Hay victorias en las que resulta más decisivo el coraje que la fuerza. Samuel Sánchez guardaba tanto que apretó los dientes, se olvidó del dolor de piernas y se impuso a Jakob Fuglsang al sprint en la 7ª etapa del Dauphiné. Tras su primer triunfo en 2013 llegaron las lágrimas y un recuerdo especial que convierten Superdévoluy en una plaza única en su vida.
En los sollozos tras la meta se encontraba también el propio consuelo. Samuel Sánchez, derrumbado sobre el manillar de su bici, dedicaba por fin un triunfo al joven Víctor Cabedo, compañero de equipo que falleció en septiembre pasado tras ser atropellado mientras entrenaba. Triunfo con dedicatoria que sirve además para cicatrizar el propio orgullo de un campeón al que esta temporada le acompañaban más las ganas que los resultados.
En este ciclismo de fuerzas calculadas se agredece la valentía de quien busca la gloria ante lo imposible. No siempre se obtiene premio, pero sí el reconocimiento de quien admira un deporte en el que sin sacrificio no se entiende nada. Samuel Sánchez se aprovechó del control entre los grandes de la carrera para lanzar su ataque. Lo hizo en el penúltimo puerto, el Col de Noyer. Anduvo listo Fuglsang, que se lanzó a por él, coronaron juntos y se lanzaron juntos camino de una meta que les quedaba a menos de 12 kilómetros.
grande samu!! por fin vuelve a ganar y una etapa en dauphine que no es poca cosa
En los sollozos tras la meta se encontraba también el propio consuelo. Samuel Sánchez, derrumbado sobre el manillar de su bici, dedicaba por fin un triunfo al joven Víctor Cabedo, compañero de equipo que falleció en septiembre pasado tras ser atropellado mientras entrenaba. Triunfo con dedicatoria que sirve además para cicatrizar el propio orgullo de un campeón al que esta temporada le acompañaban más las ganas que los resultados.
En este ciclismo de fuerzas calculadas se agredece la valentía de quien busca la gloria ante lo imposible. No siempre se obtiene premio, pero sí el reconocimiento de quien admira un deporte en el que sin sacrificio no se entiende nada. Samuel Sánchez se aprovechó del control entre los grandes de la carrera para lanzar su ataque. Lo hizo en el penúltimo puerto, el Col de Noyer. Anduvo listo Fuglsang, que se lanzó a por él, coronaron juntos y se lanzaron juntos camino de una meta que les quedaba a menos de 12 kilómetros.
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