Un solo tiempo le duró el Cuatro Rayas Valladolid al Barcelona Intersport en el Palau (32-23), donde a pesar de que el cuarto clasificado en Liga le puso las cosas complicadas en la primera parte, el tremendo ritmo de los de Xavi Pascual fue una losa demasiado pesada.
Ya venía preparado el Barcelona para un partido clave ante uno de los cuatro grandes equipos de la ASOBAL, como había recordado esta semana el técnico del equipo catalán. Una primera prueba de fuego antes de enfrentarse el sábado en Zagreb al Croatia Osigurenje, con quien se disputa el primer puesto de su grupo en la Liga de Campeones.
El Valladolid, sin embargo, llegaba al Palau como un escollo importante a salvar de cara a no perder pistón en la lucha por el liderato en competición liguera.
Y así fue como en el arranque del partido, los azulgrana se toparon con un Cuatro Rayas dispuesto a dar la campanada y que tomó la delantera en el marcador con un 1-2, ofreciendo la sensación de que los de Pascual no iban a tener las cosas fáciles.
Con unas transiciones endiabladas y un Sierra especialmente acertado en la meta en los primeros compases, el Barça no pudo dar la vuelta al marcador hasta pasados los siete minutos (3-2), y aunque se mantuvo por delante durante todo el primer tiempo, el Valladolid apenas se despegó de tres tantos de diferencia.
La batalla se jugó en los intestinos de las defensas, con Ángel Romero haciendo sudar de lo lindo a Nagy y Jernemyr y liberando a un Cutura que se marchó con cuatro tantos al descanso frente a un Barça que encaró el túnel de vestuarios con una renta mínima de un gol (14-13).
Ante la tercera mejor defensa de la Liga, el Barça apenas consiguió efectuar sus habituales, y mortales, contragolpes. Las ofensivas fueron fatigosas y trabajadas en equipo. Sarmiento tuvo la oportunidad de conseguir una diferencia amplia en el contador, pero Sierra le desbarató hasta tres cara a cara.
Pero de nuevo, como viene siendo habitual, los de Pascual fueron un rodillo tras el descanso, gracias a su fondo de armario y un ritmo de juego que resulta imposible para los demás mortales.
A la vuelta de vestuarios los azulgrana vencían de un tanto, diferencia que fueron agrandando en volandas de un Rocas en estado de gracia (8 tantos) y los misiles de Rutenka (7) y Nagy (6), hasta abrir una primera brecha a los diez minutos de la segunda mitad (20-16).
A los diez para el final ya habían impuesto una renta de cinco, que aumentaron a siete (28-21), a falta de cinco, y a nueve en la recta final del partido. El encuentro ya estaba visto para sentencia. Un escollo menos para los azulgranas, a los que nadie parece poder frenarlos.
el barça a lo suyo y mi colega dani con el corazon partio jejjee
Ya venía preparado el Barcelona para un partido clave ante uno de los cuatro grandes equipos de la ASOBAL, como había recordado esta semana el técnico del equipo catalán. Una primera prueba de fuego antes de enfrentarse el sábado en Zagreb al Croatia Osigurenje, con quien se disputa el primer puesto de su grupo en la Liga de Campeones.
El Valladolid, sin embargo, llegaba al Palau como un escollo importante a salvar de cara a no perder pistón en la lucha por el liderato en competición liguera.
Y así fue como en el arranque del partido, los azulgrana se toparon con un Cuatro Rayas dispuesto a dar la campanada y que tomó la delantera en el marcador con un 1-2, ofreciendo la sensación de que los de Pascual no iban a tener las cosas fáciles.
Con unas transiciones endiabladas y un Sierra especialmente acertado en la meta en los primeros compases, el Barça no pudo dar la vuelta al marcador hasta pasados los siete minutos (3-2), y aunque se mantuvo por delante durante todo el primer tiempo, el Valladolid apenas se despegó de tres tantos de diferencia.
La batalla se jugó en los intestinos de las defensas, con Ángel Romero haciendo sudar de lo lindo a Nagy y Jernemyr y liberando a un Cutura que se marchó con cuatro tantos al descanso frente a un Barça que encaró el túnel de vestuarios con una renta mínima de un gol (14-13).
Ante la tercera mejor defensa de la Liga, el Barça apenas consiguió efectuar sus habituales, y mortales, contragolpes. Las ofensivas fueron fatigosas y trabajadas en equipo. Sarmiento tuvo la oportunidad de conseguir una diferencia amplia en el contador, pero Sierra le desbarató hasta tres cara a cara.
Pero de nuevo, como viene siendo habitual, los de Pascual fueron un rodillo tras el descanso, gracias a su fondo de armario y un ritmo de juego que resulta imposible para los demás mortales.
A la vuelta de vestuarios los azulgrana vencían de un tanto, diferencia que fueron agrandando en volandas de un Rocas en estado de gracia (8 tantos) y los misiles de Rutenka (7) y Nagy (6), hasta abrir una primera brecha a los diez minutos de la segunda mitad (20-16).
A los diez para el final ya habían impuesto una renta de cinco, que aumentaron a siete (28-21), a falta de cinco, y a nueve en la recta final del partido. El encuentro ya estaba visto para sentencia. Un escollo menos para los azulgranas, a los que nadie parece poder frenarlos.
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