Qué partido nos han ofrecido Real Sociedad y Betis. Qué hermoso espectáculo el fútbol cuando se juega sin ataduras. Cuando se ve un partido entre equipos que no especulan con el empate, que no están hecho para ello y que, además, tienen en su mira jugar en Europa el año que viene. Porque hoy el partido en Anoeta, no nos engañemos, era un combate para intentar eliminar a un rival por la lucha por los puestos europeos. Y así se mostró sobre el césped, sólo valían los tres puntos y que el contrario no sumara ninguno.
La primera parte discurrió en Anoeta con un ritmo alto. Ambos equipos, sabedores de lo que se están jugando a estas alturas de temporada, quisieron poner toda la carne en el asador. La Real cogiendo más el peso del partido y el Betis agazapado y saliendo rápido con los puñales que tiene en punta como son Juan Carlos, Campbell o Pabón.
Fue una galopada del costarricense la que propició el primer gol del encuentro. Pase al espacio a un Jorge Molina que, como buen delantero centro, se plantó en dos pasos delante de Bravo al que batió con su pierna mala, la derecha. 0-1 el Betis sacaba provecho de un buen orden defensivo y transiciones rápidas.
Antes de ponerse por delante el Betis en el marcador, el árbitro señaló fuera de juego y la jugada terminó con gol de Griezmann. Debió subir el tanto al marcador pues el offside no existía. Eso fue lo más reseñable de una primera mitad que nada hacía presuponer la más que vistosa segunda mitad.
Arrancó la segunda mitad tal y como había transcurrido la primera. El Betis replegado, agazapado esperando alguna señal de su víctima. La señal, en este caso, fue un terrible desacuerdo entre Mikel González y, su portero, Claudio Bravo que aprovecho el voluntarioso Pabón para poner a placer el 0-2 en el marcador. Se ponía muy decara el partido para los andaluces.
Sin embargo, en esta noche de locura y desenfreno en Anoeta, pasó justo lo contrario. En menos de 10 minutos remontó la Real Sociedad. Primero, Carlos Vela fusilaba a Adrián en una dejada de cabeza que le había hecho Agirretxe. Después era Íñigo Martínez quien remataba de cabeza un centro desde la izquierda y ponía el empate. La remontada la culminaba Xabi Prieto desde el punto de penalti, lanzándolo suavecito por el centro de la portería defendida por Adrián. Al Betis se le había venido un vendaval encima y no se habían enterado.
A todo esto, Pepe Mel viendo el partido perdido dio entrada a la estrella de su equipo, el delantero canario Rubén Castro. Le bastó tocar una pelota para poner un pase al hueco al colombiano Pabón que no desaprovechó la ocasión de volver a empatar el encuentro. Tres a tres. Hermoso espectáculo el que se ha podido ver esta noche en Donosti. Tras el empate, el partido se convirtió en un correcalles digno de disfrutar. Dos equipos lanzados, sin miedos, enfrentándose a cara de perro para ver quién salía victorioso del intercambio de golpes. Y los entrenadores, tanto Montanier como Pepe Mel, seguían poniendo toda la carne en el asador.
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Antes de ponerse por delante el Betis en el marcador, el árbitro señaló fuera de juego y la jugada terminó con gol de Griezmann. Debió subir el tanto al marcador pues el offside no existía. Eso fue lo más reseñable de una primera mitad que nada hacía presuponer la más que vistosa segunda mitad.
Arrancó la segunda mitad tal y como había transcurrido la primera. El Betis replegado, agazapado esperando alguna señal de su víctima. La señal, en este caso, fue un terrible desacuerdo entre Mikel González y, su portero, Claudio Bravo que aprovecho el voluntarioso Pabón para poner a placer el 0-2 en el marcador. Se ponía muy decara el partido para los andaluces.
Sin embargo, en esta noche de locura y desenfreno en Anoeta, pasó justo lo contrario. En menos de 10 minutos remontó la Real Sociedad. Primero, Carlos Vela fusilaba a Adrián en una dejada de cabeza que le había hecho Agirretxe. Después era Íñigo Martínez quien remataba de cabeza un centro desde la izquierda y ponía el empate. La remontada la culminaba Xabi Prieto desde el punto de penalti, lanzándolo suavecito por el centro de la portería defendida por Adrián. Al Betis se le había venido un vendaval encima y no se habían enterado.
A todo esto, Pepe Mel viendo el partido perdido dio entrada a la estrella de su equipo, el delantero canario Rubén Castro. Le bastó tocar una pelota para poner un pase al hueco al colombiano Pabón que no desaprovechó la ocasión de volver a empatar el encuentro. Tres a tres. Hermoso espectáculo el que se ha podido ver esta noche en Donosti. Tras el empate, el partido se convirtió en un correcalles digno de disfrutar. Dos equipos lanzados, sin miedos, enfrentándose a cara de perro para ver quién salía victorioso del intercambio de golpes. Y los entrenadores, tanto Montanier como Pepe Mel, seguían poniendo toda la carne en el asador.
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