El “factor Anfield” del que tanto hablaban los protagonistas del partido antes del mismo funcionó y ni los mayores supporters del Liverpool podrían imaginar hasta qué punto. O el amarillo que hoy lucía el Arsenal en sus camisetas les dio mala suerte, o a los de Wenger se les atragantó la salida en tromba de los locales.
Porque el Liverpool, que estaba ocho puntos por debajo de sus rivales antes de este partido, ya llevaba un 4-0 en los primeros 19 minutos de encuentro. Al Arsenal fundamentalmente se le atragantaron las jugadas a balón parado, pues así fueron los dos primeros goles. El primero, cuando no se había cumplido ni el minuto de juego, Skrtel remata un centro de Steven Gerrard tras sacar una falta. Sólo ocho minutos más tarde el mismo defensa eslovaco Skrtel marcaría de cabeza tras saque de esquina.
Lejos de intentar reponerse, el Arsenal en ningún momento demostró empaque. Al contrario, los ataques veloces con robos de balón (especialmente torpe estuvo Mesut Özil) con las consiguientes jugadas de peligro se sucedían constantemente, bien protagonizados por Suárez, bien por Sturridge, ese dúo atacante que está volviendo locas a las defensas de la Premier.
El tercer tanto tenía que llegar. Lo hizo por medio de Sterling en el minuto 16 como lo podía haber hecho por medio de otro compañero suyo. Tras la enésima pérdida de balón del exmadridista Özil, Sterling sólo tenía que empujar el esférico. Sturridge, en el minuto 19 se ganó el tanto, gracias a un larguísimo pase de Coutinho al que debe medio gol.
Para entonces el Arsenal no era otra cosa que un juguete roto dando tumbos por el césped de Anfield, estadio donde contrastaba el entusiasmo de los cánticos de los seguidores del Liverpool con el careto que presentaba Arsène Wenger, nada acostumbrado esta temporada a ponerse en la piel del equipo goleado, siendo líder de la Premier como lo era hasta al menos esta jornada. A la media hora de partido ya se veía que los Gunners daban el partido por perdido, teniendo en cuenta la montaña de cuatro goles a remontar. En ningún momento ofrecieron otra cara que no fuera la de la derrota.
Si alguno se pensaba que tras la reanudación podrían ponerse las cosas algo más positivas para el Arsenal Sterling se encargó de quitarle la razón, pues volvió a marcar, en el minuto 52 y de este modo oficializaba –si cabe- la goleada histórica al líder de la Premier.
Por si fuera poco Suárez, la otra 'S' del ataque goleador del Liverpool que se aún quedaba por marcar, mostró la patita con un palo y un tiro a la telaraña de la esquina de la portería que no fue gol de milagro. Es curioso que no fuera se tarde en una jornada tan goleadora para su equipo. El conjunto londinense sólo pudo marcar de penalty (transformado por Mikel Arteta), algo que no limpiaba la mala imagen que ofreció en este encuentro.
Fuente goal.com
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