Stamford Bridge acogió un partido internacional por primera vez en 67 años y el encuentro empezó con una Rusia volcada al ataque, con grandes combinaciones entre medio campistas y con un Kerzhakov cuya verticalidad era un problema para los centrales de Brasil, Luiz y Thiago Silva. Una zaga la brasileña que, si bien aportó ofensivamente a su equipo con las continuas incorporaciones por banda, dejaban grandes huecos que los rusos supieron aprovechar, creando ocasiones y asfixsiando a la “canarinha” con una buena presión arriba lo que incapacitaba a una Brasil sin ideas que era incapaz de salir del medio campo tocando la pelota sin perderla o rifarla.
Destacar una posible mano de Fernando en el min. 10, que aunque en las repeticiones se aprecia que golpea en la mano del centrocampista, Howard Webb, que arbitró el encuentro, no apreció voluntariedad en la misma y dejó seguir el juego.
Con una Rusia volcada al ataque y pasado el primer cuarto de hora de juego llegó el momento de los laterales brasileños. Dani Álves y Marcelo comenzaron a ser incisivos en sus internadas, creando serios problemas a los laterales rusos, sobre todo a Eschenko, que se vió superado siempre por Álves. Se sumaban a la fiesta Neymar, Óscar y Kaká que si bien dejaban detalles de su enorme talento y calidad no eran capaces de concretar y se perdían en grandes jugadas que no llegaban a nada.
Scollari apostó por Fred en punta, un jugador que si bien quizás no atraviese su mejor etapa deportiva sigue siendo importante para el técnico brasileño, y estuvo desaparecido toda la primera parte. Apenas un par de ocasiones sin peligro, en las que se vio superado por la dupla de centrales rusos, formada por Berezutskiy e Ignasevitch.
En general la defensa rusa estuvo correctísima todo el partido dando claras muestras de que su entrenador, el italiano Fabio Capello, no ha perdido ni su buen hacer ni su predilección por los equipos discipliandos y de gran orden táctico.
Y se llegó al descanso con más desplazamiento de balón y movimientos tácticos que goles o emoción, exceptuando un par de ocasiones de Fayzulin, que remata desviado un buen pase de Kerzhakov dentro del área, y del mismo Kerzhakov que lanza una rápida contra y golpea fuera del a meta de Julio Cesar, rozando el minuto 40.
La segunda parte comenzó con un triple cambio en las filas rusas, en las que entraron Zhirkov, Berezutskiy y Samedov. Aunque todo siguió igual que en la primera mitad: Una Rusia seria, bien plantada dejando a Brasil tocar en el medio campo pero mordiendo cuando rozaban el área y saliendo rápido a la contra y una “Canarinha” que lo intentaba, con un Kaká muy activo pero poco resolutivo y un Neymar que se quería echar el equipo a la espalda pero no podía.
En estas Rusia seguía acosando la meta de Julia Cesar hasta que llegó lo inevitable: una gran contra que inicia Kerzhakov, abriendo para Viktor Faizulin en la banda de Alves, que se relajó en bajar a defender, y que, tras tres disparos a puerta que la defensa brasileña sacaba a trancas y barrancas el mismo Fayzulin conecta un potente derechazo y manda la bola al fondo de la red.
Minuto 75 y 1-0 para los rusos y Scollari reaccionó sacando a Hulk por un exsahusto Óscar y colocándose en la banda izquierda. A partir de ahí esta banda se convitió en la gran baza ofensiva brasileña con el duo Hulk-Marcelo creando fútbol y ocasiones de manera constante.
Parecía que el partido se lo iban a llevar los rusos, que dominaban en encuentro gracias a su solidez defensiva y a la amenaza que Fayzulin y un incansable Kerzhakov suponían para la zaga de Brasil. Pero de esa banda izquierda nació el empate "carioca" : En el minuto 90 Marcelo hace una pared con Hulk en la frontal del área y se mete hasta la línea de fondo dando un pase atrás que caza Fred, bien colocado, y la marca a placer.
Webb añadió otros tres minutos más, pero el resultado no se movió y se cerró el encuentro con ese 1-1.
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