AFP
Como con la tensa relajación que daba la derrota de su máximo
perseguidor en la noche de ayer, la Juve saltó al campo libre de
ataduras, sin la gran presión que ejerce la obligación de una victoria
para mantener las distancias y ahí, en esa situación ventajosa, la Vecchia Signora
disfrutó como pocas veces ha podido hacer esta temporada. Ni siquiera
en aquella visita al Adriático cuando goleó sin piedad al Pescara por
1-6, la Juve dio tal sensación de superioridad como la vista hoy ante el
Atalanta.
Los bergamaschi, para más inri, colaboraron a la fiesta bianconera jugando el que probablemente haya sido su peor partido de lo que va de curso. La ausencia de Carmona mermó el centro del campo nerazzurro,
quizás más de lo que cabía esperar. Aunque lo que realmente mató
psicológicamente al equipo de Colantuono fue el tempranero gol de la
Juventus, que marcó cuando ni siquiera se habían cumplido los dos
minutos de partido. Mirko Vučinić aprovechó a los ochenta segundos una
gran asistencia de Giovinco para poner el primero en el marcador y
allanar un partido que después de eso no tuvo ninguna historia.
Luca Cigarini, el único que mantenía cierto nivel en el Atalanta, se
veía sumido en un laberinto entre los tres centrocampistas de la
Juventus, especialmente activos, móviles y precisos en sus decisiones.
De hecho, dos de ellos fueron los encargados de transformar en goles la
superioridad juventina. El 2-0 fue un lanzamiento majestuoso de Andrea
Pirlo de golpe franco, un disparo desde casi 30 metros que entró
lamiendo el poste derecho del marco de Consigli, que nunca podía llegar a
ese balón. Algo más de fortuna tuvo Claudio Marchisio, cuyo disparo
desde la frontal rebotó en un defensor y despistó al arquero bergamasco.
Aunque unos minutos después Manfredini fue expulsado por una doble
amonestación acontecida en dos minutos, la preponderancia juventina fue
igual contra once que contra diez. Controlaba de tal forma el balón
antes de que el defensor del Atalanta se fuera a los vestuarios, que
poco pareció cambiar después.
El segundo tiempo fue una búsqueda pausada pero continua del cuarto
gol para la Juventus. La presencia de Pirlo fue tan fundamental como
hacía tiempo que no se veía. Dominó el centro del campo con mano de
hierro, organizando a sus compañeros a su antojo. También destacó la
actuación de Sebastian Giovinco, que buscó el gol con ahínco aunque le
faltó fortuna para encontrarlo. La Juventus se pone a siete puntos del
Inter con esta tranquila victoria y a ocho del Nápoles a la espera del
partido que disputarán esta noche los partenopei ante el Bologna en el San Paolo.
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