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Los jugadores de la Selección española son los más grandes del patio. Hicieron un paréntesis en la final de la Confederaciones, pero lo cierto es que no se amilanan nunca, ya tengan enfrente a la historia, un partido ante una potencia futbolística o un rival propio de bolo veraniego con el que la Federación se lucra como si de un ente privado se tratase. Los jugadores de La Roja, decía, son los mayores: salen a la cancha, sacan su propio balón y lo mueven a su antojo de lado a lado. El rival corre, teme por el dinero del almuerzo, se ven abocados a escoger entre la derrota o la misteriosa sorpresa que se esconde en un escaparate detrás de un telón. Aunque de misteriosa tiene cada vez menos este equipo, demasiado estudiado por sus rivales, pese a que pocos aplican lo aprendido en el examen sobre el verde.
Los ecuatorianos, sin que se les advirtiese mucho ánimo, que estamos en agosto, escogieron la sorpresa. Y entonces apareció la magia de Santi Cazorla, que sacó su varita mágica para abrir el telón e iniciar la función: a los tres minutos hilvanó una jugada que cosió apoyándose en Arbeloa y Silva y que éste no remató porque el palo se empeñó en salvaguardar la virginidad de la meta ecuatoriana, repitiendo aparición en el 22’ tras un tiro de Iniesta. Sin duda, era un palo neutral y, ya en la segunda parte, impidió el gol de Enner Valencia para el empate a uno.
España siguió cosiendo jugadas y otorgó a Ecuador el papel de mero espectador. El debutante Tello, de más a menos, precisó sólo de nueve minutos para justificar la fuerza de su candidatura de cara a Brasil 2014: dio profundidad por la banda izquierda y exhibió su descaro para centrar al punto de penalti, donde Negredo, de tijereta, remató al limbo.
En el 25’, España inauguró el marcador. Un excelso Cazorla cogió la pelota en tres cuartos de campo y le bastó con una mirada para entenderse con Silva. La química del amor hace acto de presencia en un terreno de juego cuando talentos así se compenetran tan bien. Pared, disparo de Cazorla que se topó con el portero ecuatoriano, cuyo rechazo recogió el ‘20’ ya en el área para asistir a Negredo, que convirtió de tacón. El ‘Tanque de Vallecas’ emula a las navajas multiusos: se desmarca, aguanta la pelota, mete de tacón, de cabeza, de chilena, de disparo lejano... Ante Ecuador, gol de ‘9’, dorsal que llevaba serigrafiado y al que oposita con insistencia con vistas al Mundial.
Ecuador llevó peligro a la puerta contraria con dos faltas laterales rematadas a placer, quizá fruto del traslado del mal aéreo por parte de los madridistas Casillas, Arbeloa, Ramos (y Albiol, ahora en el Nápoles). Fue el primero el que sacó una mano espectacular en el añadido de la primera parte. Parece que no para mal el joven este del ‘1’ a la espalda y la cinta con la ‘C’ en el brazo…
En la segunda mitad, el partido perdió brillo con la suma de cambios en ambos equipos. Aun así, la Selección frotó la lámpara y volvió a aparecer el genio: Cazorla, el mejor del partido, completó una triangulación con Arbeloa y Tello, que asistió de tacón, para disparar cruzado dentro del área y hacer el 0-2 cuando los locales se atrevían con más ganas que acierto a discutir la posesión.
Con el resultado asegurado y mirando de reojo a los partidos ligueros de este fin de semana, únicamente destacó algún ‘sustito’ de Ecuador, los debuts de Koke e Íñigo y una oportunidad de oro para que Llorente se terminara de reconciliar con el gol y la Selección.
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Los ecuatorianos, sin que se les advirtiese mucho ánimo, que estamos en agosto, escogieron la sorpresa. Y entonces apareció la magia de Santi Cazorla, que sacó su varita mágica para abrir el telón e iniciar la función: a los tres minutos hilvanó una jugada que cosió apoyándose en Arbeloa y Silva y que éste no remató porque el palo se empeñó en salvaguardar la virginidad de la meta ecuatoriana, repitiendo aparición en el 22’ tras un tiro de Iniesta. Sin duda, era un palo neutral y, ya en la segunda parte, impidió el gol de Enner Valencia para el empate a uno.
España siguió cosiendo jugadas y otorgó a Ecuador el papel de mero espectador. El debutante Tello, de más a menos, precisó sólo de nueve minutos para justificar la fuerza de su candidatura de cara a Brasil 2014: dio profundidad por la banda izquierda y exhibió su descaro para centrar al punto de penalti, donde Negredo, de tijereta, remató al limbo.
En el 25’, España inauguró el marcador. Un excelso Cazorla cogió la pelota en tres cuartos de campo y le bastó con una mirada para entenderse con Silva. La química del amor hace acto de presencia en un terreno de juego cuando talentos así se compenetran tan bien. Pared, disparo de Cazorla que se topó con el portero ecuatoriano, cuyo rechazo recogió el ‘20’ ya en el área para asistir a Negredo, que convirtió de tacón. El ‘Tanque de Vallecas’ emula a las navajas multiusos: se desmarca, aguanta la pelota, mete de tacón, de cabeza, de chilena, de disparo lejano... Ante Ecuador, gol de ‘9’, dorsal que llevaba serigrafiado y al que oposita con insistencia con vistas al Mundial.
Ecuador llevó peligro a la puerta contraria con dos faltas laterales rematadas a placer, quizá fruto del traslado del mal aéreo por parte de los madridistas Casillas, Arbeloa, Ramos (y Albiol, ahora en el Nápoles). Fue el primero el que sacó una mano espectacular en el añadido de la primera parte. Parece que no para mal el joven este del ‘1’ a la espalda y la cinta con la ‘C’ en el brazo…
En la segunda mitad, el partido perdió brillo con la suma de cambios en ambos equipos. Aun así, la Selección frotó la lámpara y volvió a aparecer el genio: Cazorla, el mejor del partido, completó una triangulación con Arbeloa y Tello, que asistió de tacón, para disparar cruzado dentro del área y hacer el 0-2 cuando los locales se atrevían con más ganas que acierto a discutir la posesión.
Con el resultado asegurado y mirando de reojo a los partidos ligueros de este fin de semana, únicamente destacó algún ‘sustito’ de Ecuador, los debuts de Koke e Íñigo y una oportunidad de oro para que Llorente se terminara de reconciliar con el gol y la Selección.
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