El dueño del Chelsea, Roman Abramovich
lleva meses trabajando en silencio en un cambio absoluto para la
historia del cuadro londinense, que rompería con nada menos que 106 años
de historia. Y es que el magnate ruso tiene todo preparado para abandonar Stamford Bridge,
empezando por pagar 1 millón de euros por volver a desarrollar el suelo
y el desmantelamiento de la zona para empezar de nuevo.
La única opción real es vender y construir un estadio de unos 60.000 espectadores
de capacidad en los alrededores, lo que generaría un crecimiento
estimado de 50 millones de libras adicionales al año en ingresos. El
problema actual radica en que el propio terreno de juego pertenece a aficionados que formaron en su día una empresa llamada Chelsea Pitch, propietarios individuales para evitar precisamente lo que ahora pretende el ruso.
El multimillonario ha hecho una oferta de 10 millones de libras para
poder dominar también ese punto, que en su momento costó apenas 1.5
millones a los casi 100 accionistas. Según algunas fuentes, Abramovich
pagaría incluso el préstamo pendiente de esa operación para volver a
comprar las acciones al precio de compra original.
El presidente de ese grupo de accionistas, que votarán en una
Asamblea General Extraordinaria el 27 de octubre, es Bruce Buck y, por
ahora, cree que el club deberá estar “siempre agradecido a los que en su día invertimos ese dinero y ahora espero que todos voten a favor de la propuesta”.
No hay como que sobre dinero.
lleva meses trabajando en silencio en un cambio absoluto para la
historia del cuadro londinense, que rompería con nada menos que 106 años
de historia. Y es que el magnate ruso tiene todo preparado para abandonar Stamford Bridge,
empezando por pagar 1 millón de euros por volver a desarrollar el suelo
y el desmantelamiento de la zona para empezar de nuevo.
La única opción real es vender y construir un estadio de unos 60.000 espectadores
de capacidad en los alrededores, lo que generaría un crecimiento
estimado de 50 millones de libras adicionales al año en ingresos. El
problema actual radica en que el propio terreno de juego pertenece a aficionados que formaron en su día una empresa llamada Chelsea Pitch, propietarios individuales para evitar precisamente lo que ahora pretende el ruso.
El multimillonario ha hecho una oferta de 10 millones de libras para
poder dominar también ese punto, que en su momento costó apenas 1.5
millones a los casi 100 accionistas. Según algunas fuentes, Abramovich
pagaría incluso el préstamo pendiente de esa operación para volver a
comprar las acciones al precio de compra original.
El presidente de ese grupo de accionistas, que votarán en una
Asamblea General Extraordinaria el 27 de octubre, es Bruce Buck y, por
ahora, cree que el club deberá estar “siempre agradecido a los que en su día invertimos ese dinero y ahora espero que todos voten a favor de la propuesta”.
No hay como que sobre dinero.