Rafael Ribeiro/CBF
A pesar del planteo defensivo de Alejandro Sabella con 5
defensores, en ningún momento Brasil fue agobiante ni sus delanteros
imparables como se presumía. Es cierto que tanto Neymar como Lucas hacen
la diferencia pero no hubo un pasaje del partido en el que Argentina
sufriera los embates del local. Sin embargo, hay que destacar que el
planteo del entrenador argentino fue mezquino y quedó evidenciado en la
cancha, ya que el rival no fue ampliamente superior, sólo tuvo la pelota
porque se la cedieron.
Es cierto, en la posesión de pelota, el equipo de Mano Menezes superó ampliamente al conjunto albiceleste, pero jugar bien no sólo implica dominar el balón sino también meterlo en el arco rival, algo que la Canarinha
únicamente pudo lograr en una pelota parada y con el autor del gol en
posición adelantada. Lo del conjunto de Sabella en ataque fue
prácticamente nulo. Dejando aparte el gol del Burrito Martínez,
que fue antecedido por una buena jugada con doce pases y un desborde de
Clemente Rodríguez, el arquero Jefferson no tuvo que esforzarse porque
los delanteros rivales ni lo inquietaron.
El local jugó con la presión de todo el estadio por el flojo presente
y el deseo de que Mano Menezes deje el cargo ante la posibilidad de que
vuelva Luiz Felipe Scolari, quien dejó de ser el técnico de Palmeiras
la semana pasada. Neymar tuvo chispazos, pero más de publicidad que
útiles para un partido de esta índole. Paulinho, sin tanta fantasía, fue
el más completo, no sólo por el gol sino porque tuvo un rendimiento
regular en todo el partido y no fue intermitente como el delantero de
Santos o Jadson, que también demostró su habilidad con un par de caños
pero cerca del área ni la tocó.
Al ver lo poco que entregó Brasil, queda la sensación de que, de
haberse animado, Argentina podría haberse llevado un triunfo. No había
que llegar al extremo de poner tres delanteros, pero si Peruzzi y
Clemente hubiesen tenido la libertad de pasar al ataque con mayor
frecuencia, seguramente Barcos y Martínez habrían tenido una descarga
cuando estaban de espaldas al arco rival.
Aunque los dueños de casa debieron soportar los silbidos del repleto
estadio Sierra Dorada durante todo el complemento, la mano infantil de
Leandro Desábato sobre el final y la posterior fantástica ejecución de
Neymar del penal le dieron la victoria que lejos de conformar, mantiene a
la torcida brasileña disconforme. En cuanto al equipo
argentino, si la idea es que alguno de estos jugadores integre la
Selección que juega las Eliminatorias, tanto los jugadores como el
entrenador deberán entregar algo más que esto.
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