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Ambiente frío, aunque la temperatura no será de las más bajas
durante el año en el Calderón, en el segundo partido de los de Diego
Simeone en la Europa League. Una competición en la que el grupo en
suerte que ha tocado, el B en este caso, no le debería suponer
demasiados problemas al conjunto rojiblanco y que no se los provocará,
ni mucho menos, a pesar de los pesares. Décimo quinta victoria seguida
del equipo en torneos europeos. No es poca cosa.
No fue de los mejores partidos el que enfrentó al Atlético con el
Viktoria Plzen. Tampoco será recordado en los anales de la historia por
el juego desplegado pero en este caso, los madrileños sumaron los tres
puntos que, al fin y al cabo, será lo que se cuente. Y es que le costó
más de lo previsto a los madrileños sacar el choque adelante. Y la
gente, como no puede ser de otra manera, se cabreó. A ratos. Sólo un gol
de Rodríguez esperado por la afición hasta el último minuto alegró a
todo el mundo. Un misil-tierra aire con el que el uruguayo solucionó un
partido en el que la poca aptitud del equipo no sólo no dio para no
llegar a puerta, sino para hacer algo en general.
Y es que el
aficionado colchonero es muy suyo y aunque impaciente, sabe que el
planteamiento en esta competición es con otro tipo de jugadores, entre
los que sólo titulares titularísimos podrá encontrar a Gabi… y a alguno
que otro más. ¿Lo demás? Canteranos, suplentes y destellos. La
brillantez que pueden aportar Diego Costa, Rodríguez y Adrián López en
un momento dado. Se aplaude la más mínima ocasión. La lucha de Domingo,
el disparo lejano de Emre. También palmas para el cambio de Costa por
Raúl García, aunque ninguno de los dos haya hecho nada - por no estar o
no aparecer - durante este partido. No les cuento con una ocasión a
falta de tres minutos para el final. Y con otra a falta de uno.
En
definitiva, una calidad en la que el aficionado paciente confía para
llevarse los puntos, para ganar el partido. En el primer tiempo,
únicamente Cebolla lo intentó y Adrián López lo llevó a cabo - con
posible penalti cometido sobre el asturiano -, aunque sin suerte. El
uruguayo mencionado y Gabi los mejores, aunque ninguno sin hacer nada.
Aburrimiento.
Por su parte, el Viktoria Plzen demostró que sin
ser nada del otro mundo, es un equipo de fútbol, que juega a esto y sabe
lo que es un balón. Y que si no le pones oposición, se confía, juega
cómodo y achucha. Uno de esos equipos que no es peligroso… hasta que se
convierte en ello. No hizo demasiado, la verdad, pero únicamente con eso
y el juego cansino transmitido por el Atlético de Madrid les bastó a
los checos para tener alguna que otra ocasión, que desató algún que otro
silbido más potente, y con razón.
Si no hubiese sido por
Domingo, los de Simeone se hubiesen metido perdiendo al descanso por
tras un gravísimo fallo de Emre Belozoglu en el área pequeña, que perdió
la pelota con la misma controlada. Ya le cuento, apenas a un par de
metros de la línea de gol. Apareció Cisma para evitar el desastre.
Aunque para desastre el que evitó Asenjo mediada la segunda parte.
Estirada de mérito para evitar el balón a córner cuando el balón se
colaba en una falta precisa botada por el equipo checo. Una de esas
ocasiones en las que la grada se pone más nerviosa de la cuenta.
Además
del gol de Rodríguez, lo mejor las aficiones, tanto la checa, agazapada
en más de un centenar en lo alto de uno de los fondos mientras que en
el contrario, un Frente Atlético que no paró durante todo el partido
para calentar un ambiente desangelado.
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