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Se estrenaba Didier Deschamps como seleccionador francés con una
declaración de intenciones desde la alineación, con Giroud y Benzema
como dos puntas, algo que nunca se atrevió a hacer Laurent Blanc. Sin
M'Vila ni Cabaye, Gonalons y Mavuba eran los encargados en llevar el
peso del centro del campo francés.
De esta manera Francia fue mandando durante toda la primera parte,
con Frank Ribèry como su mejor jugador, aunque en un continuo quiero y
no puedo. Por su parte, Uruguay salía con todo lo que tenía, con un
Forlán siempre incisivo y que pedía los balones para acabar la jugada
como sólo él sabe, con un surtido variado de disparos siempre peligrosos
para la portería de Hugo Lloris.
Al descanso, el encuentro se
había equilibrado con las acometidas de Diego Forlán y una defensa de
cinco con Godín como general que fue ahogando a la delantera gala.
Ya
en el segundo periodo, Deschamps fue probando con seis cambios
diferentes esquemas y jugadores. Uruguay se tomó el partido más en serio
en ese sentido, pues realizó tan sólo tres cambios. Varane, la gran
sorpresa de la convocatoria francesa, finalmente no disputó ni un minuto
del partido y el estreno de Deschamps acabó con un empate a nada.
Un empate, y parece que mal partido, de Francia.