El Huesca ha recuperado el olfato goleador y ha arañado un punto en
casa de uno de los candidatos a regresar a Primera, un equipo oscense
que visitaba por vez primera el Madrigal ante un Villarreal que sigue
sin salir del bache negativo, con un punto de los últimos seis posibles
en juego, pero que le permite volver a la cotizada segunda plaza que
tiene como premio el ascenso, el objetivo de los castellonenses para
esta temporada.
El Villarreal y el Huesca disputaban un duelo inédito en la
categoría de plata, una competición donde los amarillos han sumado su
primera derrota, ante el Sporting, lo que había provocado perder las
privilegiadas plazas de ascenso directo. Por su parte, los azulgranas se
han hecho en los últimos años con un hueco en la Segunda, una división
donde se suelen manejar en la zona templada de la tabla, aunque con una
sensación de mayor seguridad en esta campaña, de poder aspirar a retos
mayores con una plantilla más equilibrada y con más nombres.
Las
bajas de Bruno Soriano y Joan Oriol, por sanción, y Hernán Pérez y Uche,
convocados con sus respectivas selecciones, hicieron variar las fichas
con las que el técnico Julio Velázquez partía en el Madrigal. Y si hay
una pieza clave en este equipo es Marcos Senna, un futbolista
comprometido que atesora trabajo y brega sumada a la calidad y la
técnica de sus botas. A los 10' un libre directo era golpeado por el
hispano-brasileño con firmeza e intención para que la trayectoria
salvara la barrera oscense y se ajustara en la meta azulgrana, tanto que
terminó golpeando en la madera antes de alojarse en las mallas. El
Villarreal iniciaba el partido de la mejor forma, adelantándose en el
marcador para olvidar cuanto antes el tropiezo del Molinón.
A
raíz de otro balón parado, Camacho ponía con habilidad un balón desde el
lateral derecho hacia el centro del área chica donde David López
impactaba con su cabeza para colocar el empate a la media hora de juego.
La Sociedad Deportiva Huesca acababa con una sequía goleadora que había
superado los 300 minutos de juego.
Con el resultado igualado,
la confianza hizo de los azulgranas un rival peligroso que se iba
animando a medida que los nervios poblaban las gradas del Madrigal y las
imprecisiones se hacían más notorias en los mediocentros del equipo
castellonense. El Huesca cerraba los primeros 45 minutos con una
intimidatoria posesión de balón, después de haber superado el momento
crítico tras el tanto de Senna, y firmaba una última ocasión que parecía
una copia del gol de David López, con los mismos protagonistas y
distinto final. El Madrigal respiraba con el descanso.
En la
reanudación, las alternativas eran constantes. Ambos equipos pisaban las
áreas contrarias y se repartían el dominio del juego, algo menos
insistente en el Villarreal de lo que se podría haber pensado al inicio
del choque y que se traducía en un mayor número de acercamientos en el
equipo visitante.
Con el primer cuarto de hora cumplido el
Villarreal despertó, en parte debido al sonido del larguero al repeler
un acrobático testarazo de Cavenaghi y porque la entrada del 'rifle'
Pandiani dio el punto de agresividad necesario y la superioridad para
comenzar a controlar un choque igualado.
El Huesca replegaba
líneas y cedía terreno, facilitando el asedio amarillo que se estaba
fraguando con un Senna más liberado que tenía tanto a Cani como a
Trigueros más pegados a las bandas y dos arietes como los citados
Cavenaghi y Pandiani, cuya entrada en el campo había desatado esta
pequeña revolución que tuvo 25 minutos de vida y que no tuvo tiempo de
cambiar el empate en el marcador. Los tímidos pitos despedían a un
Villarreal que está dando unas extrañas señales en las últimas jornadas,
con menor efectividad y mayores dudas, mientras que el Huesca presenta
su candidatura como revelación de la categoría, con derecho a soñar.
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