Al Arsenal se le presentaba un partido a priori sencillo en el Emirates Stadium para seguir en puestos de Champions League durante una jornada más. Los ‘gunners’ estaban quizás en el mejor momento de la temporada tras encadenar cuatro victorias consecutivas. En cambio, el Norwich atravesaba una crisis de resultados y ya llevaba cinco encuentros sin ganar. Se intuía un partido plácido para los locales.
Arsene Wenger introdujo dos novedades como cambio a los últimos partidos. El belga Thomas Vermaelen volvía al once tras unos cuantos encuentros en el banquillo, y el lateral Kieran Gibbs volvió a jugar tras su larga lesión, y dejó fuera del equipo inicial al español Monreal. Los locales dominaron con claridad la primera mitad. Fabianski no tuvo que intervenir para nada. Gervinho y Giroud tuvieron las ocasiones más claras, y Cazorla era el que lideraba al equipo. A pesar de la superioridad, los ‘gunners’ no subieron trasladarla al marcador y se marcharon al descanso con empate a cero.
En la segunda mitad el Arsenal salió en busca del gol, y cuando parecía que más cerca estaba de conseguirlo, fue el Norwich el que se adelantó en el marcador. En una contra de los ‘canarios’, Gibbs cometió una falta en el lateral del área, Snodgrass puso el balón al punto de penalti y Turner, totalmente solo, cabeceó el esférico para poner el sorprendente 0-1. En los siguientes minutos, los locales no sólo no consiguieron empatar, sino que ni siquiera conseguían crear oportunidades. Wenger introdujo a Podolski, Walcott y Oxlade-Chamberlain y los ‘gunners’ se fueron hacia arriba. En el minuto 83, Kamara agarró a Giroud dentro del área y el colegiado señaló el penalti. Arteta fue el responsable de ejecutar la pena máxima y el español la transformó.
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