vs.
Chicago Bulls - Washington Wizards
Después del tsunami Sterling, en el United Center de Chicago surgía nuevamente el baloncesto. Bulls y Wizards se enfrentaban en el quinto partido de su eliminatoria. Un duelo que acabó en el minuto 7:51 del útlimo periodo cuando Taj Gibson tuvo que abandonar el encuentro al sufrir un esguince en su tobillo izquierdo tras un choque con John Wall. El encuentro transcurría en un parejo 59-65 para los visitantes, pero los locales se vinieron abajo en ese momento y ya no dieron más guerra a unos fantásticos Wizards que superan la primera ronda de los playoffs por segunda vez desde 1983 (la anterior en 2005, cuando eliminaron también al conjunto de Illinois).
Pero no todo el duelo puede ser marcado por la baja del ala-pívot. Hubo un hombre que destacó de forma brutal, casi insultante: el brasileño Nené Hilario. Espectacular, una vez más, su actuación contra Chicago. Mostró su fuerza contra uno de los juegos interiores más rocosos de la NBA durante toda la serie al igual que había hecho durante la temporada regular. Y en este partido llegó a desquiciar al mejor defensor de la temporada, Joakim Noah. El francés nunca supo como acabar con el tiro de cinco metros del brasileño que lo empleó una y otra vez para descomponer la defensa de los Bulls. A decir verdad, Nené tocó la zona en contadas ocasiones, lo que desdibujó el potencial de sus defensores. Un gran acierto de Randy Wittman. Sus 20 puntos, siete rebotes, cuatro asistencias son sólo una medida estadística que no llega a medir de verdad el poder que demostró en el United Center.
El duelo estuvo marcado por este sino desde el principio. La pareja interior de los Bulls no podía parar a Nené, y Gortat recuperaba todo lo que sus compañeros fallaban (llegó a atrapar tres rebotes ofensivos seguidos en los instantes finales del partido que sentenciaron la eliminatoria). Noah ponía entrega, pero no eficacia y Boozer...Boozer trataba que el mundo no se le cayese encima. Durante todo el duelo fue un fantasma, un vestigio de lo que fue en antaño y pasito a pasito los Wizards se fueron marchando (15-32 al final del primer cuarto), hasta la entrada de lo que podríamos denominar el efecto de la segunda unidad de Thibodeau comandado por Gibson. El jugador, hasta su lesión, fue un torbellino.
Garra, lucha, fuerza, concentración... Si no lograba anotar desde dentro, sacaba una falta, y si le dejabas dos centímetros por fuera, no perdonaba. Con él en el campo, los Bulls lograron un parcial de 20-9 al llegar a los compases finales de la primera mitad que concluiría con un meritorio empate a 41 para los de Illinois y unas agridulces tablas para los de la capital, cuyas perdidas de balón fueron un lastre demasiado alto para que sólo las actuaciones de Wall y Beal bastaran para mantener la ventaja al finalizar los primeros 24 minutos.
Un trío letal. Thibodeau volvió a meter en el banquillo a Gibson y los Bulls tuvieron que volver a remar. Sin él en la cancha, el juego de Chicago se volvió anodino y frío y contagió a los Wizards. La precipitación en el tiro fue la tónica de ambos conjuntos y los porcentajes cayeron en picado. Pero esto no importó a los Wizards. Sabían de su poder gracias a Nené, Wall (24 puntos) y Beal (17) y sólo permitieron rebajar su renta hasta los tres puntos (del 52-61 del inicio del último periodo al 62-65 tras un triple de Hinrich -4/5 desde el perímetro-), segundos después de la lesión de Gibson. Pero después de eso, Washington no dio más cuerda a los de Thibodeau. Sentenció por frustración y agotamiento a unos Bulls que se ganaron por derecho propio estar aquí tras las duras piedras del camino de esta temporada, pero las piernas, la cabeza y el corazón llegan hasta donde pueden llegar y unos grandísimos Wizards pasan de fase y esperan su rival del duelo entre Indiana Pacers y Atlanta Hawks (2-3) que se podría decidir la próxima madrugada. Fuente as.com
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