Hay jugadores distintos fuera y dentro del campo de
juego. Para situarnos dentro del marco de entendimiento del caso Agüero,
emplearemos sólo dos ejemplos de sus propios compatriotas, enraizados
en una tradición de lealtades y códigos que el Kun ha puesto en tela de juicio.
Juan Román Riquelme, por ejemplo, decidió jugar un
año gratis en Boca por el esfuerzo que hizo el club xeneize para
contratarlo; a su vez, y a pesar del conflicto con Pellegrini y el
Villarreal, hasta el día de hoy no se le ha escuchado una sola palabra crítica hacia los castellonenses. Es más, en un reciente reportaje para la televisión argentina, Román expuso todo su cariño y agradecimiento
al Villarreal, a pesar de tener alguna que otra razón para matizar su
confesado amor español: “soy hincha del Villarreal”, dijo.
Aunque Diego Simeone está comenzando una carrera de
entrenador que lo puede llevar a cualquier sitio, sin que nadie le
preguntara, no tardó en afirmar: “nunca dirigiría al Real Madrid”. El Cholo, ídolo y símbolo, al igual que Agüero, del Atlético de Madrid, hace de las lealtades un culto y del corazón del aficionado un dogma.
Estos dos ejemplos son apenas una muestra de la larga tradición argentina de guardar fidelidad
a las hinchadas que los han idolatrado. Es verdad que sus clubes de
origen mueven montañas de afecto por sus venas, pero no menos cierto es
que cuando alguien te adopta, te trata como estrella y te brinda, a
pesar de los pesares, toda su devoción, le debes algo y ese algo es, al menos, agradecimiento. Por cosas de la química, el amor, se siente o no se siente.
Se habla, y nadie puede comprobarlo, que Agüero fue influenciado por su suegro, Diego Maradona:
el ex seleccionador albiceleste, en tiempos que compartía intereses con
el Inter, comentó en público que el mejor club para el Kun era,
precisamente, el de Moratti y su agradecida chequera. Un par de años más tarde, y repartiéndose elogios con Mourinho, Maradona, una vez más, cambió el horizonte nerazzurri por el blanco para su hijo político: ¿dinero de por medio? Somos incapaces de demostrarlo y por tanto, apostamos por la tesis del consejo desinteresado, aunque parezcamos ingenuos.
Mientras el tiempo transcurría y Florentino Pérez pensaba en Agüero para ¿cargarse? a Higuaín y la sombra de Calderón y, de paso, dar un golpe en la mesa de las frustraciones vividas, Kun preguntaba a su amigo y compañero de selección, Leo Messi, si el Barça estaría dispuesto a ficharlo. Leo elevó la consulta y después de una respuesta afirmativa, sus agentes y Caminero se reunieron con dirigentes blaugranas y Zubi, respectivamente: el Atleti quería dinero más Thiago, Keita y Soriano. El Barça dijo no.
Paralelamente, Gil Marín aseguraba: “Agüero no irá al Real Madrid porque me daña a mí, al Atleti y a la afición”. Florentino dejó de pensar en el puñetazo clausular y se fue derechito hacia Neymar, el potencial crack del Santos.
Sergio Agüero, por tanto, se quedó en medio de la calle sin acera en
la que descansar sus ansias de cambio. Viéndose en la posibilidad y el
pánico de quedarse en el Atlético, se despachó con un “yo soy de Independiente, no del Atlético de Madrid”. Imperdonable.
Entendemos, cómo no, que todos los jugadores con proyección quieran irse del Atleti
o no deseen firmar por él. Un club desvencijado, espiritualmente
hablando, sólo puede salvarse con una inyección de capital que lo
encumbre al puesto que le pertenece: la élite del fútbol español.
Asumimos las frustraciones, los desencantos, las expectativas
pisoteadas por una directiva que fue incapaz de armar un equipo ganador
teniendo en su plantilla a Fernando Torres y al Kun. Claro que es comprensible. Sin embargo, inaceptable es su falta de cariño y respeto hacia la masa social colchonera,
la misma que ha estado sufriendo y alentando sus goles fallados, sus
intentos de resurrección en el derbi y su carente capacidad para hacer
del Atleti, otra vez, un grande.
A pesar de ello, jamás fue objeto de reproches, nunca malos gestos, y el grito de guerra de la hinchada rojiblanca era el del Kun, único ídolo y símbolo vivo
de una institución sin hogar afectivo. No había necesidad de herirlos,
de maltratarlos públicamente y de pisotear su corazón fiel a prueba de
traiciones.
Quizás por ello elija irse al Manchester City; por ello y porque no hay más postores a la vista, viendo que el Real Madrid se ha comportado como se espera de él, un caballero histórico, y que la Juve le sonó demasiada parecida al Atleti actual como para cambiar de agonía.
Se va Sergio Agüero y comprendemos su situación,
pero para ser distinto fuera del campo, alguien y no su yerno, le tiene
que aconsejar que la mano que te acaricia no debe ser escupida por lo
que otros llaman astucia. Esperemos que con los años, la herida
cicatrice y, a pesar de su error de juventud, sea recordado como lo que
fue: un crack que, aunque diga lo contrario, amó al Glorioso Atlético de Madrid.
Yo ya no me atrevo apostar por nadie,pero con el ultimo fichaje blanco dudo que se fiche al kun,pero ciertos medios de comunicacion insisten en que sera blanco.
