El azúcar no le sienta bien al Betis
El elogio debilita. Y si no, que se lo digan al Betis, claro ejemplo de mala gestión de los halagos en los últimos tiempos. Hay tres ejemplos claros que han marcado los baches más profundos de un equipo que no hace buena digestión del festín de piropos que de vez en cuando se le pone por delante. Ocurrió tras la hazaña copera de la pasada temporada frente al Barcelona y se ha repetido en la presente tras alcanzar el sorprendente liderato en la cuarta jornada y con otro buen encuentro en el Camp Nou que ha dado paso a otra racha, por ahora pequeña, que le ha hecho sumar sólo un punto de los últimos nueve. El azúcar, ese término tan empleado por Joaquín Caparrós, rival del Betis este sábado en Palma, no es el mejor amigo del bloque de Pepe Mel.
Han sido las tres únicas crisis con el técnico madrileño (si la actual se puede definir como tal a estas alturas, cuando hay posibilidad de solución temprana) y todas llegaron después de unánimes aplausos mediáticos y populares. En la primera ocasión, en Segunda, se alabó con razón cómo el Betis plantó cara, y venció en el partido de vuelta, al mejor equipo del mundo. Jugó muy bien en el 5-0 del Camp Nou con una primera parte valiente y llamó la atención de todos con el 3-1 de la vuelta. Entonces el nombre del Betis dio la vuelta al mundo por derrotar al intratable bloque de Guardiola. Se presentaba al Betis como el ejemplo de cómo había que jugarle al Barcelona. Días después se presentaba henchido de orgullo en la ciudad deportiva del Villarreal para regresar al frío suelo de la Segunda y caer con el filial castellonense (1-0). Parecía un simple tropiezo pero fue el momento más duro para Mel en aquella temporada, ya que luego perdió de manera consecutiva ante Granada (3-0), Recreativo (0-1), Elche (1-4) y Valladolid (1-0). Salió derrotando en casa al Albacete (2-0).
La segunda racha negativa también llegó tras alcanzar una cota imprevista y acomodarse en los elogios. Arrancó como un cohete el Betis la Liga en su retorno a Primera y se aupó al primer puesto tras vencer consecutivamente a Granada (0-1), Mallorca (1-0), Athletic (2-3) y alcanzó el liderato tras superar al Zaragoza (4-3) en una jornada intersemanal. Incluso hubo declaraciones en las que se dudaba si iba a ser una Liga de dos o estaría algún intruso entre ellos como el Betis, que jugaba un fútbol vistoso y alegre que también recibía elogios por doquier hasta que la noche de un lunes en Getafe perdió su estrella (1-0) y a partir de ahí encalló en una crisis tremenda que estuvo a punto de costarle el puesto a Pepe Mel: un punto de 30 posibles. Abandonó este socavón tremendo con un triunfo apurado frente al Valencia (2-1) que sirvió para concatenar una serie positiva (victorias frente a Atlético y Sporting) que le llevó, incluso, a soñar con puestos europeos.
Y de ahí procede la siguiente crisis, que ahora apunta maneras sin concretarse con tanta virulencia como las anteriores. Fue el Betis a Barcelona para disputar un partido intenso que a priori parecía tener perdido y que con el 2-0 en los primeros compases casi se garantizaba, pero la reacción del bloque de Mel fue tremenda y Rubén Castro acortó distancias y Santa Cruz logró el empate justo tras el descanso. Aguantó el Betis en pie hasta el minuto 70 y la expulsión de Mario. Esa valentía, ese buen juego, no impidió la derrota (4-2) y desde Guardiola a cualquier analista futbolístico aplaudían a Mel y su equipo por esa demostración. Ahí se quedó el buen juego, porque no logró puntos en Barcelona, pero en el derbi estuvo desconocido (1-1) y cayó el domingo ante el Granada (1-2). Ahora visita Mallorca con la intención de que estos tropiezos no se transformen en otra racha gestada en los elogios.
Desde el vestuario ya tienen claro cuál es el antídoto porque el problema está detectado. «Quizás la buena imagen del Camp Nou nos ha despistado», señalaba Juanma el martes. «Llevamos un punto de nueve, mala racha, pero hay que cortarla», continuaba el extremeño. Mientras, su compañero Beñat insistía en esta línea: «Lo tenemos comprobado, si no le ponemos el 120 por cien a todos los partidos, no se sacan adelante».
