Dos equipos de raza, tradición y solera. Dos equipos coperos, de los que gusta ver un miércoles competir por llevarse el trofeo de Su Majestad. Real Betis y Athletic Club presentaban sus armas en el Benito Villamarín con las ganas y la ilusión de continuar presentes en el torneo del K.O. Pero claro, el Betis, con la que tiene encima, tampoco puede tirar la casa por la ventana teniendo una Liga que remontar y un descenso que salvar.
El Athletic, con Kike Sola a la cabeza y Mikel Rico en las botas, puso el fútbol en Heliopolis. Con un Betis temeroso, con ganas de hacerlo bien pero con un frente de ataque en el que tan solo se salva un canario que bien puede darle la permanencia a este club, los vascos jugaban al fútbol con el sello Valverde, con aperturas a banda y centros peligrosos que Sola, más activo que efectivo, fallaba una y otra vez. Pero ya lo dicen los sabios del fútbol, quien perdona lo acaba pagando. Y así pudo ser en el 35, cuando un error de Iraola con un pase corto atrás hacia Herrerín dejó solo a Rubén Castro frente al guardameta, que lo dribla con calidad y cede a Cedrick para que pusiera el primero, pero el menudo futbolista no quiso meterla, y estrepitosamente y para sorpresa de todos, envió el balón lejos de una portería que tan solo cubrían dos jugadores rojiblancos.
Sin embargo, los planetas se alinearon para Juanfran, que después de meses consiguió poner un centro acertadísimo hacia la cabeza de Rubén Castro, que no falla. Cabezazo inapelable y fervor en unas gradas deseosas de ver al 24 marcando las diferencias en el Villamarín. Con su gol, en el 41 de partido, ambos conjuntos se marchaban a los vestuarios.
La segunda parte comenzó con otra cara de los locales, más intensos, con más mordiente, y a los tres minutos, tras una gran cabalgada de Cedrick, Chuli se estrelló contra Gurpegui cuando la grada ya cantaba el gol. A partir de ese momento el Athletic volvió a su dominio habitual, y también a su desacierto cara a gol. Kike Sola tuvo en sus botas el empate hasta en dos ocasiones en veinte minutos y fue incapaz de hacer gol.
La salida de Ander Herrera e Iker Muniain dieron otra cara al equipo, que subió las líneas y merodeó el área de Andersen con centros al área que no encontraban rematador. El final del encuentro fue un monólogo de los de Bilbao, que lo intentaron de todas las formas y estrategias posibles, e incluso Sola, en la enésima que tuvo, en el 42, mandó la pelota al poste para impotencia de Valverde, que no se lo creía desde el banco. La última del encuentro la tuvo Verdú, en un centro que despejó San José al palo que casi pone el segundo. Al final, victoria sufrida de un Betis que coge aire de cara a una nueva final el domingo ante Osasuna, y una derrota mas para el Athletic que recuerda y mucho al partido de Anoeta, donde fue dominador y perdedor del encuentro. Fuente goal.com
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El Athletic, con Kike Sola a la cabeza y Mikel Rico en las botas, puso el fútbol en Heliopolis. Con un Betis temeroso, con ganas de hacerlo bien pero con un frente de ataque en el que tan solo se salva un canario que bien puede darle la permanencia a este club, los vascos jugaban al fútbol con el sello Valverde, con aperturas a banda y centros peligrosos que Sola, más activo que efectivo, fallaba una y otra vez. Pero ya lo dicen los sabios del fútbol, quien perdona lo acaba pagando. Y así pudo ser en el 35, cuando un error de Iraola con un pase corto atrás hacia Herrerín dejó solo a Rubén Castro frente al guardameta, que lo dribla con calidad y cede a Cedrick para que pusiera el primero, pero el menudo futbolista no quiso meterla, y estrepitosamente y para sorpresa de todos, envió el balón lejos de una portería que tan solo cubrían dos jugadores rojiblancos.
Sin embargo, los planetas se alinearon para Juanfran, que después de meses consiguió poner un centro acertadísimo hacia la cabeza de Rubén Castro, que no falla. Cabezazo inapelable y fervor en unas gradas deseosas de ver al 24 marcando las diferencias en el Villamarín. Con su gol, en el 41 de partido, ambos conjuntos se marchaban a los vestuarios.
La segunda parte comenzó con otra cara de los locales, más intensos, con más mordiente, y a los tres minutos, tras una gran cabalgada de Cedrick, Chuli se estrelló contra Gurpegui cuando la grada ya cantaba el gol. A partir de ese momento el Athletic volvió a su dominio habitual, y también a su desacierto cara a gol. Kike Sola tuvo en sus botas el empate hasta en dos ocasiones en veinte minutos y fue incapaz de hacer gol.
La salida de Ander Herrera e Iker Muniain dieron otra cara al equipo, que subió las líneas y merodeó el área de Andersen con centros al área que no encontraban rematador. El final del encuentro fue un monólogo de los de Bilbao, que lo intentaron de todas las formas y estrategias posibles, e incluso Sola, en la enésima que tuvo, en el 42, mandó la pelota al poste para impotencia de Valverde, que no se lo creía desde el banco. La última del encuentro la tuvo Verdú, en un centro que despejó San José al palo que casi pone el segundo. Al final, victoria sufrida de un Betis que coge aire de cara a una nueva final el domingo ante Osasuna, y una derrota mas para el Athletic que recuerda y mucho al partido de Anoeta, donde fue dominador y perdedor del encuentro. Fuente goal.com
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