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Dio comienzo la Euro 2012 en el espectacular Estadio Nacional de
Varsovia y los anfitriones no quisieron perder la oportunidad de brindar
la primera victoria a los más de 56.000 aficionados que llenaron hasta
el último rincón del coliseo polaco.
Tras una bonita y rápida
ceremonia de inauguración, las selecciones de Polonia y de Grecia
saltaron al terreno de juego para hacerse con los tres primeros puntos
del campeonato, y desde el primer minuto dieron muestras de a qué vienen
a jugar.
El combinado heleno se hizo con el balón en los primeros minutos,
pero sin velocidad, llegada peligro, ni ritmo por culpa de las faltas.
Pero en el minuto cinco ya se vería de qué pie cojeaban los visitantes.
Blaszczykowski se incorporó con mucho peligro par la banda derecha y
puso un balón peligroso en el área que, tras un rechace, casi acaba en
gol de Murawski.
Poco después, en el once, Gekas tendría la
primera y única ocasión para Grecia en toda la primera mitad tras
rematar de cabeza una falta colgada por el veterano Karagounis, uno de
los mejores del partido. Pero a la contra, otra vez por la banda
derecha, el equipo polaco creó mucho peligro con un centro de Piszczek
que, por muy poco, no remató el genial Lewandowski.
Y tanto iba
el cántaro a la fuente que el propio delantero del Borussia Dortmund
remató al fondo de las mallas un espectacular centro de su compañero
Piszczek en el que pasará a la historia como el primer gol de esta
Eurocopa.
A partir de entonces el partido sería otro. Se echó
atrás la selección polaca que con un Polanski sensacional mantuvo el
control del partido, pero sobre todo por la falta de velocidad – y
ambición- de los griegos, que tuvieron que hacer el primer cambio en el
35 tras la lesión de Avraam Papadopoulos dando entrada al otro
Papadopoulos, Kiryakos.
Llegó entonces el momento de dar la nota
del único español que había en el campo: el árbitro Velasco Carballo. El
madrileño se equivocó gravemente al expulsar al defensa
Papastathopoulos por doble amarilla. La primera fue muy rigurosa, pero
la segunda no llegó a ser ni falta, por lo que en la selección de grecia
tenían motivos más que suficientes para sentirse perjudicados por el
arbitraje. Más aún cuando les birló un penalti claro por manos de
Perquis en el minuto 46. Y así se llegó al descanso.
Todo parecía
que seguiría igual en la segunda mitad. Con Polonia por delante en el
marcador controlando el partido y los griegos, sin velocidad y con uno
menos, viéndolas venir. Pero Salpingidis, que entró en el descanso
sustituyendo a Ninis, hizo bueno el dicho de que el que perdona lo paga,
empató el partido en la primera ocasión clara que tuvieron aprovechando
un error grave de entendimiento entre el portero Szczesny y Boenisch.
Nuevo
giro daría el partido en el minuto 68, cuando Fortunis metió un balón
sensacional a Salpingidis, que revolucionó el partido desde su salida y
se convirtió en protagonista al forzar un penalti que acabaría con la
expulsión de Szczesny, que vaya partido se marcó. Pero Tyton, el portero
suplente, paró bajo palos y a ras de césped la pena máxima que lanzó
Karagounis. ¡Cómo se ponía el partido!
Pero a partir de entonces
pocas ocasiones y mucho respeto de unos y otros que, al final, darían en
un empate que deja más contentos a griegos que a polacos.
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