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Si construyes un equipo lleno de jugadores de clase mundial, tarde o temprano la estrategia acabará dando resultados. Y eso es lo que está ocurriendo con el París Saint-Germain en la recta final de la Ligue 1. Más allá de Zlatan Ibrahimovic, que ha marcado diferencias durante toda la temporada, se comienza a apreciar el nacimiento de una identidad que trae consigo un juego que deja sin oportunidad a los rivales. En el Parque de los Príncipes era la cita; el Niza de Claude Puel era el encargado en esta ocasión de desafiar el dominio de Les Parisiens.
Un dominio total y arrollador del PSG fue la tónica en los primeros compases del partido. El marcador no se movió de milagro, aunque el primer gol del partido no tardaría en llegar. Al 10’ un precioso pase largo de Ibrahimovic encontró al argentino Javier Pastore en el área, que tuvo tiempo de dominar y bajar el balón ante la mirada impasible de la defensa visitante, antes de cedérselo a Jérémy Ménez para que pusiera el 1-0. El centrocampista ex Roma y Sochaux ya suma cuatro goles en la primera división francesa.
El Niza no se enteraba a qué jugaba, no despertaba y a punto estuvo de encajar más goles. Increíblemente – gracias al poco acierto local y a las paradas del portero colombiano Ospina – con el 1-0 ambos equipos se marcharían al descanso. Al 62’ Ospina derribó a Ezequiel Lavezzi en el área al intentar despejar el cuero y el árbitro acabó expulsándolo. Zlatan Ibrahimovic convirtió el penal sin problemas y le regaló el 2-0 al PSG.
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Un dominio total y arrollador del PSG fue la tónica en los primeros compases del partido. El marcador no se movió de milagro, aunque el primer gol del partido no tardaría en llegar. Al 10’ un precioso pase largo de Ibrahimovic encontró al argentino Javier Pastore en el área, que tuvo tiempo de dominar y bajar el balón ante la mirada impasible de la defensa visitante, antes de cedérselo a Jérémy Ménez para que pusiera el 1-0. El centrocampista ex Roma y Sochaux ya suma cuatro goles en la primera división francesa.
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