Partido con un comienzo loco en Atenas. Ambientazo en el Karaiskakis del Pireo como sólo los griegos saben llevar a un estadio. La ocasión bien lo valía: billetes para Brasil. Tanto Grecia como Rumanía eran plenamente conscientes de ello y querían resolver en el partido de ida la eliminatoria. ¿Resultado? Tres goles en los primeros 20 minutos, fruto de rápidos contraataques que pillaban in albis a las defensas. Buen partido para que los delanteros demostrasen que saben colocarse bien ante el portero contrario.
Aunque los locales gozaron de la primera ocasión gracias a un rápido ataque de Torosidis (algo que se convertiría en la tónica habitual), desde luego los rumanos no salieron achantados y así, Marica desaprovechó el primer contraataque peligroso de los visitantes cuando estaba ante el portero, pero no se esperaba el balón.
Pero los griegos dieron en el blanco antes. En el minuto 13: Mitroglou golpea el balón con su pie izquierdo en posición de posible fuera de juego, finalizando un excelente pase de Salpingidis.
Los rumanos reaccionaron con sangre fría, de tal forma que su siguiente jugada se convirtió en gol. Torje lanza una falta y la remata de cabeza en incómoda postura, casi fuera del campo, Stancu y supera a Kamazis, el portero aún no visto en el Granada.
Los helenos sacaron garra y enseguida volvieron a realizar un peligrosísimo contraataque que finaliza con un preciso y largo pase de Torosidis que encuentra al hoy muy activo Salpingidis.
En el minuto 27 el delantero del Celtic Samaras tuvo en sus pies ampliar la diferencia, de nuevo tras un rápido contraataque –la tónica general de este partido-, pero lo desaprovecha mediante un flojo tiro. El partido ya había entrado en una fase de no tanta velocidad, como era de esperar tras la locura inicial.
El bajón en velocidad y claridad de ideas se acentuó en la segunda parte, donde ambos equipos entraron en una falta casi total de iniciativa, de tal manera que la primera ocasión clara de gol fue el tercer tanto de los locales. Gol que pilló tan de sorpresa a los espectadores como a la defensa rumana. Kostas Mitroglou, que con su actuación de hoy se propone como un posible buen fichaje para el equipo que necesite un atacante en estado de gracia con claro olfato goleador (podría haber conseguido hoy fácilmente un hat-trick) remata una falta sacada por Samaras. Este gol funcionó a modo de pistoletazo para los hombres de Fernando Santos, los cuales a partir de ese instante no dejaron de gozar de ocasiones claras de gol. Le hacía buena falta algo así al partido para levantarse. Tras un eléctrico comienzo había caído en un sopor del que nos sacó el ataque griego.
El partido terminó con la misma locura con la que empezó, en forma de gol anulado a Grecia y la expulsión del rumano Lazar, que se perderá el partido decisivo a jugar el martes en Bucarest.
Fuente goal.com
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