptista. El artista de Sao Paulo sigue en estado de gracia. Ayer volvió a marcar dos goles y manifestó, de nuevo, todos los calificativos recogidos en las últimas tres semanas. La «Bestia» es un hombre bestial, dentro y fuera del campo, y no nos equivocaríamos al afirmar que es el mejor jugador que ha vestido la camiseta del Málaga CF en la época moderna. Es de esas personas que tienen estrella y el equipo lo está agradeciendo. Es difícil de explicar cómo en un deporte de equipo, un solo hombre puede cambiar tanto a un grupo. Pero si alguien tiene la respuesta, ése es el ´6´ blanquiazul.
La remontada
El brasileño marcó el primer tanto de la tarde para iniciar la remontada y para invalidar el tempranero guantazo de los alicantinos a la ilusión malaguista. Pero repitió hazaña 70 minutos después al cerrar un resultado para la tranquilidad con un magnífico testarazo.
Es evidente que si el Málaga quiere seguir vivo se tiene que agarrar a Baptista. Y también es evidente que con el brasileño sobre el verde, las opciones de permanencia se disparan. Con sus goles, suma siete en ocho jornadas y cinco en los últimos tres partidos, el astro malaguista ha llevado la tranquilidad a Martiricos. Ahora el Málaga cuenta con 39 puntos. Está a tres de los teóricos 42 que suelen otorgar la salvación virtual. Y deja a un rival directo por la permanencia a seis puntos cuando sólo restan 12 por jugarse. La Liga, para el Málaga, se pone de dulce máxime cuando aún tienen que venir a La Rosaleda un Sporting salvado y un teórico Barcelona campeón.
Sin embargo, es prematuro lanzar las campanas al vuelo. Los rivales no levantan el pie del acelerador y aunque el Málaga haya tomado aire, el fútbol es caprichoso hasta que las matemáticas mandan.
Se afirmaba en la previa que el partido con el Hércules sería a vida o muerte. Que sólo podría quedar uno y que el choque era de los que valen seis puntos. No faltó razón. La tensión del encuentro se hizo notar en ambos conjuntos, pero por fortuna fue un partido abierto y lleno de alternativas.
El Hércules, pese a la derrota, fue un rival muy digno. Sobó el balón con cariño y sólo la expulsión de Fritzler o el poderío de Baptista frenaron que se llevara algo positivo de Málaga. Parece evidente que están casi condenados, pero su apuesta fue aplaudida ayer en Málaga.
El partido en sí mismo es difícil de explicar. Hubo varios arreones que precipitaron los acontecimientos una y otra vez. El primero de ellos llegó casi desde la caseta. Valdez, en la primera aproximación, paró los ilusionados corazones malagueños con un testarazo inapelable (4´). Era algo más que un aviso. Era toda una declaración de intenciones.
Pero con Baptista no se juega y por eso, el brasileño, a centro de Duda, colocó de nuevo el empate en el luminoso (5´). Acudió la estrella rauda y veloz para poner las cosas en su sitio.
A partir de entonces, el partido bajó en intensidad. El Málaga no se lanzó a la desesperada. Contó hasta diez y calculó el tiempo que restaba hasta la meta. Hizo bien. Administró sus fuerzas y se calculó superior. Pero el paso de los minutos no dejaba ver esa lógica. Y el Hércules se mostraba suelto y con peligro. Así fue en una ocasión de Kiko (29´) o un disparo peligroso de Valdez (33´). Eso sí, Rondón, antes del descanso, elevó al máximo su mala fortuna al fallar un gol cantado (43´).
En la reanudación, el partido siguió mostrando las mismas constantes vitales. Pero en el minuto 66´, el choque dio otro arreón. Rondón comenzó a desprenderse de su pesada carga de actor secundario tras la llegada de Baptista para asumir responsabilidades. En una jugada personal suya provocó la segunda amarilla de Fritzler y un penalti que, tras visionar la repetición, no era porque la falta es fuera del área.
Apoño cogió el balón para ser el héroe –hasta el momento era uno de ellos–, pero el lanzamiento de la pena máxima se marchó a la madera. Ahí parecía que el castillo de naipes se venía abajo. Que otra vez tocaría morir en la orilla. Y que el Málaga no encontraría el camino contra diez como sucedió contra el Dépor. El mazazo psicológico apuntaba a ser demasiado duro. Pero no lo fue. El Málaga apretó los dientes y juró al cielo que este partido no se le escapaba. Y fue Rondón, el hombre gol del Málaga este año, el que acabó con su sequía y el que retomó el papel de protagonista (74´). Baptista, dos minutos después, sentenciaba el choque con otro testarazo inapelable. A partir de entonces, La Rosaleda ya no volvió a sufrir más. Y el Málaga acaricia, no sin sufrimiento, la salvación final.
Otro pasito para la salvacion
P.D. Animo a mi amigo FONSI y suerte para los proximos partidos.SALUDOS COMPAÑERO