Tras la concentración en Montecastillo durante la semana para preparar el partido, y como se veía hablando, Pepe Mel decidió cambiar el esquema y dar entrada al 4-4-2 con dos alas bien profundas para Juan Carlos y Campbell, siendo el “Galgo de Boadilla” un puñal por la banda siniestra y un quebradero de cabeza constante para Sergio Sánchez. Pero antes de que esto pasase ya iba el Betis ganando 1-0, pues a los 40 segundos de partido Beñat botó un córner que enganchó perfecto de cabeza en el primer palo Jorge Molina para batir a Willy.
El Betis salió a presionar con líneas adelantadas y a mandar desde el segundo uno y llevando su plan a cabo durante toda la primera mitad, siendo sin duda lo mejor de los verdiblancos en lo que llevamos de 2013 y prácticamente de la temporada. Molina perdonó y el segundo pudo caer antes, pero fue en el 27 cuando Mario, de nuevo en un saque de esquina lanzado por Beñat, cabeceó a gol el esférico y aumentando las diferencias. El Málaga estaba perdido y no daba señales de vida, prácticamente en la UVI, viéndose además con un penalti en contra. Mano clara de Camacho tras una falta lateral que colgó Beñat y cuya pena máxima fue marrada por Molina. La transformación del valenciano tocó en el larguero y entró, pero el línea no vio lo que fue un “gol fantasma”. El rechace lo cabeceó el propio delantero pero Willy paró y tras ello Juan Carlos tiró fuera.
El 3-0 estuvo ahí, pero no tardó tampoco mucho en llegar. Justo antes del descanso, el mediocentro vasco del Betis se sacó un pase perfecto para Pabón, que remató de cabeza e invitó a Caballero a sacarse un paradón, recogiendo el delantero colombiano el rechace y a la media vuelta firmó un golazo digno de ver, anotando así su primer gol con la camiseta de las trece barras.
El segundo tiempo tuvo un ritmo menor y los verdiblancos siguieron llevando el control, moviendo de un lado a otro e intentando marear al Málaga. El conjunto de la Costa del Sol se quedó con 10 jugadores por la expulsión de Camacho por doble amarilla, lo que llevó al equipo a no poder luego presionar como hubiese querido y a costarle más en la salida. No logró tener peligro, cosa que era casi imposible con un 3-0 en contra, un jugador menos y un rival que estaba marcándose un partido completísimo, siendo el Betis hoy sinónimo de fútbol.
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