Si la calidad es determinante en cualquier faceta de la vida, la confianza y motivación juegan un papel fundamental a la hora de encarar un trabajo, un objetivo, conseguir resultados. El Real Betis salió al terreno de juego carente de ambas cosas, y eso nunca puede salir bien. Con una defensa que se asemeja más a una gelatina verdiblanca que a futbolistas de élite, y un guardameta incapaz de atajar un balón es, ciertamente, imposible que una escuadra de Primera División pueda ganar de forma holgada un partido.
Y así salió el Betis, desconfiado, nervioso, acelerado. El conjunto de Jaime (segundo entrenador, tras la sanción de Francisco) aprovechó ese estado de histeria colectiva en la zaga bética para, a los tres minutos, perforar la meta de un Guille Sara que bien pudo hacer más, mucho más. Azzez cazó un balón desde 35 metros y, sin pensárselo, lanzó el disparo y puso el primero en el marcador. En tan solo tres minutos se desmoronaban los esquemas de Garrido. El Almería, con Suso y Rodri en el banquillo, jugó a verlas venir, a esperar la contra que hiciera el segundo.
Mientras tanto, Vadillo - el mejor futbolista de largo de este Betis - y Juan Carlos, de menos a más, con un disparo al larguero antes del descanso, dieron superioridad en las bandas y fruto de ello Rubén Castro y Molina gozaron de varias oportunidades para empatar el encuentro.
Pero como bien dice el refranero español, a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Nada más comenzar el segundo tiempo, y protagonizando la mejor jugada hasta el momento con un disparo raso que obligó a Esteban a trabajar, Vadillo tuvo que salir del terreno de juego lesionado. El Betis sufrió en varios minutos de zozobra almeriense pero rápidamente se hizo con el dominio del encuentro y fue cuando apareció Esteban. El asturiano, con tres paradas de auténtico mérito, frenó las llegadas de Rubén Castro y Molina, que se desesperaban ante el arquero del Almería. El público apretaba y animaba y los almerienses seguían a lo suyo, aguantar y aguantar para asestar el golpe final.
Y la ocasión llegó. Minuto 25 de la segunda, Aleix Vidal se monta en la moto y sale disparado hacia la meta de Sara en una contra de libro y, tras cederle el gol a Oscar Díaz que solo tenía que empujar, envió la pelota arriba en la que será seguro la pifia de la jornada. Los últimos 15 minutos fueron un quiero y no puedo del Betis, que lo intentaba sin éxito. Nueva derrota de un Betis que se hunde en la tabla, y una victoria importantísima de los hombres de Francisco, que sacan tres puntos ante un rival directo en la lucha por el descenso. Fuente goal.com
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Y así salió el Betis, desconfiado, nervioso, acelerado. El conjunto de Jaime (segundo entrenador, tras la sanción de Francisco) aprovechó ese estado de histeria colectiva en la zaga bética para, a los tres minutos, perforar la meta de un Guille Sara que bien pudo hacer más, mucho más. Azzez cazó un balón desde 35 metros y, sin pensárselo, lanzó el disparo y puso el primero en el marcador. En tan solo tres minutos se desmoronaban los esquemas de Garrido. El Almería, con Suso y Rodri en el banquillo, jugó a verlas venir, a esperar la contra que hiciera el segundo.
Mientras tanto, Vadillo - el mejor futbolista de largo de este Betis - y Juan Carlos, de menos a más, con un disparo al larguero antes del descanso, dieron superioridad en las bandas y fruto de ello Rubén Castro y Molina gozaron de varias oportunidades para empatar el encuentro.
Pero como bien dice el refranero español, a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Nada más comenzar el segundo tiempo, y protagonizando la mejor jugada hasta el momento con un disparo raso que obligó a Esteban a trabajar, Vadillo tuvo que salir del terreno de juego lesionado. El Betis sufrió en varios minutos de zozobra almeriense pero rápidamente se hizo con el dominio del encuentro y fue cuando apareció Esteban. El asturiano, con tres paradas de auténtico mérito, frenó las llegadas de Rubén Castro y Molina, que se desesperaban ante el arquero del Almería. El público apretaba y animaba y los almerienses seguían a lo suyo, aguantar y aguantar para asestar el golpe final.
Y la ocasión llegó. Minuto 25 de la segunda, Aleix Vidal se monta en la moto y sale disparado hacia la meta de Sara en una contra de libro y, tras cederle el gol a Oscar Díaz que solo tenía que empujar, envió la pelota arriba en la que será seguro la pifia de la jornada. Los últimos 15 minutos fueron un quiero y no puedo del Betis, que lo intentaba sin éxito. Nueva derrota de un Betis que se hunde en la tabla, y una victoria importantísima de los hombres de Francisco, que sacan tres puntos ante un rival directo en la lucha por el descenso. Fuente goal.com
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