La última visita del equipo andaluz a Mallorca fue en el encuentro de ida de octavos de final de la Copa del Rey de la presente temporada que finalizó con un espectacular 0 a 5 de infausto recuerdo para la parroquia local. Este antecedente con los frutos alcanzados por los hispalenses durante los último años claman venganza y le dan, por si no había bastante, una grado más de expectación al encuentro de la noche sabatina.
Para afrontar esta nueva final, Gregorio Manzano sigue contando con 5 bajas por lesión, a las que tiene que añadir a Michael Pereira que no podrá jugar por acumulación de tarjetas y a Antonio Luna, cedido por el equipo sevillano en el mercado de invierno y con clausula contractual que le impide enfrentarse a su equipo de origen; es decir, el míster de Bailén tendrá que volver a retocar la línea defensiva y, además, deberá disipar alginas dudas que seguro que le rondan tanto en la línea media como en los atacantes.
Muchos menos obstáculos tiene Una Emery que sólo cuenta con las consabidas bajas por lesión de Piotr Trochowski y José Campaña y la duda de Diego Perotti. Después de las últimas salidas que acabaron en derrota, frente a Real Madrid y Barcelona, se medirá a un rival herido pero más asequible y tratará de comenzar una nueva etapa que le de más frutos en sus viajes lejos de la capital nervionense.
El colegiado de la contienda, el zaragozano Carlos Clos Gómez, ya había presenciado la derrota bermellona en Cornellá-El Prat , a la que contribuyó con su mala actuación, y en dos ocasiones había visto al equipo que hoy entrena Unay Emery empatar a cero, en Madrid frente al Rayo y en el Sánchez Pizjuan contra el Levante.
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