No fue un partido fácil para el PSG, ni mucho menos. Este sábado se notó que la cabeza de los jugadores estaba más en la vuelta de cuartos de final de UEFA Champions League ante el Barcelona, que en la Ligue 1, donde son seguidos de cerca por el Olympique Marsella. Todo esto lo confirmó Carlo Ancelotti, dejando en el banco a Javier Pastore, Ezequiel Lavezzi, David Beckham y Lucas Moura. Jugó Zlatan Ibrahimovic porque aún hay que pelear por la liga francesa, si no también veía el partido desde el banquillo.
La primera parte nos regaló un partido bastante soso y sin muestras del supuesto poderío que posee el PSG. Un ordenado y voluntarioso Rennes fue capaz de detener cualquier intentona parisina. Incluso se atrevieron a llegar hasta la meta de Sirigu. Jonathan Pitroipa y Abdoulaye Diallo fueron lo mejor del equipo local en la primera parte. Ibrahimovic tuvo la oportunidad de abrir el marcador antes del final del primer tiempo, pero intentó picar el balón por encima de Benoit Costil y le salió mal.
En el complemento, Ancelotti llamaría a la artillería pesada. Primero David Beckham y más tarde Ezequiel Lavezzi, ingresarían al campo. También hubo minutos para Javier Pastore. Comenzada la segunda mitad ya se apreciaba un cambio de actitud en el equipo visitante. Más mordiente, precisión en los pases y líneas adelantadas señalaban que había llegado la hora de tomarse el partido en serio. A pesar de todo, aún faltaba asociación. Muchas individualidades pero poco juego de conjunto. Y a falta de asociación, llegó Jérémy Ménez al 56’ para poner por delante al PSG. El centrocampista – a veces delantero – de 25 años ‘limpió’ el campo quitándose hasta a cinco rivales, y quedó frente a Costil, a quien batió con un disparo cruzado que supuso el 0-1.
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