Cuando se enciendan las luces en el estadio Santiago Bernabéu para disfrutar del espectáculo entre Real Madrid y Barcelona, todos los focos se dirigirán a Leo Messi y Cristiano Ronaldo.
Ellos encarnan el espíritu, la garra y el talento de dos equipos
enfrentados de forma antagónica que lucharán, como cada año, por todos
los títulos puestos en liza.
De su actuación dependerá en gran medida el resultado que se dé en el primer gran Clásico del año: Messi llega a casa del eterno rival defendiendo la bandera de la continuidad, amparado por los títulos cosechados la pasada temporada y acompañado por un grupo de futbolistas que han marcado una época. |
Frente a ellos, un Cristiano más individualista, letal de cara puerta y sediento de ganar su lugar
en la historia. Una Copa del Rey lograda la pasada temporada no es
suficiente para el portugués, que representa la ambición del madridismo,
ávido de títulos y ansioso por derrumbar el imperio creado por su
eterno rival.
CITA CON LA HISTORIA EN EL BERNABÉU |
Pero la rivalidad entre Messi y Cristiano trasciende de lo puramente futbolístico. Son dos emblemas, dos hitos necesarios y
sobre los que se sustentan las ideas de Guardiola y Mourinho
respectivamente. Comparten el liderazgo del fútbol mundial, y en
Goal.com queremos repasar su particular cara a cara en los Clásicos.
La primera vez que Leo y CR7 se vieron las caras fue el 29 de noviembre del año 2010.
A un lado del césped llegaba un Real Madrid líder, confiado en la
fórmula Mourinho y con argumentos para conquistar el Camp Nou, mientras
que enfrente se ubicaba un Barcelona fiable y seguro que comenzaba a
encontrar su mejor momento de forma. Ninguno de los dos cracks marcó
aquella noche, pero Messi revolucionó un encuentro que representó la catarsis del madridismo, con un 5-0 que dejaría la Liga prácticamente sentenciada en diciembre.
Cristiano necesitaba la convicción
de que su equipo era capaz de plantar cara al eterno rival, y la obtuvo
en el siguiente Clásico de Liga, que daba el pistoletazo a cuatro
Madrid-Barça que aún se recuerdan. Los blancos usaron sus armas, y pese
al tanto inicial de Messi, el de Madeira fue capaz de nivelar la
contienda desde los once metros a pocos minutos del final.
El Barcelona no era invencible y ahora la máxima estrella del Real Madrid lo sabía. El siguiente escenario fue Mestalla, en una final de Copa del Rey que
se presentaba como la primera oportunidad de lograr un título para los
dos gigantes del fútbol español. El marcador no se movió en los primeros
noventa minutos, pero Cristiano fue capaz de desafiar el poderío culé
con un gol que se convirtió en un emblema: el trofeo, tras años en blanco, fue a las vitrinas del Bernabéu.
Por aquél entonces, un genio callado pedía revancha.
Messi había visto como se escapaba la posibilidad de vencer en Copa,
pero siguió a la expectativa en el siguiente encuentro. Tras el alirón
merengue, y en un encuentro con mucha polémica, Messi logró dos goles para dejar prácticamente sentenciado el pase a la final
de Wembley, antesala de la Champions blaugrana posterior. Las
sensaciones se confirmaron en la vuelta, ya en territorio culé, donde un
empate clasificó al Barcelona. Allí no hubo goles de ninguno de
nuestros dos protagonistas.
Llegó el verano, y con él el doblete
del Barcelona. La Liga y la Liga de Campeones tomaron matiz blaugrana
antes de las vacaciones, y sin embargo, el Real Madrid llegó con mejores
sensaciones a la Supercopa de España. Los de Mourinho querían un triunfo que les lanzase en pretemporada,
pero se vieron sorprendidos por un rival que llegaba menos preparado
pero con los automatismos aprendidos de memoria. Messi marcó en el
empate (2-2) mientras Cristiano soñaba con poder marcar en el Camp Nou.
El
día de la revancha llegó, y el portugués consiguió marcar su primer gol
en casa del eterno rival para nivelar la contienda. Sin embargo, lo que parecía un sueño se tornó en pesadilla
y Messi volvió a tomarse la justicia por su mano anotando dos dianas
para rubricar un partido emocionante hasta el último minuto que
condecoró al Barcelona como Supercampeón.
Sin embargo, la historia ya es solo pasado. Una vez más, Cristiano y Messi se verán las caras para luchar por una victoria que siempre parece definitiva.
Una victoria para volver a empezar y seguir desafiando a la
estadística. Nunca hubo dos rivales tan antagónicos que pudieran cambiar
el rumbo de sus respectivos equipos. El sábado, será momento para
disfrutar con ellos. Con ambos, porque son patrimonio del fútbol.
Sera el gran duelo en este partido a ver quien destaca mas.