La 'Rojaza' cae en la fiesta del fútbol ante la 'Canarinha'
LOS PENALTIS DIERON LA ESPALDA A ESPAÑA
Lo que la vida nos dio contra Corea nos lo quita ante Brasil. En un auténtico monumento al fútbol, la final anticipada del Mundial sub 20 se la llevó la 'Canarinha' en la ruleta rusa de los penaltis. España igualó el marcador en dos ocasiones con goles de Rodrigo y Álvaro Vázquez. En la suerte suprema de los once metros, Amat y el propio Vázquez no tuvieron el santo de cara y España dice adiós.
Los de Lopetegui disfrutaron de muchas ocasiones, al igual que una 'Seleçao' que demostró una pegada brutal. Pudo ganar cualquiera, pero lo hizo Brasil. Los chicos de la sub 20 lloran de rabia, aunque su fútbol nos ha hecho sonreír de ilusión. Hoy más que nunca, la Rojita se convirtió en Rojaza.
España dominó el partido de cabo a rabo durante 30 minutos en los que hilvanaba un fútbol valiente, de selección campeona. La Rojita sólo tenía un problema, pero era grave. La calidad no tenía repercusión en la frialdad de los números, injustos como casi siempre, mentirosos como nunca.
Los de Lopetegui enarbolaban un fútbol de ángeles que sólo encontraban respuestas en un ser de su misma esencia, el arquero Gabriel. Rodrigo, Tello, Isco, Canales, no importaba quién lo intentase, el esférico daba la espalda a su dueño, mordiendo la mano que le daba de comer.
La jugada que lo cambió todo
Brasil salió de la guarida una vez y no le hizo falta más. Henrique lanzó un poderoso disparo que repelió el larguero hacia una línea de gol, que caprichosa decidió escupirlo. Allí apareció Willian para clavar una puñalada y herir de muerte al cuadro español. El ariete estaba en fuera de juego. Nadie lo vio. Ya de nada vale.
El gol carioca despertó a la bestia amarilla que volcó toda su ira en castigar a la selección que le había flagelado durante una media hora eterna. La 'Seleçao' dirigida por su cerebro Oscar y con un Danilo omnipresente percutía el arco de Pacheco. El pitido final daba un respiro a los de Lopetegui.
La segunda parte
España salió con ánimos renovados y un centro de Hugo Mallo encontraba la cabeza de Rodri para poner las tablas en el marcador. La segunda mitad fue un auténtico ir y venir donde cualquiera pudo llevarse el gato al agua. Pero el banquete del fútbol sub 20 por antonomasia necesitaba prolongarse hasta los postres, con una buena sobremesa. Y así llegó la prórroga.
La Rojita lo intentaba ante una 'Canarinha' que parecía desvanecerse físicamente. Pero Henrique tenía fe y una jugada aislada encontró la aguja del pajar, una rendija entre las piernas del Coronel Bartra. Allí entró Dudu y fusiló a Pacheco para adelantar nuevamente a Brasil. Negueba era una bala por la parte derecha del ataque carioca. Sin embargo, España volvió a levantarse, dando la sensación de que lo haría las veces que fuera necesario.
En la jugada posterior al gol brasileño, Planas puso un centro que remató con furia Álvaro Vázquez. El equilibrio había vuelto a llegar a esta reación química, que liberaba fantasía en todos sus elementos. El partido perfecto sólo podía terminar de una manera, en penaltis. Allí Gabriel detuvo dos lanzamientos a tiros de Amat y Vázquez, que no se merecían terminar así el campeonato. El primero había salvado a su patria al borde del precipicio en diez internadas amarillas. El segundo había igualado la contienda, cuando sólo los elegidos emergen de sus cenizas.
