vs.
Minnesota Timberwolves - Memphis Grizzlies
En el salvaje Oeste, que este año exigirá otra vez al que quiera estar en playoffs casi 50 victorias, números para ser tercero en el Este, no se respetan las jerarquías. Los Grizzlies vienen de jugar la última final de Conferencia, pero no importa. Cogieron después del All Star Weekend, y en cuanto les dieron tregua las lesiones, un vuelo que parecía enviarles directamente a las eliminatorias. Un espejismo: el que quiera estar en playoffs del Oeste tendrá que sudar hasta el final y en ello están Suns, Mavericks y Grizzlies, tres equipos para las dos últimas plazas.
Con sus últimas derrotas, los tres (Grizzlies, Mavericks y Suns) siguen empatados, ahora en 44-31. Y para los de Tennessee el calendario no es precisamente un aliado: tienen siete partidos por delante y sólo dos teóricamente cómodos, contra Sixers y Lakers. Cierran casualmente en Phoenix contra los Suns y en casa ante los Mavericks. Y antes, Nuggets, Spurs y Heat. Así que sí: los Grizzlies no lo tienen fácil después de perder ante los Timberwolves, que se han ganado a pulso no llegar al sprint final por las eliminatorias (37-37, siempre rondando el 50% de victorias) pero a los que sí les da para dar a sus rivales disgustos puntuales.
Del triple empate surgen octavos los Grizzlies, por detrás de Dallas y por delante de los Suns. Pero les preocupa el calendario y les preocupan partidos como este en Minneapolis, contra una defensa que no es precisamente una de las más agresivas de la NBA: 4/23 en tiros de campo entre Conley y un Randolph que lo achacó a que “ni sentían las piernas” en el cierre de una gira de cinco partidos fuera de casa. “Era uno de esos días” pero mejor que no tengan muchos más en la recta final del curso. El más sólido fue Marc Gasol, una vez más su ancla, que terminó con 18 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. El mejor de su equipo en los tres apartados.
Los Timberwolves tiraron siempre del marcador, con armas que no les han acompañados en muchos partidos: coordinación defensiva y eficacia en el tiro. En lo primero, y en otro partido sin un Pekovic que quizá no vuelva a jugar esta temporada, aportaron mucho primero el rookie Dieng y después el recuperado Turiaf, que puso intensidad cuando Memphis intentó meterse en el partido en el último cuarto. En total, 11 puntos, 7 rebotes y 3 tapones. En ataque volvieron a ser los mejores Ricky Rubio y Kevin Love. El base español tuvo un partido extraño en el que fue de menos a más hasta jugar un excelso tercer cuarto en el que anotó 13 de sus catorce puntos, repartió 4 de sus 7 asistencias y sumó 2 de sus 3 robos totales. En el segundo tiempo concentró todo su partido: la producción ofensiva y unos problemas de tobillo que finalmente quedaron, a priori, en nada.
Kevin Love sigue siendo caso aparte: 24 puntos, 16 rebotes y 10 asistencias. Es el tercer triple-doble de su impresionante temporada, el segundo en los últimos cuatro partidos y los tres desde el 22 de febrero. La clave, su mejora en la distribución de juego:ha repartido 5'3 asistencias por partido en el mes de marzo. El partido, en cualquier caso, dejó a los Wolves todavía con unas opciones matemáticas de estar en playofffs que se hubieran ido al limbo con una derrota. Sin embargo, se trata de un improbable que confirma los problemas de la franquicia y el cacareado y progresivo divorcio con Kevin Love: no ha jugado playoffs desde el año 2004, todavía con Kevin Garnett, así que afrontará la décima temporada viendo las eliminatorias por televisión. Fuente as.com
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