Tras la debacle de hace un par de días en su propia casa en la FA Cup, el Manchester United vuelve a caer. Llegaban los Red Devils a Sunderland con la obligación de llevarse algo positivo del Stadium of Light. Era la ida de la semifinal de la otra copa, la Capital One Cup. Obligado a ganar por la presión que existe ahora sobre el equipo, muy alejado de la cabeza en Premier y lejos de estar entre los favoritos para la Champions. Este título es la opción de maquillar una gris temporada, la vía más sencilla para paliar las heridas de un grande en crisis, pero de momento parten con desventaja. La situación del Sunderland era peor aún, últimos en Premier y con escasa reacción desde la llegada de Poyet, pero con el golpe anímico del día de hoy.
Comenzaba el encuentro con un once titularísimo de los Black Cats (a pesar del duelo vital ante el Fulham del próximo sábado), con la inclusión de Marcos Alonso en el lateral izquierdo. El español debutaba tras llegar cedido de la Fiorentina y cuajó un gran encuentro. En el United, la manija sería para Januzaj, que ante la ausencia de Rooney, y con tan sólo 18 años, adquiere cada vez más peso en el equipo. El primer tiempo corrió por fases bastante diferenciadas, con unos primeros minutos en los que la presión del Sunderland atosigaba a los Red Devils, incapaces de reaccionar y hacer circular el balón con criterio.
El punto de inflexión fue bastante claro. Justo tras el tiro de Giggs al larguero, la conexión del galés con el joven Januzaj entre líneas comenzó a hacer estragos en la defensa de los locales. 22 años de diferencia entre ambos, pero un mareo constante para el conjunto de Poyet. Cuando mejor estaba el United, y tras tener un par de ocasiones claras para adelantarse, llegaría el mazazo apenas un minuto antes del descanso. Balón al área que peinaba West Brown, para que Bardsley y Giggs mandaran el esférico a la limón al fondo de las mallas. No lo podía creer David Moyes, que había vislumbrado una clara mejora en el juego de su equipo en la primera mitad, pero que se marchaba a los vestuarios por debajo en el marcador.
Lo del gol del Sunderland fue un espejismo por encima de todo. El United recuperó el dominio del balón, con Carrick, Cleverley, Januzaj y Giggs combinando por medio, y pronto encontraría la recompensa del empate. Córner botado por Cleverley y Vidic que se elevaba por encima de todos para rematar como un auténtico martillo. Sin embargo, cuando los Red Devils parecían dominar el partido a su antojo, nuevo punto de inflexión. Adam Johnson (recién entrado en el encuentro) que se marchaba en velocidad y era derribado por Cleverley, aunque dudosamente dentro del área. El colegiado pitaba penalti y Borini no fallaba desde los once metros (segundo gol de la temporada). A los de Moyes que les tocaba de nuevo remar a contracorriente.
Lo intentaron de ahí al final los Red Devils, que tuvieron oportunidad de igualar el encuentro, aunque esta vez la suerte no les acompañó. La victoria del Sundeland es el golpe de moral que necesitaban los de Poyet en busca de salir del pozo, aunque aún queda la vuelta. Tercera derrota consecutiva del United, y el oeste de Manchester que continúa en crisis. En dos semanas jugarán el segundo partido en Old Trafford y será obligatoria la remontada. La continuidad de Moyes no parece correr peligro, al menos esta temporada, pero el equipo empieza a tocar fondo. Sin Rooney, sin Van Persie y con Swansea y Chelsea en el horizonte, la situación resulta más que preocupante. Fuente goal.com
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