Stamford Bridge se llenó para la vuelta de la semifinal de esta Europa League contra el Basilea y llenando de ambiente, como casi siempre, su estadio. Y eso que el Chelsea traía un resultado muy favorable (1-2 en St. Jackob-Park) y y podría presuponerse una relajación en la afluencia de público por resultado y entidad del rival. Pero el fan inglés se caracteriza por su fidelidad y hoy respondió como siempre.
Y la primera mitad respondió a sus expectativas ya que ambos conjuntos tuvieron oportunidades, mostrándonos a un Chelsea que buscaba aprovechar su ventaja y la velocidad asociativa a la contra de Moses, Ramires, Torres o Hazard, que fue el mejor de los “blues” en este primer periodo, y un Basel que era fiel a su estilo combinativo y que creó más de un problema a la zaga londinense con Streller como referencia ofensiva, que a punto estuvo de marcar nada más empezar el encuentro, y su trio de medias puntas Stocker – Salah – Elneny. Iban pasando los minutos entre idas y venidas a ambas áreas y grandes intervenciones de ambos guardametas, sobre todo Sommer, que está cuajando una gran Europa League y no sería de extrañar que abandone el fútbol suizo en breves para recalar en ligas más competitivas, y todo apuntaba que nos iríamos al descanso con el 0-0 en el electrónico. Pero, ya en el 45+1 Salah anotaba el 0-1 con un tiro ajustado al palo tras una preciosa jugada de toque entre el Elneny, Stocker y el egipcio y dejaba el partido abierto y lleno de emoción para la segunda parte en el último suspiro.
Arrancaba la segunda parte y el Chelsea mató toda posible emoción: dos goles en dos minutos en los cinco primeros de esta mitad. El primero de ellos obra del “enmascarado” Torres, que desde que lleva la máscara protectora está de dulce, tras aprovechar un rechazo de Sommer tras un disparo potentísimo de Lampard que despeja el meta a los pies del “Niño”. Y el segundo lo hizo Moses, tras aprovechar otro rechace de la defensa a disparo de Torres, batiendo fácil a un Sommer ya vencido. El palo para el Basel fue tremendo y aún quedaban otro gol por venir. Más que un gol un golazo de David Luiz que clava en la mismísima escuadra con un golpeo sensacional con su pierna izquierda una dejada de Lampard desde más allá del arco del área. Del 0-1 en el arranque de la segunda mitad al 3-1 en solo doce minutos. Ahí murió el partido ya que Yakin cambió a sus figuras dando el partido por finiquitado y el Chelsea se dedicó a crear ocasiones y dominar el encuentro sin forzar mucho logrando meterse, otro año más, en una final de competición europea.
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