El elogio debilita. Y si no, que se lo digan al Betis, claro ejemplo de mala gestión de los halagos en los últimos tiempos. Hay tres ejemplos claros que han marcado los baches más profundos de un equipo que no hace buena digestión del festín de piropos que de vez en cuando se le pone por delante. Ocurrió tras la hazaña copera de la pasada temporada frente al Barcelona y se ha repetido en la presente tras alcanzar el sorprendente liderato en la cuarta jornada y con otro buen encuentro en el Camp Nou que ha dado paso a otra racha, por ahora pequeña, que le ha hecho sumar sólo un punto de los últimos nueve. El azúcar, ese término tan empleado por Joaquín Caparrós, rival del Betis este sábado en Palma, no es el mejor amigo del bloque de Pepe Mel.
Han sido las tres únicas crisis con el técnico madrileño (si la actual se puede definir como tal a estas alturas, cuando hay posibilidad de solución temprana) y todas llegaron después de unánimes aplausos mediáticos y populares. En la primera ocasión, en Segunda, se alabó con razón cómo el Betis plantó cara, y venció en el partido de vuelta, al mejor equipo del mundo. Jugó muy bien en el 5-0 del Camp Nou con una primera parte valiente y llamó la atención de todos con el 3-1 de la vuelta. Entonces el nombre del Betis dio la vuelta al mundo por derrotar al intratable bloque de Guardiola. Se presentaba al Betis como el ejemplo de cómo había que jugarle al Barcelona. Días después se presentaba henchido de orgullo en la ciudad deportiva del Villarreal para regresar al frío suelo de la Segunda y caer con el filial castellonense (1-0). Parecía un simple tropiezo pero fue el momento más duro para Mel en aquella temporada, ya que luego perdió de manera consecutiva ante Granada (3-0), Recreativo (0-1), Elche (1-4) y Valladolid (1-0). Salió derrotando en casa al Albacete (2-0).
La segunda racha negativa también llegó tras alcanzar una cota imprevista y acomodarse en los elogios. Arrancó como un cohete el Betis la Liga en su retorno a Primera y se aupó al primer puesto tras vencer consecutivamente a Granada (0-1), Mallorca (1-0), Athletic (2-3) y alcanzó el liderato tras superar al Zaragoza (4-3) en una jornada intersemanal. Incluso hubo declaraciones en las que se dudaba si iba a ser una Liga de dos o estaría algún intruso entre ellos como el Betis, que jugaba un fútbol vistoso y alegre que también recibía elogios por doquier hasta que la noche de un lunes en Getafe perdió su estrella (1-0) y a partir de ahí encalló en una crisis tremenda que estuvo a punto de costarle el puesto a Pepe Mel: un punto de 30 posibles. Abandonó este socavón tremendo con un triunfo apurado frente al Valencia (2-1) que sirvió para concatenar una serie positiva (victorias frente a Atlético y Sporting) que le llevó, incluso, a soñar con puestos europeos.
Y de ahí procede la siguiente crisis, que ahora apunta maneras sin concretarse con tanta virulencia como las anteriores. Fue el Betis a Barcelona para disputar un partido intenso que a priori parecía tener perdido y que con el 2-0 en los primeros compases casi se garantizaba, pero la reacción del bloque de Mel fue tremenda y Rubén Castro acortó distancias y Santa Cruz logró el empate justo tras el descanso. Aguantó el Betis en pie hasta el minuto 70 y la expulsión de Mario. Esa valentía, ese buen juego, no impidió la derrota (4-2) y desde Guardiola a cualquier analista futbolístico aplaudían a Mel y su equipo por esa demostración. Ahí se quedó el buen juego, porque no logró puntos en Barcelona, pero en el derbi estuvo desconocido (1-1) y cayó el domingo ante el Granada (1-2). Ahora visita Mallorca con la intención de que estos tropiezos no se transformen en otra racha gestada en los elogios.
Desde el vestuario ya tienen claro cuál es el antídoto porque el problema está detectado. «Quizás la buena imagen del Camp Nou nos ha despistado», señalaba Juanma el martes. «Llevamos un punto de nueve, mala racha, pero hay que cortarla», continuaba el extremeño. Mientras, su compañero Beñat insistía en esta línea: «Lo tenemos comprobado, si no le ponemos el 120 por cien a todos los partidos, no se sacan adelante».
Todos los equipos suelen tener buenas y malas rachas a lo largo de toda la temporada,espero que cojamos la buena.