El Real Madrid pasa plácidamente a los octavos de final de la Copa del Rey después de derrotar al Olímpic de Xátiva… y a sus propios fantasmas. Otros años esta película hubiera acabado con el protagonista bajo tierra, pero no esta vez. Ancelotti se sabía muy bien la historia y no dejó lugar a la improvisación. Sacó a los jóvenes, y éstos cumplieron con el expediente con dos goles en el primer cuarto de partido. Uno de Illarramendi, y otro de Di María de penalti. A partir de ahí, todo fue coser y cantar, permitiéndose incluso reservar fuerzas para el último partido del año en Valencia. El sueño del Olímpic se quebró en mil pedazos; el Santiago Bernabéu tuvo una despedida sin sobresaltos.
Sin lugar al campanazo. Llegaba el Olímpic de Xátiva al Santiago Bernabéu con la ilusión de ser el nuevo Alcorcón. Y contaba con la zozobra que podía transmitir ese 0-0 tan abierto. Sin embargo, el Real Madrid no le dio pie a levantar la cabeza. Ya en La Murta durante la segunda parte, el equipo merengue tuvo al cuadro valenciano atado de pies y manos prácticamente, aunque la falta de efectividad dejara un resultado un poco engañoso. Y en la capital volvió a asfixiar al modesto equipo de Toni Aparicio, que al cuarto de hora cometió ya su primer error. Un fuera de juego mal tirado que le costó el gol. La pegada de los grandes, que lo llaman. Di María asistió en profundidad a Jesé, que le cedió el cuero a Illarramendi para que este batiera a Francis en el mano a mano. Nueve partidos llevaba imbatido, y el de Mutriku fue a estrenarse con la elástica merengue justo ante él.
Di María abre más diferencia en el marcador. El 1-0 fue un mazazo para el cuadro mediterráneo, pero el Real Madrid sabía que un gol era un resultado proclive para los sustos, por lo que no levantó el pie del acelerador, encerrando al Olímpic en su propio campo. Y en un centro diagonal de Di María llegó el penalti que fue preludio del 2-0. Morata cabeceó dentro del área, y Alcázar lo detuvo con las manos para que fuera el propio ´Fideo el que transformara el lanzamiento desde los once metros. A punto estuvo de detenerlo Francis, por cierto. Dijo Ancelotti que no había ensayado los penaltis, y sí lo hicieron los de Xátiva. Se notó.
Xabi Alonso se lleva el cariño del Bernabéu. Con semejante colchón en el marcador, el Real Madrid ya sí durmió un poco el partido. Tenía un margen suficiente en la eliminatoria, y un partido importante en Liga ante el Valencia como para pasarse de riesgos. Sólo la entrada de Xabi Alonso a la hora de partido animó algo el encuentro cuando se hallaba inmerso en un valle. Ya habían ovacionado al tolosarra cuando saltó a calentar, pero cuando tomó el lugar de Illarramendi en el campo, el Santiago Bernabéu se volcó literalmente con el ‘14’ blanco. Era el último partido en el coliseo blanco antes de entrar en sus últimos seis meses de contrato, y el madridismo quiso dejarle nítido que quiere verle muchos más años de blanco.
Despedida al 2013 al ralentí. La segunda parte se fue consumiendo sin que el partido tuviera mucho más que decir. El Real Madrid abría la mano al Olímpic hasta donde quería, sin llegar tampoco a rematar la eliminatoria pese a los muchos e infructuosos intentos de los Isco y Jesé. Salieron incluso Marcelo y Benzema al césped, pero el guión no se movió lo más mínimo. Sólo un encontronazo de Casemiro con Casillas agitó algo a la parroquia blanca en una despedida del año en el Santiago Bernabéu que fue de lo más plácida. No se esperaba menos. Porque tenía muy poco que ganar el Real Madrid esta noche, pero sí mucho que perder. Ahora, el verdadero reto es conquistar Mestalla.Fuente goal.com
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Sin lugar al campanazo. Llegaba el Olímpic de Xátiva al Santiago Bernabéu con la ilusión de ser el nuevo Alcorcón. Y contaba con la zozobra que podía transmitir ese 0-0 tan abierto. Sin embargo, el Real Madrid no le dio pie a levantar la cabeza. Ya en La Murta durante la segunda parte, el equipo merengue tuvo al cuadro valenciano atado de pies y manos prácticamente, aunque la falta de efectividad dejara un resultado un poco engañoso. Y en la capital volvió a asfixiar al modesto equipo de Toni Aparicio, que al cuarto de hora cometió ya su primer error. Un fuera de juego mal tirado que le costó el gol. La pegada de los grandes, que lo llaman. Di María asistió en profundidad a Jesé, que le cedió el cuero a Illarramendi para que este batiera a Francis en el mano a mano. Nueve partidos llevaba imbatido, y el de Mutriku fue a estrenarse con la elástica merengue justo ante él.
Di María abre más diferencia en el marcador. El 1-0 fue un mazazo para el cuadro mediterráneo, pero el Real Madrid sabía que un gol era un resultado proclive para los sustos, por lo que no levantó el pie del acelerador, encerrando al Olímpic en su propio campo. Y en un centro diagonal de Di María llegó el penalti que fue preludio del 2-0. Morata cabeceó dentro del área, y Alcázar lo detuvo con las manos para que fuera el propio ´Fideo el que transformara el lanzamiento desde los once metros. A punto estuvo de detenerlo Francis, por cierto. Dijo Ancelotti que no había ensayado los penaltis, y sí lo hicieron los de Xátiva. Se notó.
Xabi Alonso se lleva el cariño del Bernabéu. Con semejante colchón en el marcador, el Real Madrid ya sí durmió un poco el partido. Tenía un margen suficiente en la eliminatoria, y un partido importante en Liga ante el Valencia como para pasarse de riesgos. Sólo la entrada de Xabi Alonso a la hora de partido animó algo el encuentro cuando se hallaba inmerso en un valle. Ya habían ovacionado al tolosarra cuando saltó a calentar, pero cuando tomó el lugar de Illarramendi en el campo, el Santiago Bernabéu se volcó literalmente con el ‘14’ blanco. Era el último partido en el coliseo blanco antes de entrar en sus últimos seis meses de contrato, y el madridismo quiso dejarle nítido que quiere verle muchos más años de blanco.
Despedida al 2013 al ralentí. La segunda parte se fue consumiendo sin que el partido tuviera mucho más que decir. El Real Madrid abría la mano al Olímpic hasta donde quería, sin llegar tampoco a rematar la eliminatoria pese a los muchos e infructuosos intentos de los Isco y Jesé. Salieron incluso Marcelo y Benzema al césped, pero el guión no se movió lo más mínimo. Sólo un encontronazo de Casemiro con Casillas agitó algo a la parroquia blanca en una despedida del año en el Santiago Bernabéu que fue de lo más plácida. No se esperaba menos. Porque tenía muy poco que ganar el Real Madrid esta noche, pero sí mucho que perder. Ahora, el verdadero reto es conquistar Mestalla.Fuente goal.com
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