Terminó el partido que nunca tendría que acabar. Se fue la mejor Rojita de todas, pero sus gladiadores volverán. Esta herida que hoy no parece tener cura, mañana forjará su carácter para futuras batallas. La Roja pronto les llamará a filas.
una pena esta vez no pudo ser , no podemos ganarlo todo
LOS PENALTIS DIERON LA ESPALDA A ESPAÑA
Lo que la vida nos dio contra Corea nos lo quita ante Brasil. En un auténtico monumento al fútbol, la final anticipada del Mundial sub 20 se la llevó la 'Canarinha' en la ruleta rusa de los penaltis. España igualó el marcador en dos ocasiones con goles de Rodrigo y Álvaro Vázquez. En la suerte suprema de los once metros, Amat y el propio Vázquez no tuvieron el santo de cara y España dice adiós.
Los de Lopetegui disfrutaron de muchas ocasiones, al igual que una 'Seleçao' que demostró una pegada brutal. Pudo ganar cualquiera, pero lo hizo Brasil. Los chicos de la sub 20 lloran de rabia, aunque su fútbol nos ha hecho sonreír de ilusión. Hoy más que nunca, la Rojita se convirtió en Rojaza.
España dominó el partido de cabo a rabo durante 30 minutos en los que hilvanaba un fútbol valiente, de selección campeona. La Rojita sólo tenía un problema, pero era grave. La calidad no tenía repercusión en la frialdad de los números, injustos como casi siempre, mentirosos como nunca.
Los de Lopetegui enarbolaban un fútbol de ángeles que sólo encontraban respuestas en un ser de su misma esencia, el arquero Gabriel. Rodrigo, Tello, Isco, Canales, no importaba quién lo intentase, el esférico daba la espalda a su dueño, mordiendo la mano que le daba de comer.
La jugada que lo cambió todo
Brasil salió de la guarida una vez y no le hizo falta más. Henrique lanzó un poderoso disparo que repelió el larguero hacia una línea de gol, que caprichosa decidió escupirlo. Allí apareció Willian para clavar una puñalada y herir de muerte al cuadro español. El ariete estaba en fuera de juego. Nadie lo vio. Ya de nada vale.
El gol carioca despertó a la bestia amarilla que volcó toda su ira en castigar a la selección que le había flagelado durante una media hora eterna. La 'Seleçao' dirigida por su cerebro Oscar y con un Danilo omnipresente percutía el arco de Pacheco. El pitido final daba un respiro a los de Lopetegui.
La segunda parte
España salió con ánimos renovados y un centro de Hugo Mallo encontraba la cabeza de Rodri para poner las tablas en el marcador. La segunda mitad fue un auténtico ir y venir donde cualquiera pudo llevarse el gato al agua. Pero el banquete del fútbol sub 20 por antonomasia necesitaba prolongarse hasta los postres, con una buena sobremesa. Y así llegó la prórroga.
La Rojita lo intentaba ante una 'Canarinha' que parecía desvanecerse físicamente. Pero Henrique tenía fe y una jugada aislada encontró la aguja del pajar, una rendija entre las piernas del Coronel Bartra. Allí entró Dudu y fusiló a Pacheco para adelantar nuevamente a Brasil. Negueba era una bala por la parte derecha del ataque carioca. Sin embargo, España volvió a levantarse, dando la sensación de que lo haría las veces que fuera necesario.
En la jugada posterior al gol brasileño, Planas puso un centro que remató con furia Álvaro Vázquez. El equilibrio había vuelto a llegar a esta reación química, que liberaba fantasía en todos sus elementos. El partido perfecto sólo podía terminar de una manera, en penaltis. Allí Gabriel detuvo dos lanzamientos a tiros de Amat y Vázquez, que no se merecían terminar así el campeonato. El primero había salvado a su patria al borde del precipicio en diez internadas amarillas. El segundo había igualado la contienda, cuando sólo los elegidos emergen de sus cenizas.
Terminó el partido que nunca tendría que acabar. Se fue la mejor Rojita de todas, pero sus gladiadores volverán. Esta herida que hoy no parece tener cura, mañana forjará su carácter para futuras batallas. La Roja pronto les llamará a filas.
una pena esta vez no pudo ser , no podemos ganarlo todo