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Será inevitable el martes por la noche (Telecinco 20.00 horas) no retrotraerse al domingo 11 de julio de 2010, el día en el que España tocó el cielo de Johanesburgo, donde regresa más de tres años después para enfrentarse a la selección de Sudáfrica en respuesta a un compromiso verbal que Ángel María Villar adquirió con el pueblo sudafricano. La campeona de todo pisará el mismo césped que escenificó el día más grande de la historia de nuestro fútbol. El césped sobre el que la patada de De Jong sobre Xabi Alonso nos provocó un escalofrío electrizante. El tapete sobre el que durante siete segundos interminables Robben nos hizo contener la respiración antes de que emergiera y prevaleciera la inabarcable efigie de Casillas. El verde que se fundió en azul cielo cuando Iniesta, cerca de las once de la noche en España, anotó un gol que ya de por sí solo justifica el sentido de toda una vida.
Tienen ganas los jugadores de la selección de este baño de nostalgia, y Del Bosque complacerá estos designios con la titularidad de la mayor parte del armazón, dentro de lo disponible, de los hombres que vencieron a Holanda. Será un premio para futbolistas como Casillas, Sergio Ramos, Villa, Xabi Alonso o Pedro, todos titulares aquella noche. Poco tiene que ver esta cita, regada de recuerdos, con el inexplicable bolo del sábado en Malabo, donde España bastante tuvo con aguantar las sierras de los violentos pretorianos de Guinea Ecuatorial. Si el Soccer City indefectiblemente supondrá un viaje al pasado más glorioso, la simbología eterna de este estadio también debería evocar a los jugadores las dificultades que tuvieron que atravesar hasta levantar la Copa del Mundo ya con las vistas puesta en el verano que viene.
Con todo, debería ser este partido un banco de pruebas más serio que su precedente. Aunque no ha conseguido billete para Brasil 2014, Sudáfrica es un equipo con cierta seriedad y bagaje competitivo. Mudará Del Bosque la piel de un equipo que fue excesivamente experimental ante Guinea, contra quien dispuso como pareja de centrales a Bartra, un debutante, y a Iñigo Martínez, que apenas cuenta con horas de vuelo en un par de amistosos sueltos. Será interesante por quién se decanta el seleccionador para acompañar a Sergio Ramos en el centro de la defensa. De los imberbes Bartra y Martínez y el bragado Albiol, saldrá el socio de Ramos en una demarcación de las más abiertas para entrar en la lista final de junio. Con Ramos y Piqué como fijos, parece más incierto atinar qué central estará también en Brasil. La excesiva bisoñez de algunos contrasta con la decadencia de pesos pesados como Puyol.
También sigue el escrutinio interminable en la posición de delantero centro. Negredo fue el titular el viernes y no pudo subrayarse. También dispuso de minutos Fernando Llorente, excesivamente desacertado y sin pujanza durante su concurso. Villa se perfila como titular, aunque este hecho no cierra la ventana a la utilización también de un centrodelantero. Desde su fichaje por el Barcelona, el máximo goleador de la selección se ha adaptado con relativo éxito a un rol de atacante de banda o incluso de segundo punta, por lo que la convivencia con Negredo, uno de los favoritos de Del Bosque, es plausible. Tendrán los que elija el seleccionador una atmósfera especial e inspiradora. “Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”, canta Joaquín Sabina en su magistral ‘Peces de ciudad’. Una Copa del Mundo, bien vale un regreso, maestro.
Fuente goal.com
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Tienen ganas los jugadores de la selección de este baño de nostalgia, y Del Bosque complacerá estos designios con la titularidad de la mayor parte del armazón, dentro de lo disponible, de los hombres que vencieron a Holanda. Será un premio para futbolistas como Casillas, Sergio Ramos, Villa, Xabi Alonso o Pedro, todos titulares aquella noche. Poco tiene que ver esta cita, regada de recuerdos, con el inexplicable bolo del sábado en Malabo, donde España bastante tuvo con aguantar las sierras de los violentos pretorianos de Guinea Ecuatorial. Si el Soccer City indefectiblemente supondrá un viaje al pasado más glorioso, la simbología eterna de este estadio también debería evocar a los jugadores las dificultades que tuvieron que atravesar hasta levantar la Copa del Mundo ya con las vistas puesta en el verano que viene.
Con todo, debería ser este partido un banco de pruebas más serio que su precedente. Aunque no ha conseguido billete para Brasil 2014, Sudáfrica es un equipo con cierta seriedad y bagaje competitivo. Mudará Del Bosque la piel de un equipo que fue excesivamente experimental ante Guinea, contra quien dispuso como pareja de centrales a Bartra, un debutante, y a Iñigo Martínez, que apenas cuenta con horas de vuelo en un par de amistosos sueltos. Será interesante por quién se decanta el seleccionador para acompañar a Sergio Ramos en el centro de la defensa. De los imberbes Bartra y Martínez y el bragado Albiol, saldrá el socio de Ramos en una demarcación de las más abiertas para entrar en la lista final de junio. Con Ramos y Piqué como fijos, parece más incierto atinar qué central estará también en Brasil. La excesiva bisoñez de algunos contrasta con la decadencia de pesos pesados como Puyol.
También sigue el escrutinio interminable en la posición de delantero centro. Negredo fue el titular el viernes y no pudo subrayarse. También dispuso de minutos Fernando Llorente, excesivamente desacertado y sin pujanza durante su concurso. Villa se perfila como titular, aunque este hecho no cierra la ventana a la utilización también de un centrodelantero. Desde su fichaje por el Barcelona, el máximo goleador de la selección se ha adaptado con relativo éxito a un rol de atacante de banda o incluso de segundo punta, por lo que la convivencia con Negredo, uno de los favoritos de Del Bosque, es plausible. Tendrán los que elija el seleccionador una atmósfera especial e inspiradora. “Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”, canta Joaquín Sabina en su magistral ‘Peces de ciudad’. Una Copa del Mundo, bien vale un regreso, maestro.
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