El Chelsea tenía que demostrar ante el Fulham por qué es el líder de la Premier League y por qué su rival era el colista de la liga inglesa. El mayor riesgo para el equipo de José Mourinho, que llegaba de salir ileso del infierno turco (1-1 ante el Galatasaray), era el cansancio acumulado por la seguidilla de partidos y el viaje de entresemana por la Champions League.
Una vez más, el fútbol se empecinó en demostrar que no hay lógica que valga cuando el cuero comienza a moverse. La primera parte no tuvo al Chelsea como dominador, no mostró a un conjunto de Mourinho ambicioso por mantener la ventaja sobre el Arsenal en la clasificación. Apenas dos o tres jugadas de peligro, fortuitas o a balón parado.
La primera fue para Fernando Torres, que presionó a Stekelenburg y, tras robarle el balón, disparó sobre la humanidad del portero holandés. El delantero español, que no fue convocado por Vicente del Bosque este viernes, tendría también la última de esa etapa, tras una falta cobrada por Oscar que le dejó en clara posición para marcar. El Niño se encontraría nuevamente con el golero local. El Fulham de Felix Magath, por su parte, las había tenido también en cuentagotas. Sólo una falta lanzada por Kasami, cuyo remate de larga distancia no alcanzó para complicar a un seguro Cech, y un disparo de Sidwell al 46 que el sol se encargó de 'desviar'. Y es que el goleador de los Cottagers atribuyó su fallo a la luz solar, explicando con señas que le hizo perder visibilidad.
El segundo tiempo parecía seguir el mismo guión que el primero, pero las individualidades definen partidos y el Chelsea las tiene. Así las cosas, una pared entre espectacular entre Hazard y Schurrle acabó con gol del ex Bayer Leverkusen tras un contragolpe letal (0-1, 52'). La misma fórmula se repetiría sólo trece minutos después: jugadón del belga, de asistencia perfecta entre líneas y definición sin problemas por parte del alemán (0-2, 65'). Apenas 240 segundos después, Torres peleó un balón en las alturas y, cuando el cuero bajó, cedió de primeras para un Schurrle letal (0-3, 69'). El descuento del Fulham llegaría vía Heitinga a la salida de un saque de esquina (1-3, 74'), pero la sorpresa de la remontada jamás estuvo en los planes de nadie.
El Chelsea tuvo escasos argumentos colectivos para demostrar por qué es el líder de la Premier League. Pero con el brillo individual de Hazard y Schurrle, le bastó para ganar en Craven Cottage y seguir camino hacia el título. Fuente goal.com
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Una vez más, el fútbol se empecinó en demostrar que no hay lógica que valga cuando el cuero comienza a moverse. La primera parte no tuvo al Chelsea como dominador, no mostró a un conjunto de Mourinho ambicioso por mantener la ventaja sobre el Arsenal en la clasificación. Apenas dos o tres jugadas de peligro, fortuitas o a balón parado.
La primera fue para Fernando Torres, que presionó a Stekelenburg y, tras robarle el balón, disparó sobre la humanidad del portero holandés. El delantero español, que no fue convocado por Vicente del Bosque este viernes, tendría también la última de esa etapa, tras una falta cobrada por Oscar que le dejó en clara posición para marcar. El Niño se encontraría nuevamente con el golero local. El Fulham de Felix Magath, por su parte, las había tenido también en cuentagotas. Sólo una falta lanzada por Kasami, cuyo remate de larga distancia no alcanzó para complicar a un seguro Cech, y un disparo de Sidwell al 46 que el sol se encargó de 'desviar'. Y es que el goleador de los Cottagers atribuyó su fallo a la luz solar, explicando con señas que le hizo perder visibilidad.
El segundo tiempo parecía seguir el mismo guión que el primero, pero las individualidades definen partidos y el Chelsea las tiene. Así las cosas, una pared entre espectacular entre Hazard y Schurrle acabó con gol del ex Bayer Leverkusen tras un contragolpe letal (0-1, 52'). La misma fórmula se repetiría sólo trece minutos después: jugadón del belga, de asistencia perfecta entre líneas y definición sin problemas por parte del alemán (0-2, 65'). Apenas 240 segundos después, Torres peleó un balón en las alturas y, cuando el cuero bajó, cedió de primeras para un Schurrle letal (0-3, 69'). El descuento del Fulham llegaría vía Heitinga a la salida de un saque de esquina (1-3, 74'), pero la sorpresa de la remontada jamás estuvo en los planes de nadie.
El Chelsea tuvo escasos argumentos colectivos para demostrar por qué es el líder de la Premier League. Pero con el brillo individual de Hazard y Schurrle, le bastó para ganar en Craven Cottage y seguir camino hacia el título. Fuente goal.com
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