Sin gol no hay victoria, así de simple. Sin peso como local, la calificación es difícil. México no anda y no camina, el 'Chepo' de la Torre perdió el rumbo cuando menos se esperaba, en el instante más complejo.
¿Crisis? Ya se puede comenzar a utilizar esa escabrosa palabra pues hoy, si el Hexagonal acabara, México no estaría en Brasil 2014.
México se estrelló con sus demonios y con el eterno estilo del eterno rival. Jamás supo cómo abrir a la zaga estadounidense, amén de ser claramente apuñalado por el árbitro del partido que tuvo temor de pitar dos penales clarísimos.
José Manuel de la Torre hizo solamente un cambio con respecto a lo mostrado ante Honduras. Metió a Diego Reyes en sustitución de Francisco Rodríguez y le dio el garete de capitán a Guillermo Ochoa.
La selección mexicana arrancó con todo el partido tal y como se esperaba. Estados Unidos jugaba en su claro papel que no era más que aguantar a que el Tri se desesperará para aprovechar un contraataque demoledor. La historia de siempre cuando ambos se ven las caras.
El Tri era demoledor en la tenencia de pelota, triangular, tocaba a las bandas y ponía claro peligro en el arco estadounidense que no hacía más que atrincherarse atrás, asustado y reventando cuanta pelota le caía.
Giovani dos Santos comenzaba a ser el eje de ataque con servicios, pases y tenencia del balón. De sus pies llegaban las jugadas de mayor peligro, siempre secundado por Andrés Guardado y con un vigilante en el área que era Javier Hernández.
Apenas a los 12 minutos llegó la jugada que pudo cambiar el encuentro. Un servicio para el 'Chicharito' fue cortado por un empujón del tamaño del Estadio Azteca por parte de Michael Bradley. El asistente señalaba, pero el árbitro pedía al delantero del Manchester United que se levantara.
Dicha jugada menguó la concentración mexicana que comenzó a meterse más con el árbitro que a seguir en el mismo tenor de presión y llegada constante.
Con el transcurrir de los minutos, Estados Unidos fue sintiéndose más cómodo en el Estadio Azteca dejando un poco su área para llegar al arco mexicano que se defendía a la perfección y que no pasaba ninguna clase de apuro.
Con la salida de los norteamericanos llegaron dos claras para el Tri. Primero fue con un remate de Javier Hernández que increíblemente se iba fuera y después con un cabezazo de Jesús Zavala completamente solo que salía a las manos del arquero Guzan.
México comenzaba a desesperarse porque el gol no llegaba y la afición arrancaba a sentirse incomoda en la grada del Azteca. El juego perfecto que Estados Unidos buscaba.
Para el segundo tiempo, José Manuel de la Torre mandó a los mismos hombres al terreno de juego intentando que México volviera a hacerse dueño en los primeros minutos del segundo lapso.
Javier Aquino sería el motor en el complemento haciendo ver su suerte a DaMarcus Beasley desbordándolo cuantas veces quiso. En dos de ellas, a punto de anotar, en una tras un desvío que casi se convierte en un autogol y otra en un tiro centro que pegó en el poste por fuera.
Parecía cuestión de tiempo para que cayera el gol, aunque la misma historia es tan conocida y repetitiva que ya hay muchos que la conocen.
En el ecuador del segundo tiempo se tendría una por demás clara cuando Jesús Zavala aprovecharía un rebote de la zaga estadounidense para mandar su disparo fuera por muy poco. El Tri se desesperaba y mucho.
José Manuel de la Torre mandó al campo a Ángel Reyna encontrando en el futbolista del Pachuca el revulsivo que el Tri necesitaba.
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México se estrelló con sus demonios y con el eterno estilo del eterno rival. Jamás supo cómo abrir a la zaga estadounidense, amén de ser claramente apuñalado por el árbitro del partido que tuvo temor de pitar dos penales clarísimos.
José Manuel de la Torre hizo solamente un cambio con respecto a lo mostrado ante Honduras. Metió a Diego Reyes en sustitución de Francisco Rodríguez y le dio el garete de capitán a Guillermo Ochoa.
La selección mexicana arrancó con todo el partido tal y como se esperaba. Estados Unidos jugaba en su claro papel que no era más que aguantar a que el Tri se desesperará para aprovechar un contraataque demoledor. La historia de siempre cuando ambos se ven las caras.
El Tri era demoledor en la tenencia de pelota, triangular, tocaba a las bandas y ponía claro peligro en el arco estadounidense que no hacía más que atrincherarse atrás, asustado y reventando cuanta pelota le caía.
Giovani dos Santos comenzaba a ser el eje de ataque con servicios, pases y tenencia del balón. De sus pies llegaban las jugadas de mayor peligro, siempre secundado por Andrés Guardado y con un vigilante en el área que era Javier Hernández.
Apenas a los 12 minutos llegó la jugada que pudo cambiar el encuentro. Un servicio para el 'Chicharito' fue cortado por un empujón del tamaño del Estadio Azteca por parte de Michael Bradley. El asistente señalaba, pero el árbitro pedía al delantero del Manchester United que se levantara.
Dicha jugada menguó la concentración mexicana que comenzó a meterse más con el árbitro que a seguir en el mismo tenor de presión y llegada constante.
Con el transcurrir de los minutos, Estados Unidos fue sintiéndose más cómodo en el Estadio Azteca dejando un poco su área para llegar al arco mexicano que se defendía a la perfección y que no pasaba ninguna clase de apuro.
Con la salida de los norteamericanos llegaron dos claras para el Tri. Primero fue con un remate de Javier Hernández que increíblemente se iba fuera y después con un cabezazo de Jesús Zavala completamente solo que salía a las manos del arquero Guzan.
México comenzaba a desesperarse porque el gol no llegaba y la afición arrancaba a sentirse incomoda en la grada del Azteca. El juego perfecto que Estados Unidos buscaba.
Para el segundo tiempo, José Manuel de la Torre mandó a los mismos hombres al terreno de juego intentando que México volviera a hacerse dueño en los primeros minutos del segundo lapso.
Javier Aquino sería el motor en el complemento haciendo ver su suerte a DaMarcus Beasley desbordándolo cuantas veces quiso. En dos de ellas, a punto de anotar, en una tras un desvío que casi se convierte en un autogol y otra en un tiro centro que pegó en el poste por fuera.
Parecía cuestión de tiempo para que cayera el gol, aunque la misma historia es tan conocida y repetitiva que ya hay muchos que la conocen.
En el ecuador del segundo tiempo se tendría una por demás clara cuando Jesús Zavala aprovecharía un rebote de la zaga estadounidense para mandar su disparo fuera por muy poco. El Tri se desesperaba y mucho.
José Manuel de la Torre mandó al campo a Ángel Reyna encontrando en el futbolista del Pachuca el revulsivo que el Tri necesitaba.
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