Ahora si el Kun ha hecho todas estas declaraciones sin tener nada atado es una locura de su parte, y yo no creo que sea asi,otra cosa que el equipo en cuestion a la hora de la verdad se ha hechado para atras.
juego. Para situarnos dentro del marco de entendimiento del caso Agüero,
emplearemos sólo dos ejemplos de sus propios compatriotas, enraizados
en una tradición de lealtades y códigos que el Kun ha puesto en tela de juicio.
Juan Román Riquelme, por ejemplo, decidió jugar un
año gratis en Boca por el esfuerzo que hizo el club xeneize para
contratarlo; a su vez, y a pesar del conflicto con Pellegrini y el
Villarreal, hasta el día de hoy no se le ha escuchado una sola palabra crítica hacia los castellonenses. Es más, en un reciente reportaje para la televisión argentina, Román expuso todo su cariño y agradecimiento
al Villarreal, a pesar de tener alguna que otra razón para matizar su
confesado amor español: “soy hincha del Villarreal”, dijo.
Aunque Diego Simeone está comenzando una carrera de
entrenador que lo puede llevar a cualquier sitio, sin que nadie le
preguntara, no tardó en afirmar: “nunca dirigiría al Real Madrid”. El Cholo, ídolo y símbolo, al igual que Agüero, del Atlético de Madrid, hace de las lealtades un culto y del corazón del aficionado un dogma.
Estos dos ejemplos son apenas una muestra de la larga tradición argentina de guardar fidelidad
a las hinchadas que los han idolatrado. Es verdad que sus clubes de
origen mueven montañas de afecto por sus venas, pero no menos cierto es
que cuando alguien te adopta, te trata como estrella y te brinda, a
pesar de los pesares, toda su devoción, le debes algo y ese algo es, al menos, agradecimiento. Por cosas de la química, el amor, se siente o no se siente.
Se habla, y nadie puede comprobarlo, que Agüero fue influenciado por su suegro, Diego Maradona:
el ex seleccionador albiceleste, en tiempos que compartía intereses con
el Inter, comentó en público que el mejor club para el Kun era,
precisamente, el de Moratti y su agradecida chequera. Un par de años más tarde, y repartiéndose elogios con Mourinho, Maradona, una vez más, cambió el horizonte nerazzurri por el blanco para su hijo político: ¿dinero de por medio? Somos incapaces de demostrarlo y por tanto, apostamos por la tesis del consejo desinteresado, aunque parezcamos ingenuos.
Mientras el tiempo transcurría y Florentino Pérez pensaba en Agüero para ¿cargarse? a Higuaín y la sombra de Calderón y, de paso, dar un golpe en la mesa de las frustraciones vividas, Kun preguntaba a su amigo y compañero de selección, Leo Messi, si el Barça estaría dispuesto a ficharlo. Leo elevó la consulta y después de una respuesta afirmativa, sus agentes y Caminero se reunieron con dirigentes blaugranas y Zubi, respectivamente: el Atleti quería dinero más Thiago, Keita y Soriano. El Barça dijo no.
Paralelamente, Gil Marín aseguraba: “Agüero no irá al Real Madrid porque me daña a mí, al Atleti y a la afición”. Florentino dejó de pensar en el puñetazo clausular y se fue derechito hacia Neymar, el potencial crack del Santos.
Sergio Agüero, por tanto, se quedó en medio de la calle sin acera en
la que descansar sus ansias de cambio. Viéndose en la posibilidad y el
pánico de quedarse en el Atlético, se despachó con un “yo soy de Independiente, no del Atlético de Madrid”. Imperdonable.
Entendemos, cómo no, que todos los jugadores con proyección quieran irse del Atleti
o no deseen firmar por él. Un club desvencijado, espiritualmente
hablando, sólo puede salvarse con una inyección de capital que lo
encumbre al puesto que le pertenece: la élite del fútbol español.
Asumimos las frustraciones, los desencantos, las expectativas
pisoteadas por una directiva que fue incapaz de armar un equipo ganador
teniendo en su plantilla a Fernando Torres y al Kun. Claro que es comprensible. Sin embargo, inaceptable es su falta de cariño y respeto hacia la masa social colchonera,
la misma que ha estado sufriendo y alentando sus goles fallados, sus
intentos de resurrección en el derbi y su carente capacidad para hacer
del Atleti, otra vez, un grande.
A pesar de ello, jamás fue objeto de reproches, nunca malos gestos, y el grito de guerra de la hinchada rojiblanca era el del Kun, único ídolo y símbolo vivo
de una institución sin hogar afectivo. No había necesidad de herirlos,
de maltratarlos públicamente y de pisotear su corazón fiel a prueba de
traiciones.
Quizás por ello elija irse al Manchester City; por ello y porque no hay más postores a la vista, viendo que el Real Madrid se ha comportado como se espera de él, un caballero histórico, y que la Juve le sonó demasiada parecida al Atleti actual como para cambiar de agonía.
Se va Sergio Agüero y comprendemos su situación,
pero para ser distinto fuera del campo, alguien y no su yerno, le tiene
que aconsejar que la mano que te acaricia no debe ser escupida por lo
que otros llaman astucia. Esperemos que con los años, la herida
cicatrice y, a pesar de su error de juventud, sea recordado como lo que
fue: un crack que, aunque diga lo contrario, amó al Glorioso Atlético de Madrid.
SERGIO AGÜERO |
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Yo ya no me atrevo apostar por nadie,pero con el ultimo fichaje blanco dudo que se fiche al kun,pero ciertos medios de comunicacion insisten en que sera blanco.
Ahora si el Kun ha hecho todas estas declaraciones sin tener nada atado es una locura de su parte, y yo no creo que sea asi,otra cosa que el equipo en cuestion a la hora de la verdad se ha hechado para atras.