Espectacular, vibrante y eléctrico ha sido el empate entre el Bayer y Bayern. Un duelo que no ha defraudado y que decidía el liderato de la Bundesliga, tras la derrota del Dortmund en esta jornada. El conjunto de Pep Guardiola ha aventajado a su rival en todas las facetas menos en el electrónico, llegando a superar la veintena de lanzamientos al arco contrario.
Se suele decir que las Ligas se pierden en los campos de los modestos y se ganan en los terrenos de los grandes. El Bayer Leverkusen se ha convertido en uno de los huesos duros de la competición. No ha conseguido nunca la ensaladera pero cada día está más cerca de alcanzarla -cinco subcampeonatos lo atestiguan-, por lo que este partido ante el Bayern se antojaba como clave para medir el potencial del equipo de la farmacéutica en este curso.
La derrota del Borussia Dortmund, horas antes, elevaba todavía más la intensidad que se palpaba desde el silbido inicial. Los de Pep Guardiola saltaban al BayArena con la contundencia propia de un equipo campeón. Kroos, Müller y Shaqiri rozaban abrir el marcador en el primer cuarto de hora. Las acciones se sucedían de manera continuada con el campo inclinado hacia la meta de Leno.
La defensa local quedaba en evidencia ante el dominio insultante de los bávaros. Un monólogo que llamaba a las puertas del gol, una situación que inevitablemente aparecía antes de la media hora con la enésima internada de Ribéry para servir raso a Kroos quien guiaba con su zurda el balón en las mallas. Sorprendentemente, la respuesta del Leverkusen era inmediata y contundente, en apenas un minuto. Un centro desde la izquierda era rozado por Neuer y caía a Boenisch cuyo remate se topaba de nuevo con el portero del Bayern, el rechace llegaba a Sam que sólo tenía que colocar el interior para nivelar el choque. Todo volvía a comenzar con un resultado benévolo para los de casa.
El empate actuaba con efectos analgésicos a los rojinegros, mientras los muniqueses no perdían ni una pizca de efervescencia. Un testarazo de Müller se perdía en las gradas y con el segundo acto arrancado, Ribéry y Dante disponían de otras claras oportunidades. El guión repetía los mismos diálogos: el de un continuado asedio que tropezaba con el acierto bajo palos de Leno.
El último tramo que se vivía bajo la influencia del cansancio de la jornada de Champions y el desgaste de un partido que seguía girando y girando alrededor del arco de Leno, sin terminar de caer hacia el lado del Bayern. A pesar de que el Leverkusen había sacado la cabeza de su caparazón merced a la aparición del surcoreano Son en el campo para ayuda a Kiessling, cuyo papel de llanero solitario en la delantera terminaba antes de tiempo por una lesión. Casi al final, tanto Gotze, Schweinsteiger como Son gozaron de ocasiones para ganar un partido excepcional de los que crean afición y demuestran que esta Liga alemana es de nuevo cosa de tres.Fuente goal.com
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Se suele decir que las Ligas se pierden en los campos de los modestos y se ganan en los terrenos de los grandes. El Bayer Leverkusen se ha convertido en uno de los huesos duros de la competición. No ha conseguido nunca la ensaladera pero cada día está más cerca de alcanzarla -cinco subcampeonatos lo atestiguan-, por lo que este partido ante el Bayern se antojaba como clave para medir el potencial del equipo de la farmacéutica en este curso.
La derrota del Borussia Dortmund, horas antes, elevaba todavía más la intensidad que se palpaba desde el silbido inicial. Los de Pep Guardiola saltaban al BayArena con la contundencia propia de un equipo campeón. Kroos, Müller y Shaqiri rozaban abrir el marcador en el primer cuarto de hora. Las acciones se sucedían de manera continuada con el campo inclinado hacia la meta de Leno.
La defensa local quedaba en evidencia ante el dominio insultante de los bávaros. Un monólogo que llamaba a las puertas del gol, una situación que inevitablemente aparecía antes de la media hora con la enésima internada de Ribéry para servir raso a Kroos quien guiaba con su zurda el balón en las mallas. Sorprendentemente, la respuesta del Leverkusen era inmediata y contundente, en apenas un minuto. Un centro desde la izquierda era rozado por Neuer y caía a Boenisch cuyo remate se topaba de nuevo con el portero del Bayern, el rechace llegaba a Sam que sólo tenía que colocar el interior para nivelar el choque. Todo volvía a comenzar con un resultado benévolo para los de casa.
El empate actuaba con efectos analgésicos a los rojinegros, mientras los muniqueses no perdían ni una pizca de efervescencia. Un testarazo de Müller se perdía en las gradas y con el segundo acto arrancado, Ribéry y Dante disponían de otras claras oportunidades. El guión repetía los mismos diálogos: el de un continuado asedio que tropezaba con el acierto bajo palos de Leno.
El último tramo que se vivía bajo la influencia del cansancio de la jornada de Champions y el desgaste de un partido que seguía girando y girando alrededor del arco de Leno, sin terminar de caer hacia el lado del Bayern. A pesar de que el Leverkusen había sacado la cabeza de su caparazón merced a la aparición del surcoreano Son en el campo para ayuda a Kiessling, cuyo papel de llanero solitario en la delantera terminaba antes de tiempo por una lesión. Casi al final, tanto Gotze, Schweinsteiger como Son gozaron de ocasiones para ganar un partido excepcional de los que crean afición y demuestran que esta Liga alemana es de nuevo cosa de tres.Fuente goal.com
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