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El año 2012 echa abajo el telón. No acabó el mundo el viernes 21
como los mayas esperaban, y mientras que aún quedarán diez días para dar
la bienvenida al 2013, la temporada futbolística sí que pone el candado
con el partido entre Málaga y Real Madrid en La Rosaleda de este sábado
a las 20:00 de la noche. Con el permiso del Athletic-Zaragoza, un fin
de fiesta de mucho tronío para la presente Liga.
No en vano, se enfrentan entre sí el tercero y el cuarto de la
clasificación, lo que aderezado con las circunstancias particulares,
hacen de un partidazo todo un espectáculo. Y es que el Real Madrid no se
puede permitir un resbalón más en la Liga. No ya por mantenerse en pie
en su carrera por el título de Liga, sino simplemente por mantenerse en
pie. Viene de ganar in extremis al Valladolid, de perder ante el Celta
en Vigo, y de empatar ante el Espanyol en el Santiago Bernabéu,
situándose así a trece puntos del Barcelona.
Una situación
catastrófica en lo deportivo, y que no es mejor tampoco en lo
institucional, con muchas disfunciones entre el cuerpo técnico, la
directiva y la plantilla. Florentino se cargó a Jorge Valdano para
intentar amortiguar esas disfunciones, y lo que antes era un conflicto
de un solo sentido, ahora es una autopista que abarca multitud de
direcciones.
Y enfrente está un Málaga que está en una nube. La
tempestad que acechaba en verano con los impagos y la marcha de Cazorla
ha derivado en un estado permanente de felicidad, con el equipo como un
tiro en la Liga, clasificado como primero en Champions y con un duelo
ante el Porto que le permite imaginarse en los cuartos de final, y a un
gol de clasificarse en Copa del Rey. Y por si todo ello no fueran
suficientes motivos para que el Real Madrid apriete la mandíbula de cara
al choque de este sábado, todavía hay un factor más que seguro hará que
más de uno ande con el culo apretado hasta que Hernández Hernández no
pite el final del encuentro: Manuel Pellegrini.
El
chileno, en su eterna prudencia, dice no creerse el que pueda
ajusticiar a Mourinho. Pero el panorama es realmente de campanillas. El
de Setúbal fue el que tomó el lugar de Pellegrini en el Real Madrid, con
esta misma directiva. El de Setúbal fue el mismo que, preguntado por la
similitud con Pellegrini, dijo que nunca podrían ser iguales porque él
“después del Real Madrid nunca se iría a entrenar al Málaga”. El de
Setúbal le ha ganado cuatro de los cinco partidos que han disputado
entre ambos al mando de Madrid y Málaga (en el quinto empataron), con un
7-0 bochornoso, y con un balance de 16 goles a favor para los blancos
por 3 de los blanquiazules. Y sin embargo, el ‘Ingeniero’ puede darle la
vuelta a todo ello si este sábado logra ganar al Real Madrid, en lo que
sería la puntilla figurada al proyecto merengue, la palmadita en la
espalda del ladrón que roba al ladrón en el refrán.
De ahí la
enorme expectación que levanta este Málaga-Real Madrid. Aun pese a las
bajas de los Higuaín, Marcelo, Albiol, Baptista, Toulalán, y las dudas
razonables de Benzema y Coentrao. Al duelo en los banquillos, hay que
sumarle la mediática rivalidad entre un club campeón y tradicional, y la
entidad que, a base de ‘jequedólares’, quiere desbancarla de su puesto.
Y sobre todo, lo que termina por ser lo más importante de todo, el
enorme talento que atesoran los veintidós jugadores que se planten en el
césped de La Rosaleda: Ronaldo, Isco, Xabi, Saviola, Di María, Joaquín,
Ramos, Demichelis, Casillas, Willy, etcétera, etcétera. Una gran fiesta
de fin de año.
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