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El clásico de Italia entre el norte y sur, Milan y Nápoles, ha decepcionado. Un choque de gran rivalidad que ha exhibido un bajo nivel de juego entre dos conjuntos que peleaban por el puesto para acceder a la Champions directamente y por mantener viva la llama del Scudetto, un título que cada jornada va adquiriendo un tono más blanco y negro, el de la Juventus de Turín.
El partido servía para definir la segunda plaza en la tabla y proseguir con la persecución al líder. El Nápoles saltó en San Siro con un planteamiento conservador cediendo al Milan los primeros compases del choque, una actitud demasiado habitual de los partenopeos ante las grandes citas. Los 'rossoneros' tampoco sacaban excesivo provecho de la coyuntura. A pesar de ello, los locales se adelantaban con un disparo ajustado de Flamini a la media hora de juego culminando una buena acción trenzada por los milanistas, cuando el duelo se empezaba a nivelar.
La reacción tardó poco en llegar, Hamsik desde la izquierda habilitaba a un desmarcadísimo Pandev para empatar el encuentro en un par de minutos. Los 'azzurri' respondían en el momento indicado y con la contundencia apropiada ante un Milan que había ido de más a menos y que perdía una de sus piezas claves con la lesión de Boateng en el tramo final del primer acto.
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