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Sólo 3 minutos bastaron para RVP para perforar la portería de los
'gunners', su ex equipo, justificando de este modo el cuantioso fichaje.
Un partido en el que el United pudo incrementar las distancias, antes
del descanso, con un penalti errado por Rooney y que tuvo que esperar al
segundo tiempo para que Evra sentenciara el marcador que Santi Cazorla
redujo en los instantes finales.
La jornada 10 de la Premier League arrancaba con un plato fuerte, un
entrante con miga que enfrentaba al segundo de la tabla conta el sexto.
El Arsenal llegaba con la moral por las nubes tras su histórico partido
de Copa de la Liga (Capital One Cup y anteriormente Carling Cup) ante
el Reading, donde remontó un 4-0 para imponerse en un irrepetible 5-7 en
el tiempo extra, que compensaba las dos derrotas ante el Norwich y
Schalke. Por su parte, el United había vivido otra goleada con desenlace
adverso en su duelo copero ante el Chelsea que ponía el borrón a un
hasta entonces inmaculado mes de octubre.
Uno de los
protagonistas del choque era el holandés Robin Van Persie, ídolo
'gunner' durante ocho temporadas y que se enfrentaba a sus ex compañeros
en un clásico del fútbol inglés, con permiso del Liverpool, y que
cuenta con más de 215 confrontaciones domésticas. Precisamente, el
tulipán recogía un fallido rechace de la zaga londinense para a los 3'
demostrar el por qué de su caché con un disparo angulado que abría el
marcador. Van Persie consciente del daño pedía perdón a su antigua
hinchada.
El gol forzaba un nuevo planteamiento, un nuevo
escenario para los hombres de Arsène Wenger cuyas visitas a Old Trafford
acaban convirtiéndose en una pesadilla alimentadas por humillantes
derrotas, como aquel 6-1 de 2001 o el revés padecido por el 8-2 de la
pasada campaña. Los 'gunners' parecían perdidos, sin rumbo, y con el
punto de mira desviado, como si hubieran agotado toda la munición ante
el Reading.
Los 'diablos rojos' jugaban con parsimonia, seguridad
y con la ansiedad del rival, Rooney bajaba de posición para apoyar la
creación de juego que tenía una salida por el lado derecho proporcionada
por Rafael y Valencia. El dibujo se asemejaba a un 4-4-1-1 donde Rooney
ejercía de enlace entre la creación y finalización. A los 20' un
extraordinario servicio del '10' del United daba la posibilidad a Van
Persie de agrandar su leyenda pero el arquero del Arsenal, Vito Mannone,
repelía el cañonazo del holandés.
Los londinenses tenían pocos
argumentos para responder. El balón era movido con relativa facilidad
hasta la segunda línea de presión local, una zona donde el ataque
visitante terminaba muriendo lo que fue motivando a Cazorla para bajar
de posición y echar una mano a Arteta, Wilshere secundaba la moción con
el objetivo de oxigenar a una ahogada elaboración que no alcanzaba a
suministrar balones a los arietes, a excepción del galés Ramsey quien
salía victorioso de sus duelos particulares y ofrecía la opción más real
de hacer daño a la defensa mancuniana desde el costado derecho.
Antes
de que terminara el primer tiempo, Santi Cazorla abría las manos en
exceso bloqueando un servicio desde la izquierda que se convertía en
penalti. Rooney cruzaba en exceso con el interior y el efecto alejaba al
balón de su objetivo. El Arsenal y el asturiano respiraban aliviados en
su camino a los vestuarios.
El segundo acto tuvo un inicio
similar con otro error del belga Thomas Vermaelen. Un regalo que
Valencia no aceptó y cuya oportunidad se perdía en el limbo. El susto
obligaba a Wenger a tomar decisiones: la primera fue incrementar la
velocidad en las acciones con la entrada de Walcott y la segunda
permitir a André Santos tener más participación en el ataque. Giroud
avisaba con un disparo en el 53' que era repelido por el poste, el galo
estrenaba sus anodinas estadísticas.
Pero el avance de los
visitantes fue cortado de tajo por dos acciones: por un lado el gol de
cabeza de Evra, anticipándose a los desacertados centrales 'gunners', a
pase de Rooney y por otra, la expulsión del canterano Wilshere por
segunda amonestación. En los dos minutos que van del 67 al 69, los
cañoneros habían agotado todas sus opciones de engancharse al partido.
El
último tramo del clásico se hacía largo para los londinenses, el
resultado adverso y la inferioridad numérica eran dos pesadas losas que
aplastaban la confianza en poder voltear el marcador que se acercaba más
al 3-0 que a reducir distancias, aunque en los segundos finales fuera
la insistencia de Cazorla la que terminara por encontrar hueco y colocar
el balón en las mallas fuera del alcance de su compatriota De Gea. El
asturiano maquillaba el resultado, un espejismo en un emparejamiento
entre rivales directos que vuelve a alejar al Arsenal de luchar por el
campeonato, una canción que parece repetirse todos los años desde el
2004, y que deja al United como líder virtual, a la espera del resultado
del Chelsea.
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