Lo primero que sorprendía al analizar el once de Antonio Conte era la ausencia en la portería de Gianluigi Buffon. El arquero toscano se quedó en el banquillo por unos síntomas gripales que sufre desde que volvió el equipo de Múnich. Era la rotación inesperada, porque las suplencias de Pirlo y Marchisio eran más que probables en vistas del crucial duelo contra el Bayern del miércoles. Tampoco saltaron al campo de inicio ni Fabio Quagliarella ni Alessandro Matri, aunque el napolitano tuvo que entrar antes del descanso por el lesionado Giovinco.
El partido se planteaba desde un primer momento como un asedio constante de los ‘bianconeri’ sobre la portería de Pelizzoli, y así fue de forma literal. El portero ‘abruzzese’ fue el único elemento que evitó una abultada goleada al Pescara. Giovinco, Vucinic, Vidal, Giaccherini… Casi todos los juventinos se encontraron en algún momento del partido con una mano de Pelizzoli que evitaba el gol. Incluso el veterano arquero adivinó la trayectoria del penalti que finalmente abrió el partido, pero el tiro de Vucinic fue demasiado pegado al palo para que llegara Pelizzoli a tocar la pelota.
Esa pena máxima permitió a la Juve quitarse un peso de encima de setenta minutos atacando sin ningún premio. Los bianconeri tuvieron problemas para crear juego. La posesión era absolutamente suya, pero los huecos en la defensa delfina eran escasos y la imaginación de los jugadores de la Juventus era escasa. Aun así, la debilidad de los jugadores del Pescara permitieron numerosos remates francos que atajaba, en su mayoría, Pelizzoli. Aun así, el gol vino tras una jugada ensayada tras un libre directo. Falta que toca Giaccherini a la frontal, de primeras Vucinic la mete en el área para la carrera de Vidal, que es derribado por Rizzo claramente. Penalti, expulsión y ventaja bianconera.
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