El Real Madrid Castilla perdió una oportunidad de oro para acercarse a la permanencia en la categoría al no aprovechar un partido que tenía encaminado a la media hora, con el marcador por delante y con dos jugadores más que un Murcia que dio toda una lección de casta, pundonor y hasta fútbol en el Alfredo Di Stéfano. Bonita gesta la del equipo pimentonero, que deja al filial blanco muy tocado después de tirar por la borda los cuarenta y cinco minutos de la segunda parte.
Comenzó el partido muy movido. Con la presencia de cuatrocientos aficionados de Ultras Sur en las gradas, cuestión atípica, la primera media hora dio como para tres partidos. Y es que apenas habían transcurrido diez minutos cuando llegó la primera expulsión para el Murcia, por obra y gracia del trencilla Piñeiro Crespo, que entendió que las manos cortaban una ocasión manifiesta de gol pese a estar a casi cuarenta metros de la portería pimentonera. Polémica decisión donde las hubiera. Sobre todo, cuando a la media hora expulsó también a Alex Martínez por un empujón dentro del área sobre Lucas. Esta vez sí que era más claro, pero nunca debe ser natural que un equipo se quede con dos jugadores menos a los treinta minutos sin haber dado una mala patada.
Como no puede ser de otra manera, la actuación arbitral condicionó por completo el partido. Aunque quizás no todo lo que le hubiera gustado al Castilla. Vayamos por partes. Porque para cuando el reloj marcaba el minuto treinta, en el electrónico lucía un 2-1 para el filial blanco. Se había adelantado el Real Murcia, ya con un jugador menos, por medio de Kike García, aprovechando un error en defensa de Llorente (que fue sustituido poco después). Raúl De Tomás empataría remachando a gol un buen centro de Jaime Romero apenas cuatro minutos después. Y en el penalti que motivó la segunda expulsión pimentonera llegaría el segundo gol local, obra de Omar Mascarell desde los once metros.
Parecía entonces que, con una hora por delante y dos jugadores más, el filial blanco se comería con patatas al Murcia. Pero como decíamos, las expulsiones no beneficiarían tanto al Castilla como se pudiera pensar. Y es que el equipo murciano sacó arrestos de donde pudo para combatir lo que entendían como una injusticia. Todo lo contrario que el equipo merengue, que quizás se confiara demasiado en que tarde o temprano acabaría llegando el gol. No fue así. Más bien al revés.
Y es que, nada más comenzar la segunda parte, Acciari marcaría al saque de un córner el empate a dos que, a la postre, sería definitivo. Y merecido, por otra parte. Pues si lo tenían todo a favor los blancos, no supieron aprovecharlo en absoluto, ganándose los abucheos de su propia afición, que vio cómo el equipo murciano corría más y mejor ante los ineficientes intentos de los hombres de Manolo Díaz, que después de un inicio fulgurante con el cambio de entrenador acumulan dos partidos sin ganar en este 2014.Fuente goal.com
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Comenzó el partido muy movido. Con la presencia de cuatrocientos aficionados de Ultras Sur en las gradas, cuestión atípica, la primera media hora dio como para tres partidos. Y es que apenas habían transcurrido diez minutos cuando llegó la primera expulsión para el Murcia, por obra y gracia del trencilla Piñeiro Crespo, que entendió que las manos cortaban una ocasión manifiesta de gol pese a estar a casi cuarenta metros de la portería pimentonera. Polémica decisión donde las hubiera. Sobre todo, cuando a la media hora expulsó también a Alex Martínez por un empujón dentro del área sobre Lucas. Esta vez sí que era más claro, pero nunca debe ser natural que un equipo se quede con dos jugadores menos a los treinta minutos sin haber dado una mala patada.
Como no puede ser de otra manera, la actuación arbitral condicionó por completo el partido. Aunque quizás no todo lo que le hubiera gustado al Castilla. Vayamos por partes. Porque para cuando el reloj marcaba el minuto treinta, en el electrónico lucía un 2-1 para el filial blanco. Se había adelantado el Real Murcia, ya con un jugador menos, por medio de Kike García, aprovechando un error en defensa de Llorente (que fue sustituido poco después). Raúl De Tomás empataría remachando a gol un buen centro de Jaime Romero apenas cuatro minutos después. Y en el penalti que motivó la segunda expulsión pimentonera llegaría el segundo gol local, obra de Omar Mascarell desde los once metros.
Parecía entonces que, con una hora por delante y dos jugadores más, el filial blanco se comería con patatas al Murcia. Pero como decíamos, las expulsiones no beneficiarían tanto al Castilla como se pudiera pensar. Y es que el equipo murciano sacó arrestos de donde pudo para combatir lo que entendían como una injusticia. Todo lo contrario que el equipo merengue, que quizás se confiara demasiado en que tarde o temprano acabaría llegando el gol. No fue así. Más bien al revés.
Y es que, nada más comenzar la segunda parte, Acciari marcaría al saque de un córner el empate a dos que, a la postre, sería definitivo. Y merecido, por otra parte. Pues si lo tenían todo a favor los blancos, no supieron aprovecharlo en absoluto, ganándose los abucheos de su propia afición, que vio cómo el equipo murciano corría más y mejor ante los ineficientes intentos de los hombres de Manolo Díaz, que después de un inicio fulgurante con el cambio de entrenador acumulan dos partidos sin ganar en este 2014.Fuente goal.com
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