Se presentaba el derbi andaluz con el equipo local muy metido en el partido, y con los visitantes con excesivas imprecisiones atrás. Sin embargo, el primer aviso lo dió el Málaga, con un gol de Sergio Sánchez que fue correctamente anulado por fuera de juego. Sin duda, las jugadas a balón parado botadas por Duda iban a llevar mucho peligro.
Si bien el Almería llevaba la manija del encuentro, no lograba inquietar a los visitantes, que defendían muy tranquilos. En ataque, nuevamente la banda izquierda boquerona era clave; Antunes, Duda y Amrabat monopolizaban la ofensiva blanquiazul. El siguiente en avisar, también a balón parado, fue el cuadro local; esta vez Willy Caballero salvó la ocasión (que debió ser fuera de juego). Tanto para almerienses como malagueños, la baza del balón parado era esencial. Con el balón en los pies, ninguno ocasionaba peligro.
Poco a poco, y con Duda como gran protagonista, el cuadro de la Costa del Sol comenzó a dominar el encuentro y a crear ocasiones. Los centros del mediapunta portugués destrozaban al equipo rojiblanco. Este domino, en gran medida fue conseguido por la medular boquerona; Camacho y Tissone llegaban a todos los balones antes que sus oponentes. Se emborronó mucho el partido en poco tiempo, con un juego muy brusco y cuatro tarjetas amarillas casi consecutivas. Los locales por medio de Vidal, intentaban zafarse de este tramo, peor nuevamente Willy respondía magistralmente. Poco después se llegaba al descanso.
Arrancó el segundo tiempo con un Almería que quería llevar el ritmo del partido, pero que en ataque vivía de los fallos del rival, pues con el balón era totalmente estéril. En el lado opuesto, Amrabat empezaba a dejarse ver, pero por el momento, sin crear peligro. Mientras tanto, Duda seguía siendo una pesadilla para toda la defensa local, moviéndose por todo el frente local. Sin embargo, no lograba materializar esta movilidad y desequilibrio en peligro para la portería defendida por Esteban.
Respondía el equipo almeriense con una nueva jugada a balón parado muy peligrosa, que si bien la paró brillantemente Willy, estaba invalidada por fuera de juego. Aún así, creaba mucho peligro en jugadas a balón parado. El miedo a perder para ambos equipos se imponía a las ganas de ganar, con lo que parecía que, por momentos, se diera por bueno el empate. Las contras y los balones parados, los únicos recursos que mostraban ambos conjuntos, siempre inofensivos. Conforme quedaba menos tiempo, más timoratos se mostraban los equipos, casi esperando el final, con un pacto de no agresión mutuo.
Sin embargo, fueron los visitantes los que al final buscaron el gol, con un inútil y tardío arreón que no puedo socabar el resto del partido, y que no supuso ningún cambio en el marcador, que se mantuvo inmutable todo el encuentro. Fuente goal.com
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Si bien el Almería llevaba la manija del encuentro, no lograba inquietar a los visitantes, que defendían muy tranquilos. En ataque, nuevamente la banda izquierda boquerona era clave; Antunes, Duda y Amrabat monopolizaban la ofensiva blanquiazul. El siguiente en avisar, también a balón parado, fue el cuadro local; esta vez Willy Caballero salvó la ocasión (que debió ser fuera de juego). Tanto para almerienses como malagueños, la baza del balón parado era esencial. Con el balón en los pies, ninguno ocasionaba peligro.
Poco a poco, y con Duda como gran protagonista, el cuadro de la Costa del Sol comenzó a dominar el encuentro y a crear ocasiones. Los centros del mediapunta portugués destrozaban al equipo rojiblanco. Este domino, en gran medida fue conseguido por la medular boquerona; Camacho y Tissone llegaban a todos los balones antes que sus oponentes. Se emborronó mucho el partido en poco tiempo, con un juego muy brusco y cuatro tarjetas amarillas casi consecutivas. Los locales por medio de Vidal, intentaban zafarse de este tramo, peor nuevamente Willy respondía magistralmente. Poco después se llegaba al descanso.
Arrancó el segundo tiempo con un Almería que quería llevar el ritmo del partido, pero que en ataque vivía de los fallos del rival, pues con el balón era totalmente estéril. En el lado opuesto, Amrabat empezaba a dejarse ver, pero por el momento, sin crear peligro. Mientras tanto, Duda seguía siendo una pesadilla para toda la defensa local, moviéndose por todo el frente local. Sin embargo, no lograba materializar esta movilidad y desequilibrio en peligro para la portería defendida por Esteban.
Respondía el equipo almeriense con una nueva jugada a balón parado muy peligrosa, que si bien la paró brillantemente Willy, estaba invalidada por fuera de juego. Aún así, creaba mucho peligro en jugadas a balón parado. El miedo a perder para ambos equipos se imponía a las ganas de ganar, con lo que parecía que, por momentos, se diera por bueno el empate. Las contras y los balones parados, los únicos recursos que mostraban ambos conjuntos, siempre inofensivos. Conforme quedaba menos tiempo, más timoratos se mostraban los equipos, casi esperando el final, con un pacto de no agresión mutuo.
Sin embargo, fueron los visitantes los que al final buscaron el gol, con un inútil y tardío arreón que no puedo socabar el resto del partido, y que no supuso ningún cambio en el marcador, que se mantuvo inmutable todo el encuentro. Fuente goal.com
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