Miguel Perez 'Michu', Getty
Desde que en 2003 el pionero Roberto Martínez aterrizara en País de
Gales, primero como jugador y luego como entrenador, nació un vínculo
entre el Swansea City y nuestro país, rubricado con la presencia esta
campaña de cuatro españoles en el plantel. Tres de ellos, Rangel, Pablo
Hernández y Michu, han sido los protagonistas de la victoria de los
galeses, 32 años después, en St. James' Park.
El partido se preveía igualado no sólo por la cercanía en la tabla,
décimo contra undécimo, sino también por la trayectoria de ambos
conjuntos, ninguno conocía la victoria en este mes de noviembre. El
Newcastle llegaba tras haber encadenado dos empates y una derrota.
Mientras el Swansea parecía haberle tomado cariño al 1-1, un resultado
que habían repetido en las dos últimas ocasiones.
El centenario
St. James' Park, ahora denominado Sports Direct Arena por motivos
comerciales, no es el mejor escenario para el equipo galés. No se trata
de equipos que tengan una interminable lista de enfrentamientos, de
hecho en las últimas tres décadas éste es el sexto duelo en la casa de
las 'urracas', un lugar donde el Swansea lleva sin marcar y sin ganar
desde 1980, cuando venció en en encuentro correspondiente a la
desaparecida Division Two.
Ahora el más alto escalón del
fútbol inglés es la categoría donde discurren ambas instituciones, la
ansiada Premier League que se caracteriza por ser la liga más alegre y
vistosa. Precisamente, con ese espíritu se inició el encuentro, viviendo
una secesión de acercamientos continuos que en las Islas es definido
con la expresión box to box (de área a área). Dyer, Demba Ba,
Pablo Hernández, Ben Arfa alternaron las ocasiones en un primer cuarto
de hora desenfadado en el que los locales arriesgaban en exceso en
defensa con los centrales muy adelantados y los flancos poco cubiertos.
La ausencia de Coloccini condicionaba la debilitada la zaga local.
El
tarraconense Ángel Rangel, quien cumplía su bicentenario como titular
con los 'cisnes', cerraba con garantías su lateral y se ofrecía en
ataque por las grietas de la retaguardia rival. En sus incorporaciones
estaba encontrando a otro de los españoles, Michu, que avisaba de su
poder ofensivo como enganche y confirmaba el gran entendimiento de los
miembros del 'Spanish Swansea', que contaban con el castellonense Pablo
Hernández por el perfil zurdo como un aliado socio.
Los
blanquinegros vivían del guante que tiene en el pie Ben Arfa, un
talentoso jugador que proporcionaba acciones de peligro a balón parado y
ventaja en el juego aéreo que Dembe Ba aprovechaba, porque el
franco-senegalés recogía balones como si fueran piezas de metal atraídas
por un imán con el '19' a la espalda.
La segunda mitad vio el
despertar de Shola Ameobi quien pareció contagiarse de la entrada de su
hermano Sammy al campo, unas piernas amigas con las que asociarse y
acompañar la soledad con la que había convivido Ba en los primeros 45
minutos. St. James rugía y también se desperezaba, las urracas echaban a
volar sin la aparición de Ben Arfa pero con nuevos protagonistas. El
Swansea contraatacaba con respeto pero sin miedo.
A los 57', la
presión de los visitantes permitía al canterano 'orellut' Pablo
Hernández aparecer, como él sabe, por el costado izquierdo como un
cuchillo, atravesando los obstáculos y sirviendo un esférico que pedía a
gritos que lo cabeceara Michu, el asturiano llegaba para terminar el
trabajo del castellonense. El gol en Gales volvía a hablar español.
A
pesar de que Ben Arfa ofreció otro tramo de presencia en el partido,
dentro de su intermitencia habitual, y que tanto Ba como los Ameobi
salían de sus envites victoriosos, el gol seguía sin llegar para el
Newcastle porque el Swansea, que llevaba el mismo colorido que la
equipación del 'XV del Dragón', defendía firmemente con la misma
consistencia que la selección de rugby de Gales y dejaba correr el
tiempo con la esperanza de cazar alguna contra.
Los minutos
finales se perdieron en la muralla galesa y en la calidad individualista
de Ben Afra. A los 86', el canadiense De Guzmán, ex del Mallorca y
Villarreal, daba la puntilla cuando recogía un rechace, tras un gran
disparo de Graham, y sumaba el segundo para el Swansea. El tanto vaciaba
un St. James' Park que parecía no confiar en sus hombres que
respondieron, sin embargo, con un postrimero y merecido tanto de Ba. El
gol abrió un corto espacio esperanzador, a contrarreloj, para empatar
que se terminó agotando para concluir con una histórica victoria de los
galeses, 32 años más tarde, dirigidos por Michael Laudrup y donde el
español es sinónimo de gol.
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