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El Atlético de Madrid sigue intratable cuando juega como local. Suma
dieciocho partidos consecutivos ganando en el Manzanares, doce de ellos
en Liga, 948 minutos sin encajar gol, treinta y dos goles a favor y
ante Levante tímido volvió a demostrar el porqué de estos buenos
registros.
Los de Simeone jugaron bien, se gustaron y con los
goles firmaron un partido sensacional que acompañaron de las sensaciones
que vienen dejando durante todo el año. A todo esto, El Tigre unió su
hambre hasta que pudo, sin recompensa esta vez pero con la misma
intención que le caracteriza. La misma verticalidad que demostraron
tanto Koke en una banda como Rodríguez en la otra y más centrado. El
uruguayo gozó de minutos desde el inicio, participó activamente en el
taque y pudo haber abierto el marcador incluso antes del maravilloso
centro de Filipe.
Un servicio que acabó en gol gracias a un toque
mágico de Javi Manquillo antes de que Adrián la enchufase a la red. El
carrilero diestro confirmó de esta manera un hueco libre con la lesión
de Juanfran y para el que gana más credenciales de las que posee. Es el
canterano por excelencia de esta temporada y el ojito derecho de
Smieone, que confió en él incluso por delante de Cata. Bien es verdad
que el argentino no hubiese estado en el momento ni en el lugar.
He
aquí el mérito de Manquillo, que dejó huella en un partido en el que
David Navarro y Sergio Ballesteros se vieron superados por un nuevo
torrente rojiblanco en ataque. Los de José Ignacio Martínez (JIM)
vinieron a llevarse un punto, a defender y a intentar cazar alguna con
un ataque pobre, comandado por Martins, que apenas gozó de una ocasión
clara. Vinieron a defender y apenas aparecieron en el terreno de juego.
Fue
un partido en el que Koke volvió a demostrar sus galones en este
equipo. Ha acumulado todo lo que ha podido en estos dos últimos
ejercicios, se ha dejado enseñar y se ha hecho un jugador de fútbol de
primer nivel. En la tarde del domingo lo celebró con un auténtico golazo
que clavó en la escuadra zurda de Munúa. Imposible para el portero
uruguayo. Gol de crack para completar un nuevo partido de impresión.
Metió el gol que le faltó al Tigre, sustituido por lesión muscular
mediado el periodo. Está mal decirlo, pero esta vez quedó en segundo
plano.
Aunque para el segundo plano el del Levante, que tras el
segundo atlético puso rodilla en tierra. Partido sin sabor para ellos
que se vieron superados y con el gol del Koke se auto sentenciaron más
que otra cosa. Tendrán que mejorar ya que suman tres derrotas
consecutivas entre Copa y Liga.
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